La tensión suscitada en torno a la esperada regulación de los mercados de banda ancha por fibra ha amainado provisionalmente, tras completarse el procedimiento de consulta pública iniciado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En realidad, más que completarse se ha parado el reloj, para dar paso a otro asunto pendiente y no menos polémico, la compra de DTS [Digital +] por Telefónica. Se ha cumplido el pronóstico de quienes decían que ambas trayectorias se cruzarían: al día de la fecha, la decisión sobre la televisión de pago estaría lista para publicarse, dejando en espera la regulación de los mercados mayoristas de fibra, que han sido objeto de polémica.
Incluso puede ocurrir que la CNMC opte por esperar más, hasta que la Comisión Europea decida sobre la compra de Jazztel por Orange – lo que no ocurriría antes de finales de abril – y que en más de un sentido podría cambiar el paisaje de las telecomunicaciones en España, según las condiciones que imponga la CE. Entretanto, se dice que los servicios técnicos de la CNMC habrían modificado los términos de su propuesta original, entre otras cosas para ampliar el número de municipios en los que se identifica que hay suficiente competencia. Si esta variación se confirmara en la redacción final, algunos aspectos de la entrevista con Pedro Peña – que tuvo lugar a finales de febrero – podrían haber sido superados. Pero esto no resta su actualidad.
Quisiera situar la propuesta de la CNMC en su contexto temporal, el momento en que se encuentra el marco regulatorio, en España y en Europa. Todo indica que los mercados van hacia una consolidación, con menos actores compitiendo entre sí. Sé que se trata de asuntos distintos, pero ¿qué relación hay entre ellos?
Son distintos, pero claro que hay relación. La cuestión de la consolidación remite, entre otras, a la de cual es el número mínimo de operadores que se precisan en un mercado determinado para que haya una competencia que sea efectiva y produzca los beneficios que se esperan de un mercado competitivo, en cuanto a innovación, atención al cliente, rebaja de precios, y eficiencia en la prestación de servicios, y en esto la posición de Vodafone es conocida. Lo que se plantea con las redes de nueva generación (NGN) es otra cosa: hasta qué punto la regulación puede intervenir sobre unas redes en las que el vínculo con el legado histórico se ha difuminado o, al menos, no es tan estrecho como en la red tradicional de cobre.
¿Debería haber otras reglas, entonces, distintas a las vigentes para las redes de cobre?
Parece evidente que la red de cobre es un activo que el monopolista construyó, gestionó y disfrutó desde una premisa de exclusividad […] Pero ahora, cuando se habla de la fibra, el incumbente, o monopolista histórico, viene a decir que es un capítulo totalmente nuevo, y que por lo tanto todos tenemos que partir desde el mismo punto. Nosotros no lo vemos así.
¿Cómo lo ven?
No lo vemos así porque, de una parte, Telefónica tiene ventajas evidentes en NGN, que derivan de su posición histórica, y de otra, las NGN requieren una dimensión, unas economías de escala, una capacidad de inversión que no está al alcance de todos los operadores, y aquí nos adentramos en el escenario económico de la concentración. ¿Quiere que hablemos de esto?
Hablemos de todo. Mi pregunta implicaba si la regulación, tal como está diseñada, sigue siendo válida en estas circunstancias.
El marco que tenemos en España viene de la regulación europea de 2009, con una revisión en 2014, en la que los objetivos permanecen, están vigentes, pero necesitan modulación. Si las condiciones económicas de un mercado cambian, la regulación tiene que cambiar: si ha ido perdiendo peso el incumbente o si desaparecen los operadores que tienen dominancia, no tendría sentido que subsista una regulación intrusiva que se arrogue parcelas excesivas. Los objetivos que nos parecen fundamentales son la inversión, la competencia y la innovación. Lo que hay que preguntarse es si es esto lo que persigue, en el caso español, la propuesta de regulación de los mercados NGN.
¿Es eso lo que persigue?
Por decirlo sencillamente, vemos que parece haber interés en presentar una contraposición entre inversión y competencia, y así lo expresó muy crudamente el ministro [Juan Manuel] Soria en un acto de Telefónica: la competencia está muy bien, venía a decir, pero no sirve de nada si no hay inversión… habría que ver si son compatibles y cómo tienen que convivir. Por su lado, el incumbente parece decir que si le libera de las obligaciones que pudieran imponerse para facilitar la competencia, entonces invertirá lo que sea necesario.
Esa es su interpretación. Ahora dígame cuál es la postura de Vodafone.
Estamos convencidos de que la competencia trae la inversión. Si no hubiera habido competencia, no habría empresas que invirtieran en España; nadie invierte si no puede competir, si no puede esperar un retorno. Y decimos que tiene que haber una competencia sostenible, que sirva de incentivo para la inversión. Perdone, pero si interpreto lo que dice Telefónica, es porque no conozco su posición oficial: todo lo que he leído en la prensa es que documentos internos de Telefónica sugerirían que revisará sus inversiones si tuviera que abrir la fibra en las condiciones de la propuesta de la CNMC.
¿Por qué Vodafone apoya, con algunos matices, la propuesta de la CNMC?
De la propuesta, se desprende que dondequiera que un operador tenga el 100 por 100 del mercado mayorista de banda ancha fija – porque no hay servicios mayoristas suministrados por otro operador que no sea Telefónica, sobre fibra o sobre cobre – lo que tiene que hacer el incumbente es abrir la fibra a sus competidores en aquellas áreas donde no haya competencia suficiente, y en condiciones orientadas a costes.
Lo que quiere decir…
Que sea replicable económicamente. O sea que quien lo compre podrá competir con quien se lo vende. Lo que implícitamente quiere decir que si el precio estuviera bien fijado, Telefónica obtendría aproximadamente el mismo beneficio vendiendo el servicio a quien se lo compre en el mercado mayorista que si lo vendiera a un cliente final. No se le pide que se haga cargo de ineficiencias de un competidor: el precio debería ser suficiente para compensar la inversión realizada por Telefónica, y aquel competidor que compre en régimen mayorista tendrá que espabilar para ganar dinero, una vez haya pagado el precio más otros conceptos de coste.
De lo que se deduce que toda la polémica conduce al precio… que no es lo que se discute en este momento.
Para nosotros es fundamental el test de replicabilidad económica en la metodología que fije el regulador.
Hay dos siglas que articulan la propuesta de la CNMC. Tendrá que explicarme la diferencia entre VULA y NEBA, y cómo funcionarían en el desarrollo regulatorio.
El VULA [Virtual Ubundled Local Access] es el equivalente en la fibra a la instalación de nuestros equipos en una central de Telefónica para hacer uso del bucle local hasta el hogar del abonado (ULL). Como, a diferencia del cobre, la fibra no es en principio desagregable, en realidad se entregaría la señal de la fibra en un punto determinado, que vendría a equivaler a que estuviéramos instalados en la central local de Telefónica. En el NEBA [nuevo servicio Ethernet de banda ancha, según la definición oficial], el operador de acceso entrega la señal al operador que compra el servicio mayorista en un punto más alejado del hogar del cliente, y en consecuencia tiene que invertir menos en acceso y pagar más por el servicio.
¿O sea que es más caro el NEBA que el VULA porque el camino para llegar al cliente es más largo?
Como no tiene sentido duplicar la red de cobre, los competidores nos hemos instalado en las centrales de Telefónica para dar a nuestros clientes servicio de telefonía fija y acceso a Internet fijo de banda ancha. Ahora mismo, Vodafone está en unas 1.200 centrales aproximadamente, de las 8.000 y pico que hay en España. Desde esas 1.200, damos acceso directo a un 80% o más de la población. Donde no estamos como para dar acceso directo, le pagamos a Telefónica para que nos entregue la señal en un punto de interconexión, uno por provincia. Esto es lo que se hace sobre la red de cobre. En la de fibra habrá VULA, como equivalente al acceso directo y NEBA de acceso indirecto.
¿Les salen las cuentas?
Actualmente, y le voy a dar cifras aproximadas, pagamos a Telefónica 8,60 euros al mes por cliente en acceso directo, y el acceso indirectos nos sale por unos 21 euros. Con NEBA sobre fibra, hemos calculado que saldrá por 24 ó 25 euros.
¿Entre construir y alquilar, qué prefiere Vodafone?
Hemos construído, seguimos construyendo conjuntamente con Orange, y hemos comprado Ono, con una red ya construída. Porque el tiempo es básico: Telefónica puede ir más rápido que nosotros en el despliegue porque tiene las contratas y los permisos, y porque ya está en los edificios.
¿Qué sentido tiene que se exacerben las posiciones…
Nosotros no hemos exacerbado nada.
… si, como parece, el verdadero problema será fijar el precio?
No estoy de acuerdo con ese punto de vista. La entrada de la competencia en el mercado fijo ha sido penosa, lenta y difícil, y ha dado como resultado que la cuota de Telefónica no bajara del 50% hasta después de muchos años de liberalización, y esto con la oferta de bucle de abonado, con la oferta de líneas alquiladas y el ADSL naked [posibilidad de servicio de acceso de banda ancha sin tener servicio telefónico fijo de voz], con todos los instrumentos regulatorios diseñados. Con todo esto, Telefónica sigue teniendo una posición de dominio en el mercado minorista, y la ha defendido mucho mejor que los incumbentes de otros países. No se puede decir que fuera un tránsito dulce para ser un competidor importante en España. Con esto, me temo que hemos vuelto al comienzo de la conversación…
Es decir, hacia dónde va la regulación. ¿Cuándo habrá suficiente competencia?
En los mercados NGN, cuando haya tres operadores presentes. Con tres, estaríamos mejor que con dos, porque no sería posible la concertación. Claro que con cuatro, me dirá usted, habría en principio más competencia que con tres. Pero, ¿tienen verdadero sentido sentido cuatro redes fijas de nueva generación? ¿Habría retorno para la inversión? La experiencia con la telefonía móvil es elocuente: dígame dónde ha triunfado un cuarto operador móvil en Europa. La verdad es que, por varias razones, esta industria es proclive al oligopolio competitivo; no es una contradicción en sus términos. Creo que es un modelo defendible en las telecomunicaciones.
Lo que se resuelva en España ¿puede servir de precedente en Europa o hay precedentes europeos aplicables en España?
En Europa hay varios ejemplos de regulación de los mercados 3a, 3b y 4 con segmentación geográfica, que es uno de los rasgos distintivos de la propuesta de la CNMC[…] que está perfectamente alineada con Europa. Es falso que en España se esté planteando una solución regulatoria extrema en esta materia.