La temprana colaboración de HTC con Google para lanzar los primeros Android, facilitó al fabricante taiwanés un crecimiento que con Windows Mobile no hubiera tenido: así pudo alzarse a los puestos de cabeza del ranking de smartphones . Por el camino, ha sufrido un ataque de Apple que iba dirigido contra Google y, desde entonces, hace lo posible por subrayar la personalidad de su marca. Por último, ha rebrotado su alianza con Microsoft para lanzar esta semana tres modelos basados en Windows Phone 7. Este era el contexto tácito de la entrevista con Pedro Abad, pero la conversación se centró en el mercado español, y no hubo tiempo para más.
Aparentemente, la demanda de dispositivos móviles no tiene puesto el freno. ¿Se comporta igual en España que en el resto de Europa?
Globalmente, esa descripción es una evidencia, pero cada mercado tiene su ritmo. Por la situación que tenemos en España, si nos comparamos con países como Alemania o Reino Unido, la principal diferencia es el modelo de negocio condicionado por el papel de los operadores. Estos son parte esencial del entorno en el que nos movemos. En general, diría que en los países del sur de Europa – incluyendo Francia hasta cierto punto – llevamos un desfase de seis meses en el ritmo de crecimiento, lo que en gran medida está determinado por la práctica de la subvención: al ser mercados maduros, la demanda es básicamente de reposición, y los consumidores modulan su decisión de compra según la oferta que les haga el operador.
Quiere decir que el desfase se origina en la oferta, más que en la demanda […]
Es una combinación, porque se supone que oferta y demanda han de acompasarse. Para nosotros, los fabricantes, lo bueno es que la demanda tiende a enfocarse en los modelos superiores; lo malo es que poca gente conoce el precio real del móvil que usa. Desde un punto de vista ortodoxo, podría decirse que son distorsiones, pero la verdad es que el mercado libre es anecdótico en este sector.
¿Cómo está creciendo el mercado español?
El de smartphones, un 47% durante la primera mitad del año. Obedece al uso de Internet en el móvil, un cambio de estilo de vida que, junto con las redes sociales, está calando en la sociedad. Ya hay un 20% de usuarios que utilizan su móvil para actualizaciones de redes sociales, algo que era impensable hace sólo seis meses, no digo hace un año […]
Si la demanda crece un 47%, ¿dónde está el desfase?
La clave está del lado de la oferta: las tarifas planas, los paquetes de datos que ofrece cada operador […] en España no hemos tenido tarifas realmente planas hasta hace poco; de hecho, el usuario no tiene muy claro de qué se trata, hay mucha confusión respecto a sus limitaciones […]
Me consta que ha habido mucho debate últimamente. Vamos, que al consumidor lo que le importa es la tarifa.
[…] lo curioso es que tenemos tarifas planas de verdad, con la única limitación de la velocidad una vez que se ha alcanzado un volumen de datos, e incluso entonces la bajada de velocidad no es grave. Por lo que sabemos, el usuario medio no llega a consumir los megas que tiene contratados.
Por lo tanto, estaríamos lejos del problema que han tenido otros operadores en otros países: AT&T en Estados Unidos, O2 en Reino Unido.
Esa es la tendencia a medio o largo plazo, pero creo que en España este asunto se ha llevado muy bien, y el despliegue de LTE a partir de 2012 evitará que la saturación de la red alcance un punto crítico. Como fabricantes, la saturación no nos afecta, y creemos que hay mucho recorrido por delante. Pero tenemos un dato subjetivo, que no sabría cuantificar, según el cual el usuario de Android es el primero en llegar al máximo de megas que tiene contratado en su tarifa. Algunos sondeos de mercado nos revelan que hay usuarios que en la tercera semana agotan los megas que tienen contratados para el mes. Esto nos confirma que la conexión a Internet desde el móvil se masifica.
¿Ocurre sólo con Android? En Estados Unidos y Reino Unido, el origen ha sido el iPhone.
No tengo datos para hacer la comparación, por eso digo que es algo subjetivo. Pero no hay duda de que se está reordenando el mapa de oferta y demanda. Los usuarios de Android, y de esto tengo información objetiva, descargan una media de ocho a diez aplicaciones al mes, lo que quiere decir que sacan mucho provecho del dispositivo. Hasta ahora, fundamentalmente se trataba de aplicaciones de ocio, pero están evolucionando hacia áreas más profesionales.
¿Esto es bueno para HTC?
Desde luego que sí, porque construye fidelidad y eleva la calidad del mercado; llega un momento en que el número de aplicaciones tiende a infinito, y el problema que se le plantea al usuario es cómo filtrarlas, cómo ordenarlas. Todo lo que ayude a estructurar mejor la oferta de aplicaciones es positivo. En la práctica, el usuario actual suele tener más de un dispositivo, para distintos usos o momentos, pero debería tener un modo de aglutinar necesidades personales y profesionales. Nuestros terminales recientes, con la capacidad de procesamiento que tienen, lo permiten.
¿Estamos hablando del mundo o del mercado español?
De España, que es lo que mejor conozco. Como decía, el usuario vincula su adquisición a la oferta del operador, y esto es así para lo bueno y para lo malo. Es un estímulo, pero influye sobre el proceso de adopción de la tecnología. Otra cosa es que el usuario quiera volar solo; entonces se compra un terminal libre y paga lo mismo que le cuesta al operador.
No es así en otros mercados europeos.
En los Países Bajos, el papel del operador es menos relevante, en los mercados nórdicos las tarifas no están vinculadas a un terminal, en Italia la subvención no existe: en todos estos casos, el usuario sabe cuánto cuesta el móvil y busca una tarifa de su conveniencia. Aquí, en España, estamos en una especie de híbrido: en un extremo, el mercado libre es irrelevante, pero sin embargo hay cada vez más profesionales a los que no les apetece que el hardware esté atado a la oferta del proveedor de servicio.
Son maniobras típicas de fidelización; deberían ser interesantes para el fabricante […]
Es el modelo que tenemos, y dentro de ese modelo cada fabricante define la estrategia que le conviene; la de HTC consiste en estar muy ligados al operador, mostrar nuestra disposición a ser flexibles, a que nuestros dispositivos se adapten lo más posible a sus necesidades. Así ayudamos a que la oferta sea clara para el consumidor, que es su cliente y también el mío. En cambio, si pretendiéramos montar nuestra historia por separado…
Entonces, tenemos que hay dos niveles entre el usuario y el fabricante. El primero es la opción por un operador, sea por costumbre o por tarifa; el segundo es el sistema operativo, y la fuerte identidad de Android contribuye a diluir el peso de las marcas que lo siguen.
En la práctica es bastante más sencillo. Creo que en HTC hemos encontrado un equilibrio, que consiste en no meternos en el terreno del operador. Lo que a nosotros nos toca es asegurar la usabilidad del dispositivo, e intentamos hacerlo mejorando el interfaz. Estamos empezando a recibir datos según los cuales tenemos un alto grado de fidelidad por parte de los usuarios que han adquirido dispositivos HTC en el pasado y trasladan su satisfacción a los nuevos modelos. Dicho esto, es cierto que fijar la connotación de la marca es una tarea fundamental.
Naturalmente, habrá diferentes perfiles de uso […]
En mi opinión, hay pocas industrias en las que vayan tan unidos los aspectos tecnológicos y sociológicos. Es obvio que hay perfiles de usuarios diferentes, pero también que la tecnología ejerce una influencia muy grande en ellos […] las pantallas táctiles, ante las que algunos desconfiaban al principio, son hoy la norma.
Me queda la impresión de que HTC apuesta por la gama alta y renuncia a las inferiores.
Habría mucho que matizar. No nos gusta hablar de gamas, sino de las experiencias que el usuario puede tener con un terminal de determinadas características. HTC se ha afianzado en la parte alta de la pirámide, presentando al mercado los dispositivos más avanzados, pero queremos hacer partícipe de esa experiencia a un público cada vez más amplio. No todo el mundo tiene las mismas necesidades, y por tanto no quiere ni debe pagar por la tecnología más avanzada, a menos que el no tenerla signifique para él una barrera.
Ahí entra la cuestión de las sucesivas versiones de Android; de hecho, muchos usuarios no pueden actualizar su sistema operativo sin renovar el dispositivo.
Primero, no es HTC quien define cuándo debe salir una nueva versión de Android. Segundo, nuestra posición es que el último producto tiene que salir con la última versión, y en los modelos anteriores lo vamos actualizando en la medida que técnicamente sea posible.
Nos ha quedado pendiente una reflexión sobre la decadencia del mercado libre […]
En España llegó al 14% en sus mejores años, entre 2006 y 2007, pero en valor representaba más, por el precio medio. Actualmente está en el 4,3% en unidades y el 8 o 9% en valor. Y creemos que va a seguir cayendo hasta no más del 3%. Pero, en un mercado de 28,5 millones de terminales, el 3% no es una cifra despreciable.
La cartera de productos de los fabricantes cambia rápidamente. ¿Cuál es el hilo conductor en el caso de HTC?
La usabilidad. Hay diferentes expectativas por parte del usuario, y la experiencia es muy parecida en todos nuestros dispositivos, lo que confiere un denominador común a toda la gama. Luego entrar en juego los matices: la pantalla, las pulgadas, el teclado, y otros aspectos como la cámara o el GPS que no son triviales. Por eso digo, lo esencial es la experiencia, y luego modular en función de las preferencias.
Estamos viviendo una crisis, con su expresión de caída de consumo, ¿puede seguir ganando peso HTC en estas condiciones?
La respuesta es que sí. Por dos razones: porque la categoría smartphone, que es la nuestra, sigue creciendo, y porque en España la entrada de Android ha sido relativamente tardía. Creemos que en la segunda mitad del año deberá eclosionar el mercado, pese a las dificultades objetivas.