Tal vez fuera inevitable, y hasta puede que algunos lo descontaran, pero nadie esperaba que ocurriera tan pronto: Nokia ha dejado de formar parte del quinteto de marcas de smartphones, una lista que hasta el año pasado encabezaba. El ranking de IDC sobre el tercer trimestre atribuye a Samsung el primer puesto, con el 31,3% del total, seguida por Apple con el 15%: poco les falta a estos dos para llevarse la mitad del pastel. El resto es un pelotón muy desagregado, que no aguanta el ritmo de los líderes. En conjunto, en el trimestre se despacharon 179,7 millones de smartphones, que equivalen al 40,2% del total de teléfonos móviles [en marzo, la proporción era 36,4%].
Y no hay que fijarse sólo en las cuotas de mercado. El analista Michael Walkley ha calculado que Apple y Samsung acumulan el 100,4% de los beneficios producidos por el mercado de smartphones. ¿Más del 100%? No puede ser. Pues sí, porque todos los demás pierden más dinero que el que ellas ganan, y esto no parece que vaya a corregirse a corto plazo.
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En volumen de mercado, los smartphones siguen corriendo, y los móviles corrientes se estancan. No hay más que comparar los crecimientos respectivos: el 45,3% los primeros, el 2,4% los segundos. Nokia, sin embargo, se mantiene en el segundo puesto del ranking de móviles, precedida por Samsung y separada por una brecha de sus seguidores; la duda está en saber si ese peso que conserva en los feature phones podrá transformarlo en demanda para sus modelos más avanzados.
La caída de Nokia es un síntoma de la transición que vive este fabricante desde que se alió como socio preferente de Microsoft para el lanzamiento de Windows Phone [entonces 7, ahora 8] y en la práctica condenó a sus modelos basados en Symbian. En un contexto de crecimiento del mercado, la cuota perdida por la compañía finlandesa es una ganancia neta para sus competidores, en particular Samsung. También Huawei, que no está entre los cinco primeros del mundo, le ha arrebatado mercado en China, donde Nokia era el principal vendedor hace ahora un año. Kevin Restivo, analista de IDC, invita a no sacar conclusiones definitivas: “pese a las apariencias, en el mercado hay espacio para múltiples actores, y no se puede descartar que Nokia vuelva a escalar posiciones”.
Samsung revalida su liderazgo con 56,3 millones de unidades en el trimestre, doblando el número de Apple y su propia cifra de hace un año. Aunque la oferta de modelos de la marca coreana es diversa, el disparador ha sido el Galaxy S III, acompañado por otros Android y apoyado en una red de distribución bien lubricada.
Apple ha cerrado el tercer trimestre con una cifra similar a la del segundo: 26,9 millones de unidades, y esto cabe explicarlo porque el iPhone 5 salió al mercado en la última semana del período. Aun así, en esa semana, la marca movió 5 millones de unidades, lo que permite pensar que el cuarto trimestre será diferente.
BlackBerry ha sufrido otro varapalo, con un retroceso del 34,7%, pero la desventura de Nokia le ha facilitado el retorno a la lista de cinco primeros, de la que había salido en el trimestre anterior. La marca canadiense sigue viviendo de una leal base instalada y de modelos presentados hace ya tiempo; no tiene nada nuevo en el mercado durante el actual trimestre, e incluso puede que la espera de los dispositivos basados en el nuevo – y, al parecer, revolucionario – sistema operativo, debería pasarle factura a corto plazo.
El fabricante chino ZTE, que en el trimestre anterior se coló por sorpresa entre los líderes, sigue allí, como caso típico de acierto en el desarrollo de smartphones asequibles para los mercados emergentes. Últimamente, ha entrado con fuerza en Europa y Estados Unidos. HTC lleva varios trimestres dando tumbos, y sólo sus ventas en Asia-Pacífico han salvado los muebles frente al retroceso en Estados Unidos y Europa. Ahora mismo, deposita sus esperanzas en los nuevos modelos basados en Windows Phone 8.