En agosto de 2004, la salida a bolsa de Google certificó que la burbuja había quedado atrás y normalizó la imagen pública de las puntocom. Salvando todas las diferencias, la salida a bolsa de LinkedIn, concretada ayer, será vista como un test para saber si las expectativas en las redes sociales son bendecidas por los inversores. Inicialmente, el volumen que sale al mercado es bajo, pero la hipótesis de valor es alta: de entrada, 4.300 millones de dólares para una empresa que en 2010 ganó por primera vez 15 millones. La comparación con Google no es pertinente, pero en el fondo aparece Facebook, que probablemente saldrá a bolsa dentro de un año. ¿Hay agua en la piscina?
La documentación presentada por LinkedIn a la SEC ofrece detalles interesantes: se sabe quiénes son los usuarios, pero ¿quiénes son sus clientes? Un 49% de los ingresos proceden de compañías y headhunters en busca de talento (eso dice el folleto), y sólo el 21% es aportado por miembros que pagan suscripciones; el restante 30% son ingresos publicitarios. Es una buena descripción de su modelo de negocio: esencialmente, no se diferencia demasiado de otros sitios web que publican anuncios de empleo, sólo que en el caso de LinkedIn se reviste como plataforma social.
Esta no es una observación maliciosa; el modelo es sólido y transparente, pero algunos analistas han observado que LinkedIn podría ser vulnerable a una recesión [¿otra?], como la que ha castigado a los sitios de empleo. Lo cierto es que durante la crisis sus cuentas han mejorado desde 2009, año en el que perdió 4 millones de dólares, al primer trimestre de este año, que cerró con 2,1 millones de beneficio neto; la única pega es que, para llegar a la bolsa en las mejores condiciones, ha incrementado sus costes de marketing hasta un tercio de los ingresos. El CEO Jeff Weiner ha hecho saber que este año no espera beneficios.
La valoración inicial equivale a 17 veces los ingresos de 2010, una ratio que parece exagerada al lado de empresas asentadas de Internet, como Amazon (dos veces sus ventas) o la propia Google, con una capitalización que quintuplica su facturación. Pero las redes sociales parecen otra cosa: el único antecedente es la china RenRen, que desde hace semanas cotiza en el New York Stock Exchange.
Para justificar su valoración, LinkedIn necesita alcanzar una rentabilidad que hoy por hoy es floja, y para ello debería potenciarse como herramienta de reclutamiento de profesionales. En ese caso, ¿será capaz de mantener la fidelidad de la mayoría de usuarios que no buscan empleo pero se sienten miembros de una comunidad?
La OPV de LinkedIn se ha diseñado de tal manera que la compañía reciba dinero fresco y a la vez consolide el control de su fundador, Reid Hoffman, que con el 20,1% del capital se ha asegurado de que sus acciones ejercerán un peso político desproporcionado. Los analistas no se ponen de acuerdo acerca de si esta es una fórmula propicia o disuasoria en caso de una eventual oferta de adquisición por algún gigante del sector. Hoffman no ha querido comentar esa posibilidad, pero ha dicho que los fondos recaudados se usarán para reforzar el desarrollo de la plataforma o, eventualmente, para comprar pequeñas empresas afines. Y algo más: que no espera cerrar 2011 con beneficios.
Cuando se habla de LinkedIn, en realidad todos miran a Facebook, que no cotiza en bolsa pero en transacciones privadas se valora en torno a los 70.000 millones de dólares. Se da por cierto que esos inversores esperan con ansiedad una salida a bolsa en abril del año próximo. Debido a esta circunstancia, la evolución bursátil de LinkedIn en los próximos meses será analizada per se y como síntoma del ánimo hacia las redes sociales. Groupon, que tiempo atrás se permitió rechazar una oferta de Google, está discutiendo con los bancos de inversión las condiciones de una salida a bolsa que la valoraría entre 15.000 y 20.000 millones de dólares.
No parece, en cambio, que la bolsa esté en los planes inmediatos de Twitter. Viadeo, algo así como un rival francés de LinkedIn, ha dado marcha atrás en su intención de salir a bolsa, a la vista de las dudas sobre su rentabilidad.
ÚLTIMA HORA. Ayer, en su primera sesión, las acciones de LinkedIn rozaron la locura, con un máximo de 121,97, tres veces el precio de salida, para cerrar a 94,25 dólares. Esto equivale a atribuirle un valor que multiplica por 32 sus ventas anuales. El analista Michael Moe, citado por Bloomberg, opina que para justificar esta valoración, tendrá que dar pruebas de su capacidad de crecimiento. «Mi impresión es que muchos inversores compran LinkedIn porque no pueden comprar Facebook».