El primer semestre de 2009, tan problemático para otras empresas, ha sido un motivo de satisfacción para Indra, la primera empresa tecnológica española. Sus ingresos se incrementaron un 7% hasta 1.333,4 millones de euros, y el resultado ha crecido en idéntico porcentaje: 151,6 millones. La compañía que preside Javier Monzón ha informado que su cartera de pedidos se ha incrementado hasta los 2.607 millones de euros – otro 7%, ¿cabalístico? – lo que avala esta frase: “Considerando la evolución durante la primera parte del año y el importe de la cartera de pedidos ejecutable a lo largo del segundo semestre, la cobertura del objetivo de la cifra de ventas para el año 2009 es del 92%”.
El comunicado de la compañía señala que ese comportamiento estaría en línea con la situación existente a las mismas fechas del año pasado. Y apunta algo más: “los meses transcurridos durante este ejercicio han confirmado la situación de atonía y bajo crecimiento de algunos mercados en los que opera la compañía, especialmente el mercado doméstico [neologismo por interno], sometido a importantes reducciones de presupuestos que están conllevando también presiones sobre los precios”. La internacionalización es la carta que se guarda Monzón para cumplir las previsiones de cara al final del ejercicio. Los mercados exteriores, un 35% de las ventas, podrían ganar algo más de peso sobre el total de la cifra de negocios.
Pero Indra ha sido también noticia por otras razones. Unión Fenosa – en manos del grupo constructor ACS hasta la reciente toma de control por Gas Natural – se ha desprendido de un 10% del capital de la compañía, vendiéndolo a Corporación Alba por 246,2 millones de euros. Otro 5% ha sido asumido por Gas Natural y el remanente del 3% por distintos inversores. El origen de esta recomposición del capital se remonta a tres años atrás, cuando la incorporación de Soluziona mediante una ampliación de capital que fue suscrita en su totalidad por la eléctrica. El resultado de esta cadena de operaciones implica que el primer accionista de Indra es Caja Madrid, con un 20% del capital, seguida de Corporación Alba, instrumento inversor de la familia March.
El primer semestre de 2009, tan problemático para otras empresas, ha sido un motivo de satisfacción para Indra, la primera empresa tecnológica española. Sus ingresos se incrementaron un 7% hasta 1.333,4 millones de euros, y el resultado ha crecido en idéntico porcentaje: 151,6 millones. La compañía que preside Javier Monzón ha informado que su cartera de pedidos se ha incrementado hasta los 2.607 millones de euros – otro 7%, ¿cabalístico? – lo que avala esta frase: “Considerando la evolución durante la primera parte del año y el importe de la cartera de pedidos ejecutable a lo largo del segundo semestre, la cobertura del objetivo de la cifra de ventas para el año 2009 es del 92%”.
Javier Monzón
El comunicado de la compañía señala que ese comportamiento estaría en línea con la situación existente a las mismas fechas del año pasado. Y apunta algo más: “los meses transcurridos durante este ejercicio han confirmado la situación de atonía y bajo crecimiento de algunos mercados en los que opera la compañía, especialmente el mercado doméstico [neologismo por interno], sometido a importantes reducciones de presupuestos que están conllevando también presiones sobre los precios”. La internacionalización es la carta que se guarda Monzón para cumplir las previsiones de cara al final del ejercicio. Los mercados exteriores, un 35% de las ventas, podrían ganar algo más de peso sobre el total de la cifra de negocios.
Pero Indra ha sido también noticia por otras razones. Unión Fenosa – en manos del grupo constructor ACS hasta la reciente toma de control por Gas Natural – se ha desprendido de un 10% del capital de la compañía, vendiéndolo a Corporación Alba por 246,2 millones de euros. Otro 5% ha sido asumido por Gas Natural y el remanente del 3% por distintos inversores. El origen de esta recomposición del capital se remonta a tres años atrás, cuando la incorporación de Soluziona mediante una ampliación de capital que fue suscrita en su totalidad por la eléctrica. El resultado de esta cadena de operaciones implica que el primer accionista de Indra es Caja Madrid, con un 20% del capital, seguida de Corporación Alba, instrumento inversor de la familia March.