Escrito en este blog: “mucho iPhone, mucho iPad, pero a la hora de la verdad el corazón de Apple está con el Mac, al que debe su existencia y su reputación”. En verdad, el Mac es más que corazón, también es pulmón: sus ventas representan un tercio de la facturación total de la compañía en el pasado ejercicio, y el 27% de incremento con el que cerró el trimestre multiplica por dos y medio el ritmo medio de los PC, dijo Tim Cook, director de operaciones de Apple. Los dos últimos modelos MacBook Air, presentados la semana pasada, anticipan una muestra de lo que será la futura gama de Apple y, según el vaticinio de Steve Jobs, “todos los portátiles serán así, algún día”.
En los dos tamaños anticipados, 11,6 y 13,3 pulgadas respectivamente, los nuevos Air son de una delgadez extrema (máximo de 17 mm) y muy livianos (un kilo el más pequeño). Lo menos que puede decirse es que Apple ha aplicado a su familia tradicional las lecciones aprendidas al diseñar la tableta iPad, para optimizar apariencia y rendimiento, a un precio que no es demasiado caro para lo que acostumbra la marca. Cierto es que la eliminación del driver óptico y del disco duro son dos características que ponen de relieve la voluntad de aprovechar el espacio para colocar la batería y equiparlo con memoria y almacenamiento de estado sólido flash. Es una opción que tiene lógica: las memorias flash son rápidas, permiten un arranque instantáneo, y el calentamiento – un problema del Mac Air original – parece cosa resuelta.
Para quien no lo recuerde, el primer Macintosh data de 1984, y desde entonces ha pasado por sucesivas transformaciones, la última de las cuales fue la adopción de los procesadores de Intel [por cierto, ahora se sospecha que podría abandonarlos, al menos en los portátiles. El salto cualitativo que se insinúa ahora es de otro carácter: el sistema operativo Mac OS X 10.7 (León), no estará disponible hasta el verano próximo, pero ya se sabe que en muchos rasgos se inspira en el modo de uso del iPad. Esto es factible porque el iOS (que llevan los tres últimos dispositivos móviles de Apple) es un derivado de OS X; ahora el círculo se cierra sobre sí mismo. Es un giro previsible: hay actualmente más usuarios de dispositivos iOS (9 millones de iPod, 14 millones de iPhone y 4 millones de iPad, según Cook) frente a una base instalada de 50 millones de Mac).
La llegada de las memorias flash coincide curiosamente con la supresión del plugin de Adobe llamado Flash (Jobs hizo una gracia con la homonimia), que ha provocado una batalla verbal entre las dos compañías. Estos son los primeros Mac que no traen preinstalado Flash, pero en este caso no hay veto ni bloqueo: “estamos satisfechos con Flash, pero es más conveniente para los usuarios instalar y actualizar por sí mismos la última versión”, explica la doctrina de la compañía. Lo que sí hará Apple es dejar de incluir Flash en los parches de seguridad de OS X, la misma política que sigue Microsoft. Adobe ha informado que creará un servicio propio para que los usuarios de Mac puedan descargar, instalar y actualizar su software.
Asimismo, los Mac Air (y en el futuro todos los portátiles de la familia) incorporarán la novedad de FaceTime, una aplicación de videollamada (sustituirá a iChat) para que los usuarios se conecten con sus amigos que tienen un iPhone o un iPod Touch (el iPad no tiene esa función).
La gran sorpresa, precursora de más cambios, ha sido el anuncio de que en el plazo de 90 días entrará en funcionamiento una tienda online de aplicaciones para Mac, que funcionará sólo con la última versión del sistema operativo – actualmente 10.6 Snow Leopard – y se llamará Mac AppStore. Los desarrolladores podrán ofrecer su software y Apple retendrá el 30% de la recaudación. A través de esta tienda, los usuarios podrán comprar, descargar e instalar automáticamente esas aplicaciones. Para las aplicaciones del iPhone habrá que dirigirse a la otra AppStore, pero se supone que ciertos programas van a ser adaptados al entorno Mac, tan cercano conceptualmente.
En principio, es una gran idea: los programas para Mac son difíciles de encontrar en el comercio, salvo en las tiendas propias de Apple o en franquicias; el canal online los hará visibles e incentivará el trabajo de los desarrolladores. Estos, sin embargo, se hacen preguntas: ¿podrán ofrecer demos gratuitas?, ¿podrán empaquetar programas con fines promocionales?, ¿podrán cobrar por las actualizaciones a los usuarios existentes? Probablemente, no. Lo que sí saben, y no les gusta, es que Apple no compartirá con ellos los datos sobre los usuarios de sus creaciones.