Tristón, apagado, soso. Tres adjetivos que describen el ambiente de IFA 2011, escaparate del mercado europeo de electrónica de consumo en Berlín. Porque este año, el mercado europeo da grima. Según el informe publicado por GfK en vísperas de la apertura, las ventas del sector en la primera mitad del año han declinado un 11,3 % con respecto al mismo período de 2010. Los televisores, el segmento de mayor peso, han sufrido un derrumbe del 14%, que la consultora atribuye a la confluencia de tres factores: en 2011 no hay eventos deportivos ni procesos de sustitución de TV analógica por digital, para estimular la demanda; el tercer factor, obvio, es la profunda crisis que vive la eurozona.
De buena gana, los ejecutivos de la industria omitirían esa comparación con los datos de 2010, un año excepcional que a la postre se ha convertido en fuente de disgustos para muchos de ellos. El año pasado, las ventas de televisores fueron brillantes porque dos de esos tres factores tenían un sesgo expansivo, y la contracción del consumo no era manifiesta. Si pudieran compararse con 2009, el incremento habría sido del 28%. Como suena.
Sirve de poco consuelo: una industria que ha vivido acelerada durante años, no ha podido ni querido presentar novedades interesantes en 2011. Las primeras marcas han salido del paso presentando modelos que, salvo detalles menores, son “más de lo mismo”. Los televisores con retroiluminación por LED, que son un 56% del segmento LCD, siguen acaparando la atención, pero no son un estímulo real, salvo cuando fabricantes y/o distribuidores optan por sacrificar márgenes para liquidar inmovilizado. Va de suyo que la tecnología 3D sigue dando espectáculo, pero no puede ser un revulsivo, de modo que las marcas han renunciado a cobrar un sobreprecio significativo por algo que el consumidor no pide expresamente. Los televisores que integran esa capacidad representan el 16% de las ventas; según estimaciones de GfK, serán más de 6 millones de los 39 millones de televisores que se venderán este año en Europa occidental.
Aun así, persiste la confusión en torno a la cuestión de las gafas. La conectividad a Internet es el otro reclamo que esgrime la industria, pero no se aprecia que sea suficiente para invertir la tendencia recesiva. El precio medio de un televisor LCD se calcula en 459 euros, que sube a 748 euros para uno de plasma, y esto significa, según la misma fuente, que “los consumidores están gastando significativamente menos que hace un año, a pesar de que los productos ofrecen prestaciones más avanzadas”. ¿A alguien le sorprende? En su análisis de mitad de año, la consultora puntualiza que los televisores de 32 pulgadas son todavía el formato más popular, aunque con una fuerte caída de unidades. Sin embargo, los de más de 40 pulgadas ya representan casi la mitad del mercado, y la proporción sube gradualmente.
No es diferente la tendencia que se observa en la periferia. El mercado europeo de reproductores y grabadores DVD y Blu-ray cae, hasta un 40% en algunos países como España (en Alemania, la bajada ha sido moderada, del 12%). No obstante, si las categorías se desagregan, su tendencia es dispar: 29% menos de unidades vendidas de DVD, y 20% de aumento en Blu-ray. Aunque, al considerar el valor, se descubre que el incremento de la segunda se limita al 5%.
En el desglose por marcas, ninguna se salva de la quema. Samsung sigue en cabeza, pero tiene como prioridad desactivar sus excesos de capacidad, razón por la que el jefe de la división audiovisual, Boo Keun-Yoon – que podría perder el puesto si no cambian las tornas – atenuó esta vez la jactancia que se le conoce de años anteriores. LG, cuyos problemas no son distintos a los de su compatriota, se ha dado maña para recortarle cuota en algunos mercados. La desventurada Sony sigue debatiendo cómo devolver la rentabilidad a su negocio de televisión, y desmiente que piense abandonarlo: 2011 puede haber sido el último año en el que Howard Stringer pronuncia su habitual keynote en Berlín. Sharp, enferma del mal de sobreproducción, confía en que sus ventas aumentarán en 2012, año de la Eurocopa, de la que es patrocinador. Panasonic pone expectativas parecidas en el impacto que debería obtener del hecho de que una decena de deportes olímpicos de Londres 2012 se retransmitirán en 3D con equipos profesionales de la marca. En cuanto a Philips, se resigna a ser marquista de un fabricante chino, pero reafirma que su nueva vocación es el pequeño electrodoméstico lifestyle.
Con esta suma de circunstancias, no es extraño que la línea blanca haya atraído más atención y ocupado más espacio en esta 51ª edición de IFA. Según los estudios difundidos durante la feria, la introducción de las normas de eficiencia energética ha conseguido, en sólo nueve meses de vigencia, que los productos con referencia A+++ ya representen el 10% de los electrodomésticos vendidos en Europa.
La otra línea maestra de la feria de este año ha sido la convergencia entre la informática y la electrónica de consumo. Sony y Toshiba han aprovechado la ocasión para lanzar sus nuevas tabletas, mientras que Acer y Lenovo anticipaban la nueva corriente al presentar sendos ultrabooks [asunto que merecerá tratamiento específico en los próximos días]