Por sexto trimestre consecutivo, el mercado mundial de smartphones ha dado otro paso atrás. Los 310,8 millones de unidades despachadas entre enero y marzo son la cifra más baja de los últimos cinco años. Según IDC, que ha compilado esta cifra, “los consumidores no ven suficiente incentivo para dedicar su dinero a cambiar un modelo actual por otro”. Dos cosas parecen estar fuera del alcance de la industria: a) encontrar usuarios primerizos en algún rincón del planeta y b) convencer a quienes tienen un smartphone de que es hora de reemplazarlo por uno nuevo. ¿Nuevo? Está demostrado que a un alto número de usuarios ya no le impresiona lo que las marcas llaman innovación. O no a cualquier precio.
Con un 6,6% de caída, 2019 ha empezado mal para esta industria. Aunque con matices: mal para Samsung (-8,1%), muy mal para Apple (-30,2%) y muy bien para Huawei (+50,3%), que asalta la segunda plaza y se pone a tiro de piedra del líder. Como suele suceder – véase el caso de los PC – cuando el mercado se achica, la concentración aumenta: un año antes, las cinco marcas principales sumaban el 66% de las unidades despachada; en el trimestre inicial de 2019 su cuota conjunta ha sido del 72%.
Se ha hecho mucho hincapié en que la culpa del desaguisado la tiene la demanda china, que sigue sin levantar cabeza. Ciertamente, la tiene por representar el 28% del total mundial, pero su descenso fue del 3% (88 millones de unidades) con una ganancia de Huawei. Pero lo peor del trimestre ocurrió en Estados Unidos, una caída del 15%. En los dos casos, la primera víctima fue Apple.
Estos movimientos afectan en distinta medida a cada marca, creando más distorsión en los análisis. Algo que parece claro, según IDC, es que las fuertes expectativas sembradas por los operadores estadounidenses sobre las redes 5G han sido un freno para las compras de smartphones en este país. Y, como tardará en alcanzar la velocidad de crucero no sería razonable esperar un cambio de tendencia hasta los últimos meses de 2019, como poco.
Hay y habrá discrepancias entre los analistas acerca de quién se beneficia en mayor medida; la única medida que parece objetiva es el margen bruto. Sin grandes diferencias, el más alto lo obtiene Huawei (38,6%), seguida de Apple (38,3%, con un catálogo corto) y Samsung (37,8%).
Globalmente, los 71,9 millones de unidades despachadas por Samsung le han valido para mantenerse en lo alto del podio; en realidad, su cuota sólo ha bajado siete décimas, pero su principal rival ya no es Apple sino Huawei. Identificado el enemigo, la compañía coreana tiene confianza en que su Galaxy S10, a la venta desde el 8 de marzo, influirá positivamente en el segundo trimestre; además, su variante S10 5G acompaña en estas semanas el lanzamiento de las redes de quinta generación en Corea y pronto lo hará en Estados Unidos.
Realistas, los directivos de Samsung admiten que la apuesta por 5G llevará tiempo y que la reputación de la marca ha quedado dañada por el fiasco de su smartphone plegable (aunque de este no se esperaba aportación relevante a la estadística). Por consiguiente, no puede confiar sus cartas sólo a la gama premium: para afianzar su posición en el ranking tendrá que apoyarse en modelos de gama media: la renovación de las series A y M trata de cerrar paso a Huawei.
La marca china ha despachado 59,1 millones de unidades (19,0% de cuota), de los cuales 29,9 millones en China (34%). Lo que significa que su país de origen es relevante pero la balanza se inclina hacia los mercados exteriores. Ausente de Estados Unidos, una tercera parte de sus ventas se concentran en Europa, Oriente Medio y África (proporción que es algo inferior a la de Samsung, que a cambio pinta muy poco en China).
La explosión de ventas de Huawei se debe a la gama alta. Su modelo Mate 20Pro, anunciado en octubre, sigue estando en los primeros puestos de las tablas, en algún caso por delante de los iPhone. Por otro lado, como no ha tenido prisa en jugarse la imagen a su smartphone plegable, Huawei ve los problemas de Samsung desde la barrera.
Apple ha tenido un pésimo trimestre. Al final, ha rectificado parcialmente su actitud, accediendo a entregar discretamente las cifras de unidades despachadas: han sido 36,4 millones, una caída del 30,2% que implica perder cuatro puntos de cuota y ceder el segundo puesto a Huawei. Lo que sí ha publicado Apple han sido los ingresos generados por el iPhone: 31.051 millones de dólares (17% menos que un año antes). De poco le ha valido recortar drásticamente sus precios en China, donde sólo ha vendido 6 millones de unidades y resignarse al juego de las promociones que tanto ha despreciado durante años.
Pero, afortunadamente para Apple, ha conjurado el fantasma de no tener un iPhone 5G: el acuerdo con Qualcomm le permitirá entrar en esa carrera hoy monopolizada por sus rivales.
Otras marcas chinas del ranking suelen tener comportamientos erráticos de un trimestre al siguiente. Xiaomi, que en 2018 se las prometía felices, ha tenido un flojo primer trimestre de 2019: 25 millones de unidades (-10,2% interanual) y, pese a que extiende sus redes en Europa, su primer caladero sigue siendo China, lo que no tendría nada de especial si no fuera porque Huawei le está quitando mercado también allí y ambas se disputan encarnizadamente el mercado indio.
Hablando de comportamientos erráticos, Vivo ha vuelto al quinto puesto empatada con Oppo, ambas con volúmenes de 25 millones de unidades. Lo que para Vivo es un paso adelante, para Oppo es un retroceso.