7/03/2011

La muerte del PC, una esquela prematura

No es la primera vez que Steve Jobs predica el advenimiento de una era post-PC. Lo hizo la semana pasada, pero ya lo había hecho en otras ocasiones anteriores. Sólo que esta vez, con motivo de la presentación del iPad 2, vinculó este con su vieja tesis, y puso en marcha a una legión de comentaristas, blogueros, tuiteros y retuiteros, dispuestos a propagarla en su versión más sucinta: “el PC se muere”. No fue lo que dijo Jobs, pero ¿para qué molestarse en ir a la fuente? No obstante, ¿qué dijo y qué quiso decir exactamente con su profecía? y ¿que veracidad se puede conferir a su tesis? Desde luego, 140 caracteres no serían suficientes para (tratar de) aclararlo.

En mayo de 2007 – teniendo a su lado a Bill Gates, en discrepancia obvia y cortés – afirmaba Steve Jobs que la era post-PC no se caracterizaría por dispositivos de propósito general, sustitutos del PC, sino por otros distintos, adaptados a usos específicos, con el potencial de hacer tabla rasa de las aplicaciones del pasado. Gates era por entonces un firme defensor del tablet PC, y quizá Jobs ya barrutaba lo que sería su tablet media. En 2010, también en la conferencia All Digital, volvió sobre el asunto con una metáfora: “pronto, los PC [serán] como los camiones, seguirán rodando entre nosotros pero los usará sólo un pequeño porcentaje de personas”.

La hora ha llegado, se supone, de que el iPad y otras tabletas desplacen a los PC al arcén. Algunos analistas se acomodan: Gartner prevé que este año se venderán 387,9 millones de PC, un 10,5% más que en 2010, corrigiendo a la baja su estimación anterior del 15,7%; en lugar de cargar la diferencia en la cuenta de la crisis, la atribuye sin más matices a que las tabletas recortarán las ventas de netbooks, sobre todo en los mercados maduros.

Precisamente, los netbooks – que en su día provocaron debates acerca de si debían o no contarse con los otros portátiles – deberían ser las primeras víctimas del auge de las tabletas, pero las cifras relativizan esta conclusión: alrededor de 400 millones de unidades – smartphones más tabletas – frente a unos 1.300 millones de PC de todo formato. Si el problema fuera estadístico, no habría mucho más que decir, pero el problema es otro.

¿Por qué Jobs dedicó tanto tiempo de su presentación a demostrar las cualidades de dos aplicaciones propias, iMovie y Garage Band? Probablemente por dos razones: para probar que el iPad 2 es algo más que un gadget para consumir contenidos (lo es, pero también puede serlo para la creación), y con el fin de estimular a los desarrolladores a elevar la calidad de sus ideas, que con el primer iPad se han quedado cortas de imaginación.

Puede que ahí se encuentre una clave de su retórica. Apple ha hecho un enorme avance en el desarrollo de hardware, para equiparar (y superar) a muchos de los PC del mercado, pero lo que Jobs vino a decir es que el iPad 2 no es un mero factor de forma. Hizo esta referencia implícita a Google y sus aliados: “otros tratan las tabletas como si fueran el próximo PC; el hardware y el software son producto de compañías diferentes, que hablan continuamente de velocidad y otras especificaciones. Este no es nuestro enfoque, el software y las aplicaciones deben entrelazarse de manera distinta a como lo hacen en un PC […] para ofrecer otra experiencia».

Objetivamente, el iPad 2 ha sido recibido como una variante incremental del original  – y un disgusto para muchos que se apresuraron a comprar la primera edición – que seguirá evolucionando, pero no como killer del PC (ni del Mac).  Con el tiempo, las tabletas irán cubriendo necesidades que hoy requieren un PC, pero también esas necesidades evolucionarán.


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