En las próximas semanas, este blog tratará de anticipar una cobertura del Mobile World Congress de Barcelona (27 de febrero a 3 de marzo) En realidad, ya ha empezado con la glosa de un estudio acerca del impacto económico de 5G, que un buen lector ha cuestionado por cuanto parece avalar unas proyecciones a largo plazo (2035), basadas en modelos, con alto riesgo de imprecisión, sobre el impacto económico de las redes 5G. La materia excede la obsesión mediática por los plazos, que eclipsa otras reflexiones. Depende, naturalmente, de a quién se pregunte. En esta ocasión, el autor ha tenido una larga charla con Joaquín Mata, Director General de Operaciones y Red de Telefónica de España.
La conversación tuvo lugar como secuela de una rueda de prensa en la que Mata presentó a escala de demostración una serie de mejoras que Telefónica está implantado en su red 4G: nuevas modulaciones, agregación de portadoras para tener un flujo de continuo datos, ampliación del número de antenas en un mismo emplazamiento, entre otras novedades que algún asistente interpretó como signos de relajación del compromiso de Telefónica con el despliegue de 5G. Porque, si 4G tiene larga sobrevida, como se dice, ¿por qué darse prisas en adoptar la siguiente generación?. Un argumento que Mata desbarató.
¿Está tomada la decisión sobre el ritmo de de despliegue de 5G en la red española de Telefónica? ¿Ve algún riesgo de que, tras invertir masivamente, otros se lleven los frutos?
Cada cambio tecnológico hace que surjan oportunidades que, es inevitable, implican algún riesgo para los actores establecidos. En Telefónica, esto nos preocupa poco, porque creemos tener capacidad para gestionarl el cambio. Con mayor o menor acierto. La evolución de 4G a 5G es uno de esos cambios, es muy produndo pero no especialmente de riesgo, porque hay unos procesos de estandarización y un calendario bien establecidos. Sencillamente: 5G llegará cuando llegue, cuando todo esté maduro, y no somos quienes para acelerarlo ni demorarlo. Lo relevante no son los plazos, que parecen ser el único tema mediático sobre 5G. Me preguntan si Telefónica apuesta por 5G. ¿Cómo no va a apostar? ¿Quién en su sano juicio se quedaría al margen? Telefónica apostará, y pondrá las fichas sobre la mesa cuando toque.
Se habla de un nuevo ciclo de inversión, cuando no está claro que otros anteriores estén cerrados […]
En este negocio nuestro, los ciclos de inversión se reducen a una sola cosa: poner dinero siempre, continuamente. El secreto no es si estar a favor o en contra de algo, sino en acertar con los tiempos para lograr un equilibrio entre innovación y oportunidad. Todo lo demás sería contribuir a una burbuja, y evidentemente no queremos una burbuja.
Tampoco parece que se corra ese riego […] los proveedores de infraestructura quieren vender. Es lo normal, ¿no?
No es que quieran, es que necesitan vender. También los fabricantes de terminales necesitan lanzar nuevos modelos y para cambiar el tono de la demanda les vendría bien que 5G se pusiera en marcha. Pero, amigo, con los ciclos tecnológicos, es probable que quien se salta los procesos, acabe llevándose un disgusto. No quisiera dejar pasar una mínima duda: Telefónica está firmemente comprometida con 5G y abordará su despliegue cuando corresponda.
¿Cuándo?
Dependerá de muchos factores y de distintas perspectivas. De que todo esté debidamente estandarizado, de que haya propuestas acordes en infraestructura y terminales […] Pero la pregunta más importante es ¿para qué queremos 5G?
Puede ocurrir que si un operador espera a que todo esté alineado, aparezcan operadores neutros para explotar las oportunidades de nuevos servicios sobre 5G […]
No puedo saber si aparecerán esos operadores neutros. Además, ¿qué es un operador neutro? ¿Tendrá espectro o se apoyará en el que hemos pagado los demás? ¿Le dejaremos hacerlo? ¿Cuál será la regulación? Por ahora, todo es bastante abstracto.
No tanto. Es aproximadamente lo que parece esbozarse en torno a IoT: si los operadores no espabilan, otros saltan al ruedo […]
Interesante hipótesis, pero ¿en el Internet de las cosas incluímos a las personas? Así como la voz es un dato, ¿las personas pueden ser una cosa y entonces IoT será también un medio de comunicación entre personas? No estoy desvariando: dentro de unos años, 2020 o 2025, la conectividad será tan grande que hoy no tenemos respuesta para muchas preguntas. Mi obligación es contextualizarlas, hacer que tengan sentido para el negocio. Entonces, quiero insistir en que a 4G le queda desarrollo tecnológico por hacer. Lo que no contradice la necesidad de prepararse ya para la siguiente ola.
Circula mucho la expresión 4,5 G. ¿Refleja una transición posible?
Aquí tengo un diagrama cuya paternidad es de una empresa proveedora pero coincide mucho con mi manera de pensar. Sin citar la fuente, para que no se malinterprete, me basaré en él. Sirve, en mi caso, para resumir cómo vemos la evolución de las redes en cuatro aspectos fundamentales: espectro, sites, arquitecturas y funcionalidades.
Así, a simple vista, el esquema sugiere que 5G está destinada a ser soporte de hiperconectividad…
Precisamente. Cuanto más alta es la banda, más capacidad tengo, menos propagación y menos cobertura; por consiguiente tengo que poner más sites y más small cells. Es evidente que la estandarización de 5G nos está llevando hacia la hipeconectividad. Si se entiende así, habrá que liberar las bandas altas, y hacer que convivan con bandas no licenciadas; así florecerán nuevos servicios […] Pero, atención: la inversión en red tiene que ser sostenible, tener una economía de escala razonable, ofrecer más capacidad a un precio incrementalmente inferior. En esto todos los operadores estamos de acuerdo, y en Telefónica nuestra regla es que tenemos que estar preparados para esas nuevas capacidades
Entiendo que hay una relación directa entre la capacidad y la demanda real, para remunerar la inversión
Tiene que haber un modelo de negocio: Este es todo el arte del asunto: gestionar la oferta y gestionar la demanda. La capacidad técnica para hacerlo, la tenemos, de eso no hay duda […] Tenemos 20.000 estaciones base y, si vamos a un entorno de small cells, estaríamos hablando de un orden de magnitud quizás cinco veces mayor: outdoor e indoor, en casa y lugares públicos (centros comerciales, estadios, etc) ¿Cómo gestionar un modelo operativo para esto? Hay que pagar alquiler por los sites, hay un coste de energía, se requiere un backhaul, dotar de inteligencia a las antenas remotas activas, las necesidades de seguridad aumentan […] No sé si se entiende el reto que tenemos por delante, antes de 5G.
¿Hacer la red mucho más capilar, es lo que quiere decir?
Suelo dar este ejemplo: en la red fija, hemos pasado de tener más de 6.000 centrales en cobre a replegarnos a unas 2.000 en fibra, en números redondos. En movilidad estamos haciendo lo opuesto: ampliar y ampliar, porque esto es lo que exige la hiperconectividad. La red fija es, digamos, determinística – las casas son las casas – mientras que la red fija es más estadística, porque la gente se mueve: esta semana no tenemos una gran carga en Denia, pero hay que estar preparados para soportar la del verano.
¿Marchan al unísono los operadores? ¿O con ganas y recursos dispares?
Cada uno mira por su casa. En este esquema que acabo de pintar, faltaría la evolución de la alta definición de voz y vídeo. Ahí está la gran ventaja que va a aportar 4,5 G, en el vídeo y en la voz. ¿Quiero reducir un poquito la calidad? Aumento la capacidad. ¿Quiero aumentar la calidad? Reduzco la capacidad. No es sólo un avance técnico, es una mejora muy grande en la experiencia de los usuarios, un camino que se puede recorrer antes de llegar a 5G. Todavía no hemos encontrado un modelo de negocio, pero lo encontraremos.
¿En qué punto de ese camino está ahora Telefónica?
No caigamos en un equívoco. El móvil es sólo una parte del negocio global de un operador. No he mencionado televisión ni fibra, sólo estamos hablando de la evolución de 4G a 5G, que es muy importante pero es sólo una parte del negocio de Telefónica. ¿En qué punto estamos? En el pelotón de cabeza, como no podía ser de otra manera. Claramente a la cabeza en fibra y en televisión, y si me apura empatados en móviles.
¿Y qué me dice del espectro?
Hay que saber para qué se usa cada banda, porque los 700 del dividendo digital no tienen nada que ver con los 3.500 o los 6.000 que vendrán un día. Capacidades distintas, coberturas distintas, propagaciones también distintas […] Si 5G está destinado a incrementar la hiperconectividad, como se está planteando, nos surge otro capítulo, que es la conexión, surge el Internet de las Cosas, el NB-IoT. Lo que nos lleva a diferenciar entre entornos rurales y entornos hiperdensos […] Tenemos que dar un doble salto mortal: todo lo que ahora está en 2G tiene que pasar a 4G, pero en entornos hiperdensos habrá que pasar de 4G a 5G […] y no he hablado de lo que supondrán el coche conectado, el semiautónomo o el autónomo.
[…] Perdón por la simplificación: todo esto significa que por mucho interés que la industria tenga en acelerar, los operadores tienen que pensar en cómo racionalizar su inversión.
Realmente simplifica. Acelerar hay que acelerar, siempre […] Pero no dando saltos. Hoy, de donde estamos a donde queremos estar habría que dar un salto enorme. Deberían entenderlo todos […]
¿Quiénes son todos?
Empezando por los clientes: tienen que entender que estamos hablando de servicios. Con todos mis respetos por otros sectores, cuando abro el grifo sale agua fría o caliente, no sale agua con limón ni agua carbonatada; lo que queda en la jarra no puedo meterlo otra vez en la red para que se distribuya. Entonces, ¿a qué viene tanta insistencia en que somos una utility? Damos servicio de voz fija, voz móvil, datos móviles y fijos, compartición de datos, de bajada, de subida, bajo demanda,… televisión multicast o unicast, a la carta, puedo parar el canal y retroceder… Todo es tecnología, lo que quiere decir que cuesta dinero. No me quejo, así es este sector.
Eso en cuanto a los clientes. ¿Qué le pide a la industria? ¿Qué tendrían que hacer los proveedores?
Sólo digo que aceleremos juntos, sin saltos ni atajos, que vayamos por el camino trazado por el 3GPP. Pido racionalidad en los mensajes y en las decisiones, que entre todos establezcamos un ecosistema, unas reglas de juego para un negocio sostenible. Para ellos, igual que para nosotros, 5G es inversión, capex puro y duro como no lo tiene ningún otro sector. Tenemos que dar mensajes comunes y coherentes.
Hemos llegado al aspecto regulatorio
Que lo hay, por supuesto, como hay un aspecto social, uno financiero, etc. Y los casos de uso, porque cuando al mencionar las conexiones, no he hablado de latencia. ¿Tanto nos gusta la realidad aumentada, la realidad virtual? Preparémonos, porque no sólo hace falta velocidad, se necesitan anchos de banda muy relevantes […]
Vuelvo al comienzo: en torno a 5G se ha generado una ansiedad por fijar plazos…
Los plazos están fijados por el calendario. Despliegues precomerciales, objetivos en una ciudad de cada país europeo… en 2020 podría empezar una explotación comercial limitada […]
¿Telefónica está preparada?
Con seguridad, la red de Telefónica estará preparada cuando el ecosistema esté suficientemente maduro. No me pida un plazo: sólo diré que estaremos probablemente al mismo nivel que el primero en llegar a la meta, que no tiene por qué ser el que más corra o el que finge correr. Porque, antes, el ecosistema tiene que crear las condiciones para que 5G tenga sentido.
En ese ecosistema hay actores de muy distinto peso. ¿Quién es decisivo?
No hay uno que sea más decisivo que el resto. Los fabricantes de infraestructura de red son muy importantes, y los terminales son una barrera de entrada porque sin ellos no habría 5G […] Pero si no hubiera servicios, tampoco. En todo caso, el modelo de negocio tiene que ser sostenible y a la regulación le toca hacerlo posible.