El dominio de Intel sobre el mercado de microprocesadores es tan sólido estadísticamente como quebradizo subjetivamente. Por esto, la compañía no podía dejar de reaccionar ante la impresión pública – extendida pero falaz – de que AMD está a punto de darle caza. El problema está en que la reacción ha sembrado confusión incluso entre los más fieles, que difícilmente van a desertar de los productos de Intel. ¿Por qué esta ha presentado una nueva hornada de chips Comet Lake, destinados a portátiles ligeros y de alto rendimiento, hablando de décima generación pese a que están fabricados con una tecnología que se remonta a 2016? Muy simple: para que su rival no sea el centro de la conversación.
No hay peligro de sorpasso: la cuota de AMD en el mercado global de procesadores para portátiles fue del 14,1% en el segundo trimestre, según datos recogidos por Mercury Research. Pero doce meses antes era del 8,8%, ahí duele. La ganancia de 5,3 puntos probablemente se ampliará en los próximos meses, a juzgar por el interés que ha despertado la familia Ryzen de AMD. En teoría, Intel tendría un arma potencial que raramente ha usado: ajustar a la baja sus precios para contentar a los fabricantes (e indirectamente al usuario final) pero esa respuesta tendría doble filo mientras no normalice el suministro que tantas quejas provoca. Ahí sí que puede perder cuota.
Sorprende que Intel haya lanzado dos gamas de procesadores distintas pero dirigidas al mismo mercado – los portátiles de bajo consumo y altas prestaciones – con sólo cuatro semanas de diferencia. Los Comet Lake se han diseñado con reglas de 14 nanómetros, no con las de 10 nanómetros de los Ice Lake que Intel anunciara cuatro semanas antes. El equívoco consiste en que sus prestaciones son sólo marginalmente inferiores a las de los 10 nm pero muy superiores a los actuales 14 nm.
Es lícito preguntarse si Intel está jugando con las apariencias (el número 10) porque durante meses no tendrá capacidad suficiente para fabricar chips de 10 nm en cantidades apreciables. Con esta maniobra ganaría tiempo confiando en no perder cuota y salvar su reputación. O, según otra interpretación más malévola, sabe que a la hora de la verdad su tecnología de proceso de 10 nm no es tan superior a la venerable de 14 nm, y puede aplicarle la una microarquitectura que tiene sobradamente amortizada.
La aparición de las nuevas CPU de Intel, combinada con los problemas de suministro de Intel, ha creado una circunstancia insólita en el mercado en los dos trimestres pasados. Está en juego un mercado en pleno proceso de consolidación en pocas marcas. Ojalá la demanda soporte la tensión.
Las crónicas de la prensa especializada, ávida de noticias sobre Intel, no ocultan su perplejidad. En la rueda de prensa, protagonizada por segundones, se preguntó insistentemente qué criterios distinguen a los Comet Lake de los Ice Lake, pero los portavoces se llamaron a andanas. Hay que suponer, pues, que las dos gamas – formadas por un total de 18 procesadores al mismo tiempo – van a equipar portátiles que competirán durante los próximos meses.
Una brevísima recapitulación se impone: la gama Ice Lake [fabricada con una densidad de 10 nm ha recibido la numeración 10xx, propia de su generación, y clasificada como i3, i5 e i7 según sus niveles de prestaciones (sin excluir solapamientos, como siempre). Los Comet Lake, presentados veinte días después, emplean la misma nomenclatura y, dejando a un lado las diferencias de proceso de fabricación, salen al mercado a unos precios prácticamente idénticos
Históricamente, Intel ha presentado una gama tras otra cambiando la tecnología de proceso cada dos años (aunque Sandy Bridge tardó tres). En Ice Lake, de 10 nm se tomó cuatro años, como se ve en la serie del gráfico. Siempre es cuestionable usar la palabra retraso en lugar de ciclo, pero esta vez ha tenido como consecuencia que en la lista de precios vigente se pueden encontrar cuatro generaciones sucesivas, todas ellas disponibles, pero insólitamente una misma generación está originada en dos tecnologías de proceso dispares. Nunca se había visto.
Como cabía esperar, los nuevos Ice Lake superan en prestaciones a los procesadores para portátiles comparables 9xx, gracias a una tecnología de proceso litográfico con líneas más finas y un nuevo diseño de núcleos (que para más complicación se conoce como Sunny Cove). Y aún hay más para marear la perdiz: estos procesadores llegan con gráficos de la 11ª generación que la compañía llama Iris Plus Graphics, ante la necesidad de responder a una carta que juega AMD.
Con todas estas novedades de arquitectura interna y la introducción de la tecnología de 10 nm, es natural que mejoren las prestaciones, pero el argumento es más complejo: se habla de ´hibridez`porque, a precios idénticos para gamas comparables, la mayoría de las aplicaciones tendrán prestaciones similares. En realidad, sólo los aficionados a usar un portátil ligero para jugar o para tareas de exigencia gráfica apreciarán la diferencia entre Ice Lake y Comet Lake. Todo sumado, se hace difícil para Intel tener un discurso fluido en torno a las ventajas de una y otra línea.
Sin embargo, son detalles de relevancia discutible, porque estos chips se van a colocar en unos portátiles con múltiples compromisos de diseño. Lo fundamental, la orden del día, es que consuman poca energía, 15W, para que el dispositivo sea fino, ligero y suficientemente autónomo a la par que potente.
Los Ice Lake empezarán a aparecer en portátiles ultraligeros que llegarán al mercado a partir de este mes; los Comet Lake a partir de octubre. Esto quiere decir que durante la campaña de navidades en el comercio van a coincidir dos tipos muy parecidos y destinados a unos usuarios similares, pero con procesadores diferentes y en ambos casos nuevos.
Los integradores tendrán que hilar muy fino a la hora de elegir entre tanto procesador, porque no podrán fabricar 19 modelos con distinto chip para una misma categoría de usuarios. Para estos también será difícil elegir. Y si como se espera las marcas que mandan en el mercado integran en sus catálogos modelos basados en AMD con el señuelo de los 7 nanómetros, entonces sí que la temporada verá opciones muy variadas. Que esto sea suficiente para reactivar el mercado de PC dependerá de un sinfín de factores ajenos a la tecnología.
[informe de Lluís Alonso]