Los resultados publicados por Telefónica el viernes 26 confirman que América Latina es el granero del que se nutre el crecimiento de la multinacional española. Una aventura que se inició en 1990 con la compra de una participación en la empresa chilena CTC, representa hoy el 40% de sus ingresos y el 60% de los clientes del grupo. José María Álvarez-Pallete (Madrid 1963) preside la filial que agrupa las operaciones del grupo Telefónica en América Latina, tras haber sido director financiero de la matriz. La entrevista que va a leerse tuvo lugar dos semanas antes del anuncio de resultados, por lo que estos quedaron necesariamente excluidos de la conversación.
¿Qué peso cualitativo tiene América Latina para Telefónica?
Estamos presentes en quince países, y funcionamos como una región más que como una suma de mercados. Esto, que parece una frase, es algo tangible en cuestiones como las compras centralizadas, pero también en el time-to-market: cuando sale un nuevo terminal o una nueva tecnología, los fabricantes miran primero a los operadores que tienen tamaño suficiente para acelerar los estándares. En síntesis, América Latina nos da dos cosas: crecimiento y escala. Y una tercera no menos importante, el caudal de talento latinoamericano que fluye hacia otras partes del grupo.
¿Cómo se expresa la crisis en esa región de quince países?
Se ha notado, con impacto desigual, una cierta ralentización en la segunda parte del 2009, causada por la caída de precios de las materias primas. Aun así, por primera vez en 50 años, las seis grandes economías latinoamericanas han crecido simultáneamente, y algunas han salido fortalecidas, como la brasileña. Esto va ligado a que la región carece de un sistema financiero tan “sofisticado” [dibuja en el aire las comillas]: no han tenido problemas de subprime y el contagio ha venido por vías como la escasez de capitales, la volatilidad cambiaria o la caída de precios de materias primas. Pero hay un mercado de consumo interno que crece: de hecho, países como Brasil salen fortalecidos, porque han hecho los deberes. Las expectativas de cualquier analista internacional hablan de crecimientos para este año de entre el 4 y el 6% en Brasil, Colombia, Chile y Perú. Para Telefónica, el reto es conseguir que ese crecimiento fluya proporcionalmente hacia el grupo, porque hay una relación directa entre el consumo y nuestro negocio: vendemos productos masivos y tenemos millones de clientes que nos aportan un ingreso medio bajo: el ingreso por cliente de prepago en la región oscila entre 6 y 9 euros, según los países.
¿Cuál es la fórmula del crecimiento en ese contexto, distinto al de los mercados europeos maduros?
Ahora mismo, tenemos varias fuentes de crecimiento. Una es la penetración media [número de móviles dividido por la población] que era del 84% a finales del 2009, con varios países por encima del 100%. Quedan mercados grandes, como Chile o México, por debajo de la media. Y hablo sólo de telefonía móvil, de consumo de voz, pero otro tanto ocurre en la banda ancha, tanto fija como móvil; la voracidad latinoamericana por la banda ancha es notable. La tercera fuente es la expansión del ARPU [ingreso medio por usuario, en su sigla inglesa] que en este momento pasa por incentivar la migración de clientes de prepago a contrato.
Es la hora de la banda ancha móvil […]
Nuestra experiencia con los clientes indica que la banda ancha fija y la móvil se complementan. Lo que quiere la gente es una experiencia de Internet total. Que la banda ancha sea fija o móvil desde el punto de vista del usuario es casi irrelevante mientras demos la velocidad adecuada. Hemos visto que si estructuramos bien la propuesta comercial podemos combinarlas sin que una canibalice a la otra. Pero no olvidemos que la evolución tecnológica es distinta: la masificación de la telefonía móvil va a imponer un desafío en transmisión, en señalización, en calidad de servicio y en velocidad de acceso. Y por lo tanto la complementariedad es un asunto relevante: con algunos elementos de red ya es difícil distinguir si son fijos o móviles; la propia proliferación de dispositivos va en la misma línea: ¿es banda ancha fija o móvil cuando te conectas por WiFi? Por eso creo que hay que ser pragmáticos e invertir en capacidad de transmisión, para que la explosión de tráfico IP fluya sin problemas de calidad.
Un pragmatismo que supone inversión.
Seguimos invirtiendo en redes: estamos en fase de despliegue masivo de 3G en la región y haciendo pruebas con fibra en Brasil y en Chile; acabamos de anunciar una inversión de 1.400 millones en tres años para tender un cable de fibra que atraviesa la Sierra peruana y penetra en la Amazonia, como una alternativa troncal. Además, operamos un cable submarino de fibra óptica que da toda la vuelta a América Latina. No puedo revelar la cifra en este momento, pero en 2009 la inversión ha sido superior a la del 2008.
Sobre el papel, la competencia aparece feroz, empezando por el grupo de Carlos Slim.
Dicho en general, tenemos un competidor regional muy potente tanto en fija como en móvil, América Móvil, pero también nos batimos con compañías locales fuertes, incluso en mercados pequeños como El Salvador, donde hay cuatro operadores, todos con red propia.
¿Es sostenible ese nivel de competencia?
No sé si es sostenible, pero han pasado la crisis y ahí están. No excluyo alguna concentración, pero los grandes bloques ya están configurados. Telefónica está acostumbrada a competir, pero aparecen nuevas formas de competencia, menos conocidas, que pueden venir de actores de internet como Google u otros, o de grupos multimedia locales; en esta batalla hay que estar siempre atentos.
¿Cómo evolucionan los mercados, individualmente? De sur a norte, si le parece.
De sur a norte. En Argentina, operativamente el 2009 ha sido muy bueno. El país ya está al 100% de penetración, y tiene una competencia feroz en móvil, pero Telefónica aumenta en clientes y en ingresos. Es uno de los pocos mercados en los que seguimos creciendo en telefonía fija, el ADSL está despegando, pese a una alta penetración del cable […]
¿Qué posición tiene en el contencioso entre Telecom y el gobierno argentino?
El debate que se da en Argentina es si podría recrearse el antiguo monopolio como consecuencia de la participación de Telefónica en Telecom Italia http://www.norbertogallego.com/?p=163. Quisiéramos que ambas cuestiones se separaran, porque falsean la discusión. Telefónica no controla Telecom Italia, ni por activa ni por pasiva, y en concreto con los temas que tienen que ver con las inversiones de esta en América Latina [Argentina y Brasil], donde somos competidores, los estatutos de Telco [consorcio italiano en el que participa Telefónica] está escrito que no tenemos derechos políticos; o sea que no es sólo que nos ausentemos de los debates, que nos ausentamos, sino que aunque quisiéramos estar, o delegar el voto, sencillamente no tenemos derechos políticos que ejercer.
Pasemos a Chile.
Es otro mercado muy competitivo, con un operador móvil local muy bueno, y no es precisamente el país donde a Slim le ha ido mejor en la región. En nuestro caso, hemos pasado una etapa, desde el decreto tarifario de 1999, que nos obligó a reestructurar la compañía, y desde el 2007 estamos teniendo una buena performance en móviles y, más recientemente, en fijo. Por otro lado, es el único mercado donde hemos hecho pruebas de unificación de fija y móvil bajo la marca Movistar, y la experiencia ha salido bien.
¿Quiere decir que van a acelerar la unificación de marca en la región?
Sí, pero con cuidado. Hay casos particulares donde tenemos socios, como en Colombia o en Brasil, y la velocidad a la que se haga depende también de otros factores, entre ellos los niveles de maduración de cada mercado, que condiciona la agenda. El móvil está avanzando en penetración, y tiene crecimiento, mientras el fijo se está empaquetando.
Un mercado fundamental, y muy complejo, es Brasil […] Como si fuera poco, acaba de entrar Vivendi como competidor.
Así esí. Vemos en Brasil mucho recorrido para las telecomunicaciones entre sus más de 200 millones de habitantes, y esto quiere decir que va a crecer en todo: voz, datos, banda ancha; ya lo está haciendo, muy rápido. En la telefonía móvil, se acelerará la migración de prepago a contrato y, si los operadores la hacemos bien, nos dará un fuerte crecimiento del ARPU. Hay otro reto para el que Brasil es importante, el convertirlo en una plataforma para que los desarrolladores de software produzcan soluciones y nosotros las distribuyamos dentro y fuera del país. Es la idea que origina lo que llamamos Open Telefónica: convertirnos en distribuidores de desarrollos latinoamericanos que se vendan en el resto del mundo.
México es un caso difícil por otros motivos, el peso de Telmex [cabecera del grupo Slim] y la perspectiva de nuevos competidores con el reparto de espectro […]
El nivel de penetración en México es de más del 70%, luego hay entre un 20% y un 30% de mercado que capturar, son millones de clientes. Pero es un mercado duro, con un competidor que no cede un milímetro sin pelearlo hasta el final, y un entorno regulatorio que avanza en dos aspectos: uno es la licencia del espectro, que necesitamos para superar nuestro cuello de botella y desarrollar masivamente la banda ancha. Hay unas reglas y un calendario impuesto por el regulador que esperamos que se cumpla. En paralelo está la disponibilidad de fibra oscura que implicaría un mercado competitivo en transmisión, que permitiría bajar los precios al usuario final. Tenemos bastante esperanza en esos dos procesos.
¿Es duro competir con Slim en su propio país?
Sí que lo es. Nuestra cuota de mercado es del 20% y creciendo; veníamos de un 12%, y cuando se publiquen las cifras se verá que se trata de una operación relevante en número absoluto de clientes, con una fuerte ganancia neta en los últimos trimestres. Si añadimos que desde México llevamos Centroamérica, estamos hablando de un tamaño similar o superior al que tenemos en España.
De sur a norte hemos sobrevolado Venezuela, ¿es tan complicada como parece?
Complicada, sí, pero estamos contentos trabajando en Venezuela: tenemos ahí una operación integrada, pragmática, que nació móvil y hoy tiene los cuatro productos – incluye la TV IP – con marca única. Aparte, hay dos problemas peculiares, la contabilidad inflacionaria y el tipo de cambio bolívar/dólar, pero 2009 ha sido un año muy bueno desde el punto de vista operativo, y el inicio del 2010 también.
¿Observa tendencias hacia la consolidación de operadores en la región?
Como posibilidad, existe en teoría, pero en realidad la consolidación fuerte ya se ha producido: suponiendo que alguien quisiera acumular una posición como la que Telefónica o el grupo Slim tienen en América Latina, sencillamente no habría activos disponibles.