28/03/2011

Mercado de telefonía móvil en Estados Unidos

La compra de T-Mobile por AT&T no es un asunto interno norteamericano. Por un lado, apuntalan la idea de que la consolidación entre grandes operadores móviles es inevitable; por otro, refuerzan financieramente a Deutsche Telekom para invertir en Europa; tercero: influirán indirectamente sobre el vínculo transatlántico que une a Verizon y Vodafone. Y en cuarto lugar, se reabre el debate sobre las respuestas de la industria ante la escasez de espectro para atender a la bola de nieve de la demanda de banda ancha móvil en los próximos años. Los activos suman casi 130 millones de usuarios, un 39% de cuota de mercado. AT&T pasará de 58.500 millones de dólares a casi 80.000 millones de facturación. La escala es decisiva, pero no es todo lo que importa en el precio pactado. Ambas tienen redes HSPA basadas en el estándar GSM, más rápida la de T-Mobile pero con su futuro cegado por falta de espectro, mientras que AT&T tiene un plan para desplegar LTE en los próximos dos años. Para AT&T, cuyo tráfico de datos móviles ha crecido velozmente desde que obtuvo la exclusividad del iPhone (ahora compartida con Verizon), es la salida oportuna a la multiplicación por ocho o diez de la demanda hasta 2015. La densidad de su red en las áreas más problemáticas aumentará un 30% gracias a la adquisición. La mención del iPhone es importante. Desde su aparición, T-Mobile no volvió a levantar cabeza, y AT&T estaba obligada a tomar medidas ante la evidencia de que muchos clientes declaran su disposición a pasarse a Verizon en cuanto se liberen del contrato en vigor. Apple gana millones de usuarios potenciales, y las marcas de Android (principalmente HTC y Motorola) tendrán que revisar sus estrategias, basadas en un reparto que se acaba.


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