27/01/2014

Lenovo se lleva otra tajada de IBM

Estaba escrito que IBM necesitaba desprenderse de su negocio de servidores x86, esencialmente la Serie X, que desde hace tiempo era una rémora para su cuenta de resultados, oxidada en otros flancos. Parece que exploró el ambiente en 2013 con una presunta tasación de 6.000 millones de dólares, respondida por Lenovo con una oferta de 2.500 millones; la rechazó, acumuló otro trimestre de pérdidas, y al final acabó cediendo por 2.300 millones a la misma empresa china que en 2005 le pagó 1.750 millones por su división de PC. La transacción hay que verla desde tres puntos de vista: qué significa para IBM, qué significa para Lenovo y qué impacto tendrá sobre el mercado y los competidores.

Las ventas de la Serie X dejaron de crecer a mediados de 2011, y fueron negativas en cada trimestre del año pasado. La cosa no tenía remedio en el actual estado del mercado mundial, y de nada habría servido que IBM se empeñara en mantener una actividad que ya no considera esencial para su estrategia. Con esta desinversión, IBM se libera de los últimos vestigios de negocio de bajo margen, y según Steve Mills, senior VP de Systems and Technology, «merecemos unos beneficios propios de un innovador, no los de un distribuidor […] Nuestras inversiones en I+D son las que hacen que IBM funcione, y esto se ha hecho difícil en mercados que no reconocen la innovación que aportamos».

Además de lamentarse, Mills declaró que «el dinero de los accionistas debe ir en la dirección que va el mercado: social, movilidad, analítica y seguridad. Ahí invertimos con el objetivo de desarrollar negocios de alto valor. Esto no es una retirada, y ya verán ustedes más frutos creativos en el hardware», como si quisiera desmentir a quienes predicen que IBM abandonará toda actividad de hardware antes de 2020″.

De momento, IBM rompe con el entorno x86 – representado en su catálogo por las gamas Serie X, Blade Center, Flex Systems, NextScale e iDataPles – o, dicho de otro modo, con la fabricación de sistemas de volumen. Preservará sus appliances «llave en mano» basados sobre chasis PureFlex, que apoyan su negocio cloud, para lo que firmará un acuerdo OEM con Lenovo, y mantendrá sus mainframes System z y los sistemas basados en procesadores Power, con los que obtiene un margen cómodo. A priori, el sacrificio de los sistemas x86 debería devolver a la división una rentabilidad que se esfumaba por su culpa. Pero 2014 puede ser un año difícil, porque el mercado de mainframes se encuentra en la fase baja del ciclo. El último trimestre de 2013, las ventas de grandes sistemas Z cayeron un 37% y las de los Power un 31%.

El razonamiento de IBM resulta transparente: es más rentable vender máquinas virtuales y servicios de infraestructura cloud que servidores físicos, por la sencilla razón de que esa opción abre puertas para la venta de servicios. No obstante, hasta ahora la actividad cloud del Gigante Azul sólo ha tenido éxito en su variante privada, y ahora – tras la adquisición de Soft Layer y una promesa de invertir en construir 15 datacenter – piensa redoblar su apuesta por la cloud pública, en la que va a chocar con Amazon y otros competidores.

Otra ventaja que obtiene IBM en la operación, además del pago, casi totalmente en metálico, será la transferencia de 7.500 puestos de trabajo en sus centros de Raleigh (a 10 minutos de la sede americana de Lenovo), – Shanghai, Shenzhen y Taipei. Las piezas encajan mucho mejor que si el comprador hubiera sido Dell o Fujitsu, supuestamente interesados.

Segundo enfoque: el CEO de Lenovo, Yang Yuangqing, hace gala del nombre que ha puesto a la estrategia de su compañía, PC Plus. Desde la anterior compra a IBM, la compañía china se ha tomado siete años para trepar hasta el primer puesto del mercado de PC, que alcanzó en 2013 y ha reforzado en el cuarto trimestre. Si a esa posición se suman los ingresos que en teoría obtendrá por esta segunda compra, Lenovo se convertiría en el número tres del mercado mundial de hardware – suponiendo que tal ranking exista – o quizás más alto si se considera que reivindica el cuarto puesto en móviles.

En el caso concreto de los servidores x86, Lenovo pasará de una situación casi invisible – 0,2% del mercado mundial, según Gartner – a apoderarse del 7,5% que detentaba IBM según la misma fuente. Incluso en China, IBM vende más máquinas que Lenovo. Globalmente, sin embargo, quedará lejos del 26,8% de HP. Al margen de lo que dicen los porcentajes, algunos analistas piensan que su incorporación a la carrera va a presionar a la baja los precios de esta categoría de hardware.

No acaba ahí la expansión de Lenovo. Otra cláusula del trato con IBM le asegura que podrá vender como OEM los equipos de almacenamiento de esta, en particular la familia Storwize y los sistemas flash [otros, ligados a los mainframe, no son de su interés]. Pero, como los ingresos de IBM en este capítulo siguen bajando – un 13% en el cuarto trimestre – es difícil resistir la tentación de preguntarse ¿acabará Lenovo comprando también esta otra rama de la multinacional americana, con la que tan bien se entiende? El acuerdo que la empresa china tiene para revender algunos productos de EMC podría romperse sin traumas, llegado el caso.

Una consideración final: la venta por IBM de su división de PC – y antes la de discos duros a Hitachi – ha pasado a la historia como una genialidad del CEO de entonces, Louis Gerstner, reinventor de la compañía. En cambio, la operación anunciada la semana pasada, al día siguiente de presentar unos tristes resultados, parece más una salida desesperada de Virgina Rometty, dispuesta a achicar al gigante para que sea sostenible.


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