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  22/05/2019

HPE al asalto del mercado de supercomputación

Este jueves, cuando Antonio Neri, CEO de Hewlett Packard Enterprise, presente los resultados del segundo trimestre de su año fiscal, se dará el gusto de confirmar una noticia que los analistas han elogiado por consenso: la compra de la empresa Cray al precio de 1.300 millones de dólares. La política de adquisiciones de HPE mantiene así el derrotero trazado por Meg Whitman con Neri primero como mano derecha y luego sucesor. En parte, lo llamativo de la operación reside en que HPE heredará  contratos para construir tres de los superordenadores más potentes hasta el presente, que han sido adjudicados a Cray en los últimos meses, con una facturación agregada superior a 700 millones de dólares.

Antonio Neri

Comentando la operación, ha escrito Tim Prickett que nunca ha habido mejor momento para comprar Cray, a la vez que nunca como ahora esta ha tenido tanta necesidad de encontrar un comprador. La aparente contradicción se resume en que durante los tres últimos años sus ingresos han caído un 45% y en consecuencia arrastra pérdidas operativas; pero, al tiempo que pierde dinero, su cartera de pedidos está rebosante.

Para HPE, la adquisición es una oportunidad de incorporarse a la carrera de los sistemas exaescalares, capaces de procesar al menos un exaFLOPS (mil billones de operaciones por segundo), un segmento en el que se esperan concursos públicos por un valor total de 4.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Por su parte, la categoría HPC (High-Performance Computing) en su conjunto está previsto que pase de poco más de 28.000 millones de dólares de facturación el año pasado a unos 35.000 millones en 2021 y a 43.000 millones en 2023.

El dilema de Cray es que, aun estando tecnológicamente preparada, no tenía suficiente músculo financiero para abordar ese apetitoso mercado, según sugería su CEO, Peter Ungaro, en la reciente presentación de resultados. En parte porque, para mantenerse a la altura de su ambición, ha tenido que dedicar importantes recursos al desarrollo de la arquitectura Shasta, específica para sistemas exascalares, uno de los activos que justifican el interés de HPE. Otro sería la tecnología de networking Slingshot, optimizada para HPC. Sobre estas bases, la prima del 17% que Neri aceptó pagar sobre la cotización de Cray es considerada baja por los analistas.

La compañía adquirida, heredera de otra con el mismo nombre que fundara en 1972 el legendario Seymour Cray, pionero de los primeros superordenadores, ha tenido una historia problemática. Sus proezas tecnológicas no siempre tuvieron buena fortuna empresarial. No obstante, en el último (noviembre de 2018) ranking de los 500 superordenadores más potentes instalados, Cray sumaba 49 en funcionamiento. Los antiguos del sector recordarán que el primer superordenador instalado en España – en el entonces Instituto Nacional de Meteorología – fue un Cray de aquellos de diseño semicircular, a mediados de los años 80.

Por historia problemática se alude al hecho de que en 1996 Cray fue adquirida por Silicon Graphics (el fundador moriría poco después en un accidente de carretera) que a su vez la revendió tres años más tarde a una compañía instrumental que a su vez adoptó la razón social Cray Inc. En un curioso giro del destino, Silicon Graphics entró en quiebra en 2009 y luego pasó a llamarse SGI, que en 2016 fue absorbida por HPE.

Por su naturaleza, la categoría HPC es propicia a la investigación y prueba de nuevos paradigmas nacidos de la computación científica que luego, potencialmente, se trasladan a otros campos de las TI. Al mismo tiempo, sufre una fuerte dependencia de los presupuestos públicos. En el caso de Cray, el 80% de su negocio procede de contratos gubernamentales y sólo el 20%  – en los últimos años – de sistemas comerciales de alto rendimiento.

Los contratos a que se hace referencia en el primer párrafo tienen como contraparte sendos laboratorios de investigación en Estados Unidos: el Lawrence Beerkeley (sistema Perlmutter), Argonne (Aurora A21) y Oak Ridge (Frontier). Los tres vinculados al departamento de Energía. Estos dos últimos adquieren especial relevancia por ser los primeros del mundo que se proponen cruzar la barrera de la exaescala.

Merece comentarse brevemente que la tecnología de supercomputación ha pasado por importantes cambios conceptuales. Desde la arquitectura vectorial originalmente concebida por Seymour Cray pasó sucesivamente por los sistemas RISC/Unix y las máquinas masivamente paralelas basadas en procesadores x86 bajo Linux. En el ciclo actual, se ha vuelto en cierto modo a la aceleración vectorial basándose en la combinación de CPU en serie y procesadores gráficos (GPU) que mejoran considerablemente las capacidades de simulación y modelización.

Habiendo cubierto esas fases, Cray se planteó alcanzar a medio plazo un tercio de su facturación con clientes corporativos, con los que superar los altibajos del mercado gubernamental. En su presentación, Ungaro recalcó que los concursos públicos han sufrido una contracción en 2016 y 2017, cayendo su número un 60% con respecto al boyante 2015. A finales de 2018, sin embargo, su cartera de pedidos [sin contar los tres contratos mencionados] representaba 600 millones de dólares. Pero, avisaba a los analistas, “aunque el mercado está mejorando, una parte importante de las oportunidades tendrán como fecha de entrega la próxima década, por lo que en 2019 esperamos repetir resultados modestos aunque con fuerte potencial para aumentar la cartera”.

Crawford del Prete, veterano analista de IDC, ha señalado que “aunque Cray tiene un serio problema de rentabilidad, su adquisición implica para HPE una oportunidad de oro al incrementar sus activos en el espacio de la supercomputación”. En la práctica, del Prete confirma el aserto de Antonio Neri, quien al anunciar la compra dijo que HPE se ha encontrado a menudo en inferioridad de condiciones frente a Cray (entre otros) para competir en concursos gubernamentales. De hecho, las cifras disponibles indican que su proporción del negocio HPC es casi la opuesta a la de Cray: 20/80 en lugar de 80/20.

Un detalle nada anecdótico es que para el contrato del sistema Frontier (Oak Ridge) Cray vuelve a asociarse con AMD, al escoger los nuevos procesadores Epyc como CPU y las tarjetas Radeon Instinct como GPU. En el caso de Aurora (Argonne) mantiene la alianza con Intel. Los dos basados en la arquitectura Shasta, deberán entregarse en 2021 para su aceptación final en 2022. No ha faltado quien advirtiera que el plazo es demasiado corto para proyectos de esta envergadura. Ungaro rechaza la hipótesis y al mismo tiempo reconoce la magnitud del desafío: “por sí solo, Frontier será cinco veces más potente que el primero del ranking en este momento y equivaldrá a la suma de los primeros 160 sistemas de la tabla Top500”.

Comparando ambas empresas HPE es mucho más grande que Cray, por lo que una de las virtudes de la transacción es que refuerza su capacidad de atacar grandes contratos, sin agobiarse de momento por la rentabilidad de su nueva propiedad. En su año fiscal cerrado en octubre, HPE generó 2.100 millones de ingresos por ventas de HPC (un 25% más que en 2017) mientras Cray facturaba 456 millones y perdió 72 millones. Con un matiz que revela las intenciones subyacentes: HPE aspira ostensiblemente a mejorar su débil posición en los sistemas HPC de gran potencia de cálculo, normalmente en entornos científicos, mientras Cray pretende ganar cuota en los dedicados a aplicaciones comerciales.

La combinación de los activos de Cray con los de SGI incorporados en 2016 no se prevé que planteen conflicto. Un objetivo transparente de HPE es mantener a raya a IBM, debilitada en este negocio desde que vendió su división de servidores a Lenovo, y también a Dell por la obvia conexión entre los negocios de HPC y almacenamiento.

Por último, es muy relevante lo que Neri ha anticipado –probablemente será un argumento central en su presentación de mañana – la intención de introducir el modelo de negocio de supercomputación como servicio: la venta de hardware en régimen de pago por uso es una modalidad que la compañía ya aplica en sus servidores ProLian bajo el nombre GreenLake.


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