Debería ser normal que una empresa que durante cinco décadas ha invertido en innovar y en expandir sus líneas de negocio decida un día, por razones que son suyas, desinvertir en una de esas líneas de negocio. Así debería ser, pero hay quienes sostienes que Intel se ha autolesionado al pactar la venta de la unidad de memorias NAND a uno de sus rivales, la coreana SK Hynix por 9.000 millones de dólares pagaderos en efectivo. Ha hecho lo opuesto a sus competidores: abandona un componente clave que ha sido clave en su estrategia de diversificación y que sistemáticamente ha creído con porcentajes de dos dígitos. Parece oportuno entender por qué se ha tomado la decisión.
El antecedente se encuentra en el Investor Day de mayo de 2019. Bob Swan, quien meses antes había sido promovido de CFO a CEO de la compañía, sugirió que si se dieran las circunstancias estaría abierto a alguna forma de partnership en el negocio NAND. En sus funciones anteriores como responsable financiero, Swan había advertido a los analistas que incluso una unidad poco rentable puede ser acumulativa para el margen bruto corporativo.
De hecho, la política seguida por Swan como CFO y que continuó en su cargo actual, ha perseguido una reducción de la ratio de gastos no esenciales sobre los ingresos totales. La I+D prácticamente no ha crecido, mientras se dedicaban recursos a recomprar acciones. De poco vale que algunos empleados de Intel susurren que Swan es financiero y no ingeniero: tiene la autoridad que le dan los buenos resultados. Otra cosa es el deterioro de la imagen de Intel como campeón industrial.
No volvió a hablarse del asunto, entre otras cosas porque la rentabilidad de las NAND mejoró lo suficiente para seguir invirtiendo en una tecnología que apuntala la posición de Intel en el mercado de los centros de datos.
Hasta que en agosto pasado, con ocasión de la conferencia Architecture Day, Intel quiso responder a las críticas hacia sus dificultades crónicas de producción exhibiendo sus indiscutibles cualidades de innovación. En esa jornada quedaron definidos seis pilares de su actividad de I+D, uno de los cuales es precisamente la tecnología de memorias. De ahí la sorpresa de aquellos que se preguntan por qué tres meses después la compañía sacrifica uno de esos pilares.
No lo sacrifica, en realidad. Conviene saber que el negocio de memorias de Intel combina las NAND en 3D con las modernas 3D XPoint (comercialmente, Optane). Y que la parte que vende a SK Hynix es la más rentable mientras la otra tardará en alcanzar ese estatus porque aún le falta escala. En la primera mitad de 2020, las NAND en 3D generaron 2.800 millones de dólares de ingresos y 600 millones de beneficio operativo, que representan más del 90 % de su Non-volatile Storage Group (NSG) durante el mismo período. De lo que se desprende que Optane aportó 200 millones que ni siquiera cubrieron las pérdidas. Si es así, ¿por qué vender la unidad rentable, aunque algunos sostengan que está ´comoditizada`?
Financieramente, la operación es impecable. Intel recibirá 9.000 millones de dólares que embellecerán su balance. A comienzos de año, coincidiendo con la irrupción de la Covid-19, contrajo deuda adicional por 10.000 millones, a la vez que suspendía temporalmente el programa de compra de acciones propias. El flujo de caja libre le permite invertir (capex más I+D), lo que podría indicar que los 9.000 millones serán empleados para retomar la costumbre de remunerar a los accionistas, que tienen motivos para dudar ante las noticias que perciben como signos de debilidad competitiva ante las ofensivas de AMD y Nvidia.
Tampoco es que Intel pinte mucho en un mercado mundial fragmentado: es el quinto fabricante de NAND, seguido por SK Hynix en la sexta plaza. La cuota combinada de las dos – son cifras de 2019 – sumaría el 19,4%, apenas por delante de la japonesa Kotxia con un 19%.
Por tanto, a este segmento del mercado de memorias le aguarda una consolidación: es difícil sostener la rentabilidad con tantos competidores. Incluso el líder, Samsung Electronics, no está muy conforme con los resultados de esta rama de su conglomerado. Sin embargo, la evolución tecnológica exige inversiones.
Las NAND, de tecnología flash, contrastan con las clásicas DRAM, usadas en los ordenadores como almacenamiento temporal, en las que hay tres fabricantes: Samsung, SK Hynix y Micron. También en las NAND existen posibilidades de una concentración similar, aunque no está claro quién la aprovecharía mejor. La desinversión de Intel ha dejado patente que no quiere participar de la reestructuración del mercado.
La apuesta coreana se entiende mucho mejor. Le queda por delante otra oportunidad de incrementar su cuota en las NAND, gracias a que durante la crisis de Toshiba contribuyó a la salvación de esta adquiriendo bonos convertibles de su heredera, Kiotxia, canjeables por un 14% de capital cuando salga a bolsa. Si los otros acreedores lo permitieran – que no es probable, porque son a la vez sus rivales – SK Hynix podría alcanzar una cuota de mercado superior a la de Samsung (35,9%) y liderar el mercado mundial. Es plausible, pero una teoría.
La operación anunciada incluye la transmisión de la fábrica donde se producen las NAND de Intel, en Dalian (China). La escalada conflictiva entre Estados Unidos y China pudo haber acelerado el repliegue: uno de sus grandes clientes es Huawei, por lo que Intel necesita una licencia para venderle memorias. Por si el enredo fuera poco, China aspira a competir en este mercado a través de Yangtsé Memory, con respaldo gubernamental.
Por distintas razones, la planta de Dalian no puede ser transferida a su nuevo propietario hasta 2025, así que poco va a cambiar el suministro de memorias a los clientes de Intel. El actual propietario tendrá que seguir invirtiendo en su modernización.
Vale. Hasta aquí se ha hablado mucho de Intel y casi nada de SK Hynix. Esta semana, al presentar los resultados del tercer trimestre, el CEO de la compañía, Lee Seok-Hee, hizo notar que la adquisición triplicar los ingresos de la categoría NAND en cinco años. Elogió, faltaría más, las virtudes de la tecnología de Intel que complementará la de 128 capas que caracteriza la de Hynix y juntas mejorarán ostensiblemente su rentabilidad.
“Dada la complementariedad entre los activos de las dos compañías – dijo Lee – vamos a tener un negocio NAND saneado, con mínima redundancia y un catálogo que nos dará acceso a clientes en otras áreas del mercado. La capacidad de almacenamiento de los datacenter se quintuplicará en los próximos diez años y en ese plazo las SSD actuales serán reemplazadas por otras tecnologías con menor coste por bit”.
De momento, añadió el CEO coreano, el ciclo tecnológico de las memorias se está acortando de dos años a uno, lo que viene a resaltar la importancia de la escala. La demanda de las marcas de dispositivos móviles no da muestras de perder ritmo, menos aún con la entrada en servicio de las redes 5G y la reactivación del mercado de PC portátiles.