En estos días de desasosiego, que desnudan la fragilidad cognitiva de unas sociedades que creían tener bien amarrado el futuro, no viene mal que una fuente solvente se ocupe de observar a dónde conduce esa costumbre tan arraigada entre los humanos de conectarse incansablemente a Internet, por buenas o no tan buenas razones. En 2018 eran 3.900 millones y en 2023 serán 5.300 millones, según el Annual Internet Report (AIR), cuya nueva edición ha elaborado Cisco. Más allá de una reveladora profusión de cifras, el documento presenta un compendio de tendencias que deberían servir de guía a las empresas al planificar sus estrategias de red y al prepararse ante la nueva generación de dispositivos.
Puede que a los usuarios individuales esa información les traiga sin cuidado, porque su papel se limita a formar parte de la corriente social. Por lo que se ve, la masa no tiene techo: su crecimiento (6% anual) es muy superior al de la población mundial, que ya es decir. En 2023, serán dos terceras partes del total y es imposible predecir si para entonces menguará. Tanto o más importante es constatar que el número de dispositivos y conexiones sigue creciendo al 10%. Este, en definitiva, es el dato que determina la dimensión del mercado.
Norteamérica y Europa Occidental no son las regiones que más crecerán, pero sí las que contarán con un mayor proporción de personas conectadas, con tasas del 92% y 87% respectivamente. Lo mismo sucede si se consideran las ratios de dispositivos y conexiones per cápita, que a finales de 2023 se situarán en el 13,4% y el 9,4% en cada caso.
El informe AIR, que cubre el período 2018-2023, toma el relevo del antes llamado Visual Network Index (VNI). Por primera vez, esta edición incluye una herramienta online para explorar con más profundidad la situación de cada país con arreglo a distintos parámetros.
Uno de los aspectos relevantes en las anteriores ediciones del VNI toma más relieve en el AIR 2018-2023: el referido a las comunicaciones M2M, que por fin despegarán en estos años. Además del crecimiento de la base instalada de smartphones (+7%), el mayor incremento se espera en los dispositivos máquina-a-máquina: para 2023 se estima en 14.700 millones de conexiones tras haber crecido a un ritmo medio del 19% cada año. Aritméticamente, por cada habitante habrá 1,8 millones de conexiones, lo que da una idea de su alcance.
Aquellas cifras genéricas con muchos ceros que se han barajado en tantas presentaciones, empiezan a afinar su precisión. Tras esta tendencia imparable se encuentra el IoT, que acaparará el 50% del total de dispositivos conectados, un tercio de los cuales serán inalámbricos. Se debe, según razonan los autores del estudio, al auge de las aplicaciones domóticas (automatización de dispositivos, control remoto, vigilancia, etc) que representan el 48% del total de conexiones M2M. Le seguirán en orden de importancia las aplicaciones vinculadas con el coche conectado (gestión de flotas, sistemas de entretenimiento, asistencia en carretera, navegación y diagnosis), categoría que experimentará el mayor ritmo de crecimiento, del 30% o más. Asimismo, las smart cities van a jugar un papel esencial, creciendo anualmente un 26%
En estos ámbitos, desempeñarán un papel tecnologías como la Inteligencia Artificial o el aprendizaje automático, dotando de capacidades predictivas a sectores como la sanidad o la industria. En el primer caso, la IA se basará tanto en la nube como en el edge, especialmente con fines de gestión de calidad, atención al cliente, asistentes digitales y recomendación en los procesos de venta.
Ahondando en el estudio, las comunicaciones M2M se desglosan las móviles, que van a pasar de 1.200 millones estimados en 2018 a 4.400 millones en 2023. Dicho de otro modo, al final del período quinquenal las conexiones M2M móviles supondrán un 30% del total M2M.
Por otro lado, salta a la vista que M2M se enfrenta al reto del volumen de tráfico que genera. Aplicaciones como las que aparecen en telemedicina o los sistemas de navegación ´inteligente` para vehículos requieren mayor ancho de banda y menor latencia.
En este sentido, las redes 5G, que parecían llamadas a resolver buena parte de los problemas, no tendrán (todavía) tanto protagonismo como se pensaba. A pesar – señala el AIR – de que una conexión 5G será capaz de soportar tres veces más tráfico que una 4G. Entre 2018, considera Cisco, se producirá un serio declive de 3G (caída cercana al 30%) paralelo a la consolidación de 4G, que con 6.000 millones de conexiones supondrá el 46% del total al final del período, frente a unos 1.400 millones de 5G. Si al cómputo se incorporan los teléfonos móviles, casi el 60% tendrán capacidad 4G mejorada.
Un pronóstico a priori tan conservador lleva a aceptar que en los próximos años los dispositivos y conexiones 5G apenas supondrán una décima parte del total. Ciertamente, el porcentaje mejora algo en Norteamérica y Europa Occidental, aunque tampoco mucho: 17% y 16%. A la cola se situarían Oriente Medio y África (1%) apenas precedidos por América Latina y Europa Central y Oriental (2%). En una visión por países, el liderazgo de 5G (dispositivos + conexiones) correspondería a China (20,7%), Japón (20,6%) y Reino Unido (19,5%).
La aceleración de las conexiones de banda ancha afectará al crecimiento del tráfico y al uso de contenidos y aplicaciones más exigentes. La media de velocidad se duplicará globalmente, pasando de 45,9 Mbps (en 2018) a 110,4 Mbps (en 2023).
Es lógico que, aun dentro de la exquisita neutralidad del estudio, Cisco dedique atención preferente a las comunicaciones Wi-Fi que, según el estudio, van a ganar terreno. El número de hotspot públicos pasará de 169 a 628 millones. La velocidad media de una conexión Wi-Fi se triplicará hasta los 92 Mbps en 2023. En buena medida se explica por la generalización de la norma Wi-Fi 6, que promete elevar un 30% la velocidad de la generación vigente. Y quizá sea más importante la mejora en tiempo real y el vídeo de alta definición, con su obvio impacto en los hábitos del consumidor y las pautas de trabajo de las empresas. De hecho, se espera una explosión de uso en centros comerciales y hospitales.
En 2023 el estándar más extendido será Wi-Fi 5 (IEEE 802.11ac), con casi un 67% de los puntos de conexión, gracias a sus prestaciones para vídeo HD, pero Wi-Fi 6 (802.11ax) también conocido como HEW (High Efficiency Wireless) alcanzará una cuota del 27,4% por su rendimiento en entornos saturados.
Una previsión trascendente de Cisco es que se combinará el aumento de tráfico con la aceleración de la transmisión. Un factor que influirá sobre el almacenamiento en cloud y las descargas de contenidos. En cuanto a las redes móviles, van a triplicar su velocidad hasta 43,9 Mbps en 2023. En total, se supone que al final del período se van a descargar casi 300.000 millones de aplicaciones móviles.
La contrapartida a estos crecimientos explosivos es la seguridad. A la luz de la tendencia, la superficie de ataque para los ciberdelincuentes crecerá exponencialmente. Queda constancia de que en 2019, hasta noviembre – fecha de cierre del estudio – se produjeron 1.272 infracciones, con un saldo de 163 millones de registros comprometidos. A la cabeza de estos ataques se encuentran los de denegación de servicio, una tendencia que no parece remitir sino que en 2023 debería duplicarse. No es anecdótico: la migración masiva a la nube, así como el incremento de las plataformas móviles y el auge de IoT se traducirán en un aumento de los costes por violaciones de datos: en Estados Unidos, su cuantía ronda los 8,2 millones de dólares de media.
Por otra parte, para atender la demanda de aplicaciones avanzadas, las empresas necesitarán implementar soluciones de automatización de red, así como su monitorización y optimización, que según el estudio inducen la adopción de SD-WAN [redes de banda ancha definidas por software] capaces de crear infraestructuras más flexibles para adaptarse a los cambios de requerimientos del tráfico.
En este punto, Cisco no puede menos que arrimar el ascua a su sardina. Introduce en el estudio el concepto de automatización basada en políticas y su IBN [Intent-based networking]. Una tendencia que refleja el estudio es que el flujo de tráfico por las redes se está basando cada vez más en el software y es híbrido por naturaleza. Lo que, según la compañía convoca la necesidad de IBN, que no por casualidad es uno de sus caballos de batalla desde hace más de un año.
[Informe de David Bollero]