Dando crédito a sus palabras, la gran misión de Mark Zuckerberg, tras haber construído Facebook, sería conectar a Internet a más millones de personas que viven sin este recurso en las zonas menos favorecidas del planeta. Su idea más mimada, Internet.org, no podría alcanzar la escala buscada sin la complicidad de los operadores, que no se fían, pero cuentan con las infraestructuras necesarias para llegar hasta quienes no usan Internet… ni Facebook. El caramelo que agita el bueno de Mark es una fórmula de interés mutuo: dar conectividad gratuita para ofrecer servicios de datos muy básicos, con la expectativa de atrapar usuarios que luego acabarán pagando por prestaciones superiores.
Zuckerberg tuvo la osadía de recordar a los operadores, en su intervención ante el Mobile World Congress, que sus modelos de negocio basados en las llamadas y mensajes están condenados, y por consiguiente les invitó a desarrollar en común otro modelo que potencie el consumo de datos a través de dispositivos móviles. Vittorio Colao, CEO de Vodafone, devolvió el golpe frontalmente: «se trata de que nosotros paguemos por su utopía». Otro directivo, el CEO de Digicel, fue más ocurrente: «me recuerda a esos tipos que se cuelan en una fiesta, no traen nada en la mano pero beben de tu botella y besuquean a tu chica».
Si se tratara sólo de predicar, Zuckerberg se bastaría solo, pero en los hechos quienes se ocupan de ejecutar su misión son Javier Oliván, uno de sus colaboradores más antiguos y Chris Daniels, a quien fichó procedente de Microsoft para nonbrarlo vicepresidente de Internet.org. En marzo, Oliván y Daniels se reunieron con una decena de periodistas, para contar cómo va el proyecto.
Las premisas de Internet.org parten de varios factores: en buena parte del mundo no desarrollado, los móviles son caros, las redes no son accesibles y/o no tienen suficiente capacidad, los contenidos escasean en idioma local, y el suministro eléctrico es deficiente. Sin embargo, el humano deseo de tener Internet en la mano podría superar esas limitaciones estructurales. En realidad, dicen los estudios publicados, más del 90% de la población mundial vive dentro del alcance de alguna forma de Internet, pero no todos entienden el valor que podría aportar a sus vidas.
Por eso mismo, dijo Daniels, «estamos trabajando con los operadores y las autoridades, de manera que los servicios que al final se incluyan sean fruto de una colaboración razonada entre las partes». Esa relación con los operadores es la clave de bóveda del proyecto que dirige: «los necesitamos para atraer más gente online, para hacer que Internet sea asequible y para seguir expandiendo las redes existentes; ya llegará el momento de captar usuarios de pago». Países donde ha empezado a desplegarse Internet.org son Colombia y Tanzania con el operador Tigo, propiedad del grupo Millicom, Ghana y Kenia con Airtel. India, el más populoso, está dando los primeros dolores de cabeza.
El operador indio con el que Internet.org ha llegado a un acuerdo es Reliance, que ofrece gratuitamente [tarifa cero, es su eslogan] además de la conexión a su red, los servicios más elementales: comunicación con las autoridades, noticias locales, información meteorológica, sanitaria y educativa, Wikipedia, además de – por supuesto – Facebook y Messenger. A poco de andar la experiencia, varios proveedores de contenidos, que se habían comprometido inicialmente, abandonaron abruptamente bajo la presión de grupos defensores de la llamada «neutralidad de red». Estos afirman que la «tarifa cero» es una forma apenas disimulada de discriminar entre distintas calidades de servicio.
La polémica ha subido de tono en las últimas semanas. Y de nivel: Zuckerberg intervino firmando un articulo de opinión en el Hindustan Times: sostiene que en la práctica los críticos de Internet.org contribuyen a dejar sin acceso a Internet a mucha gente que lo necesita pero no puede pagarlo. No hay violación de la neutralidad de red, escribe: «nosotros no bloqueamos ni estrangulamos el tráfico de otras redes por las que se accede a aplicaciones y servicios más elaborados […] y por supuesto, estamos abiertos a la participación de otros operadores en el proyecto». Esta frase parece aludir a la sospecha de que los hilos del movimiento están movidos por algún competidor de Reliance. Hay que considerar que el mercado indio es el segundo por número de usuarios para Facebook, y que ser visto como socio preferente de Facebook podría darle alguna ventaja competitiva.
“Hemos estado trabajando mucho para asegurarnos de que Internet.org es tan ligero como sea posible a la vez que fácil de desplegar. Nuestra meta es habilitar a cualquier operador que quiera unirse a nosotros, sin que importe su tamaño, y desarrollar juntos un plan de lanzamiento», explicó Daniels. Sin embargo, pese a la ligereza que se le quiere imprimir, el consumo de datos es el punto crítico, una fricción siempre posible. Sería del todo inapropiado, en este momento, hablar de publicidad. El modelo ha de ser otro.
Uno de los criterios para seleccionar las aplicaciones de Internet.org es que sean ligeras. Facebook aparece modificado, sin acceso a fotos ni vídeos. Para ver una foto o un vídeo, o para pinchar en un enlace, se necesita contratar un plan de datos. Con ello se preparan las condiciones para ampliar la base de clientes de los operadores, y el número de usuarios de Facebook en esos países. Sobre este punto, Oliván citó el ejemplo de Colombia, donde el uso de datos móviles ha crecido un 50% en las zonas de implantación de Internet.org, pero de la conversión al régimen de pago, dijo no tener información.
Algunos operadores preferirían restringir el plazo de gratuidad. En las pruebas que se hicieron en Paraguay, Tigo fijó un límite de seis meses, mientras que en Tanzania es de cuatro meses por deseo de Airtel. No obstante, la opinión de Facebook es que debería ser gratis permanentemente, hasta que los usuarios lleguen por sí mismos a ver la conveniencia – y puedan permitirse – de ser suscriptores de pago. «Habrá gente que nunca pague – advirtió Oliván – pero será un pequeño porcentaje».
Daniels se recreó sobre el asunto. “Uno de los problemas que tuvimos en algunos de los test iniciales fue la preocupación acerca de la eventual canibalización de ingresos por datos cuando se ofrece al público una suite de servicios gratuitos. La forma en que lo hemos solucionado está inspirada en la versión más ligera de Facebook, pero es aplicable a otros casos. Así hay menos datos viajando por las redes, con lo que estamos creando oportunidades de negocio para las operadoras cuando la gente quiera ver un enlace fuera de Facebook u otro contenido enriquecido».
Lo que Facebook propone a los operadores es la explotación de una veta de negocio hasta ahora virgen, y hacerlo de manera que no contradiga su modelo tradicional. De rebote, no deja de ser una fórmula para que crezca aún más la mensajería instantánea, un segmento en el que Facebook luce como claro dominador gracias a Messenger y a WhatsApp. Lo que exijan las operadoras a cambio de su aceptación, es harina de otro costal.
Sin olvidar que en muchos países del tercer mundo [perdón: mercados emergentes] proliferan los móviles convencionales y las redes 2G. Los máximos responsables de Internet.org aseguran que la plataforma está preparada para estos terminales y un bajo perfil de conectividad. Pero a nadie se le escapa que, para que los usuarios comprueben realmente el beneficio que puede aportarles, habrá que impulsar la demanda de smartphones. Por esto, el respaldo que el proyecto recibe de Samsung, Ericsson, MediaTek y Qualcomm pone de manifiesto que la industria aprecia la apertura de una oportunidad real.