El lanzamiento de los Mate 10 y 10 Pro ha tenido un efecto deliberado: fijar la imagen de Huawei como dispuesta al asalto del segundo puesto del mercado mundial de smartphones. Aparentemente lo tiene a tiro de piedra, ya que cerró el segundo trimestre con el 11,3% de cuota mundial mientras Apple se estancaba en el 12%. El sorpasso provisional podría haberse producido ya, en plena transición de Apple hacia sus nuevos iPhone. Prudentes, los analistas de IDC creen que no podrá cantar victoria hasta el año próximo. Samsung, líder absoluto del ranking, está lejos como para sentirse amenazada, mientras Huawei coloca en primer plano de su marketing el gancho de la inteligencia artificial.
En smartphones, Huawei es líder en China, está bien situada en India y mantiene una posición preponderante en Europa, con especial énfasis en los países más jugosos: Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España. La asignatura pendiente es Estados Unidos, donde la venta online no es suficiente para ganar cuota. Este punto flaco podría resolverse si se confirma un acuerdo con AT&T que, extraoficialmente, empezará a regir en 2018. Que el segundo operador estadounidense comercialice móviles de Huawei entre sus clientes, ayudaría a la marca china a sortear las suspicacias vertidas contra ella desde 2012.
En los últimos dos años, el argumento supremo del marketing de Huawei ha sido la cámara de sus smartphones: novedades ostensibles, como el doble sensor o la asociación con Leica, han vertebrado esa estrategia para ganar la atención del público. A ello han contribuido sus acciones de promoción en el mundo fotográfico y un perspicaz acercamiento al colectivo de aficionados a Instagram. Ese reclamo se mantiene, pero sube a primer plano la inteligencia artificial, con la peculiaridad de que Huawei cuenta con un procesador de diseño propio, Kirin 970, cuya joya es la NPU (neural processing unit), destinada a agilizar tareas de IA. Que conste que también Apple habló de procesamiento neuronal cuando presentó su chip A11 Bionic para los nuevos iPhone.
El reto es hacer que el usuario vea la utilidad de la inteligencia artificial. Para esto, en los dos nuevos modelos se vuelve a mirar hacia la cámara. Esta, gracias al llamado AI Vision Engine, reconoce 14 tipos distintos de escenarios para enfocar, automáticamente y hace los ajustes pertinentes para adaptarse a cada disparo, según explicó sonriente el CEO de la unidad de consumo de Huawei, Richard Yu, al presentar el nuevo terminal. Ah, y que no falte una buena dosis de machine learning, para mejorar la resolución de la imagen, rellenando píxeles donde falte información.
Esta suma de detalles está encaminada a conseguir que el usuario haga mejores fotos sin poner mucho de su parte. No se trata sólo de filtros sino de manipular en tiempo real el contraste y la saturación dependiendo del tema o ambiente. Otra demostración de lo que puede hacer el NPU es el traductor, un desarrollo de Microsoft al parecer exclusivo para el Mate 10, que incluye reconocimiento de voz y traducción sin necesidad de conectar con la nube.
En conversación con este blog, Clement Wong, vicepresidente global de marketing de producto, se hacía una pregunta retórica: “¿cómo trasladar al consumidor las ventajas de la inteligencia artificial?» para responder de inmediato «lo que estamos viendo es que los servicios basados en IA son cada vez más numerosos: Google Assistant, Alexa, Siri, etcétera». Se puede entender que no mencionara Bixby, que acaba de llegar y como chatbot de Samsung, pero la opción de Huawei coincide en embeber el asistente virtual en el smartphone.
Según Wong, «creemos que se está abriendo una puerta a nuevos desarrollos de interesantes aplicaciones basadas en IA. Google los fomenta con TensorFlow y Facebook, con Caffe2”. Es obvio que Huawei quiere aprovechar el tirón: los desarrolladores que quieran servirse de las cualidades de su NPU podrán usar las APIs de Kirin, pero también las de Tensorflow o Caffe2, compatibles con las funciones del procesador de Huawei
Wong está convencido de que la IA es un fenómeno imparable, así que Huawei sencillamente se ha apresurado a dar un primer paso para que sea factible en dispositivos móviles. “Esto significa que en un futuro próximo, creo que muy pronto, muchos desarrolladores se basarán en NPU para la creación de aplicaciones de IA; la mayoría estarán relacionadas con la imagen. La cuestión que nos planteamos es: si usas estas aplicaciones sin una buena adecuación al dispositivo, te enfrentarán a dos problemas: el primero, serán muy lentas y, el segundo, la batería se consumirá muy pero que muy rápido”. Así justifica la necesidad de que NPU esté integrado dentro del móvil.
Una muestra de la especialización de la NPU sería que reconoce imágenes 20 veces más rápido que la CPU, según los portavoces de Huawei. Tareas como las que procesan lenguaje natural o usan la realidad aumentada con bajo consumo energético, son parte del interés del procesador. Un buen modo de subrayarlo es la decisión por la que Huawei da una zancada en la nomenclatura de su interfaz personalizada EMUI: del 5 pasa al 8 (y de paso se equipara con la versión Oreo de Android). Queda por ver cómo resolverá la compañía el consumo energético, uno de los retos de hacer inteligencia artificial en un dispositivo alimentado por batería.
En cualquier caso, es evidente que la compañía presiona a la competencia, que cada vez está más a su alcance. En espera de conocer los datos del tercer trimestre, el incremento anual de la marca china fue, según IDC, del 19,6%, en comparación con la flojera de los dos rivales que le preceden.
El énfasis en el consumidor no debería hacer olvidar el creciente interés – compartido por otras marcas de primera línea – en vender smartphones a las empresas. Durante la presentación del Mate 10, Richard Yu cedió el protagonismo únicamente para dar paso a dos demostraciones. Una de ellas fue un alarde de IA: un técnico de Huawei mostró cómo la cámara cambia de modo al reconocer los distintos objetos que enfoca. La segunda consistió en cómo el terminal se conecta mediante un cable a un monitor y despliega una interfaz de escritorio, mientras que su pantalla se puede usar como teclado o ratón.
Esta es, explícitamente, la respuesta de Huawei al DeX de Samsung. Tanto la compañía coreana como Apple – con estrategias diferentes – han puesto especial empeño en vender móviles a empresas. La marca de la manzana mediante acuerdos con partners como IBM o Cisco, que le permiten cubrir necesidades del mundo corporativo, mientras que Samsung ha ondeado como bandera su plataforma Knox. En este complicado mercado, el éxito depende básicamente de tres factores: dispositivos de alto rendimiento, soluciones de seguridad aptas y sistemas MDM para gestionar el parque corporativo de dispositivos.
En este plano, Huawei ha llegado a acuerdos con empresas que aportan estas capacidades de gestión MDM. Ya trabaja con VMware (Airwatch) Microsoft (Intune) o MobileIron. El objetivo es que sus dispositivos sean 100% compatibles con los principales proveedores de MDM. Pablo Wang, responsable de la unidad de consumo en la filial española, destaca una evolución: “poco a poco, cada lanzamiento contiene más elementos para las empresas, lo que se nota en los requisitos técnicos y en la gradual ampliación [de acuerdos con partners] para satisfacer la demanda de las empresas».
En España, la compañía cuenta desde hace un año y medio con un equipo exclusivo para enfocarse a las empresas. “La estructura no tiene por qué crecer mucho para atender el negocio B2B, porque hay muchos recursos compartidos», comenta Wang. Han empezado por las operadoras, con las que Huawei tiene una estrecha relación, pero ya abarca otros sectores, como la banca.
El verdadero objetivo de Huawei, según admiten sus directivos, es dar caza a Samsung, aunque lo primero es pasar por encima de Apple. Sin embargo, no hay que fijarse sólo en la cuota de mercado: en la primera mitad del año, el fabricante chino ha ingresado 16.000 millones de dólares por la venta de smartphones, mientras que los iPhone reportaban 45.600 millones a Apple y los Galaxy algo más de 45.000 millones a Samsung. La consultora Strategy Analytics estima que la coreana y la estadounidense cosecharon el 94% de los beneficios que proporcionó el mercado mundial de smartphones. En su propio flanco interno, Huawei tiene que batirse contra compatriotas como Oppo o Xiaomi, cuyo incremento de unidades vendidas en el primer semestre de 2017 ha sido del 58,9% aunque casi no tienen presencia internacional.
[informe de Pablo G. Bejerano]