No hay sorpresa en la compra de Poly por HP. En primer lugar, porque la compañía adquirida no ha conseguido aprovechar una situación de mercado que aparentemente debía serle favorable. Y segundo, porque ya lo había avisado Enrique Lores, CEO de la adquirente cuando, en octubre, explicó a los analistas que HP se proponía expandirse “hacia las adyacencias [de su mercado natural, se entiende] y acelerar nuevas soluciones que refuercen nuestra proposición de valor”. Es opinable, como siempre, el precio pactado: 3.300 millones de dólares (1.700 millones en efectivo, el resto como absorción de la deuda acumulada por Poly desde la fusión entre Plantronics y Polycom). Se llama coste de oportunidad.
Adyacencias y oportunidad, he ahí dos palabras clave. La estrategia trazada por Lores apunta al contexto inédito creado por dos años de pandemia: “las empresas están reconfigurando sus espacios de oficina para que sean más colaborativos [y] los consumidores invierten en equipar sus hogares porque el trabajo hibrido se convertirá en normal. Y cuando no están trabajando, se procuran experiencias de entretenimiento que los llevan a mejorar su dotación de vídeo y audio”.
Este último flanco ya ha sido explotado por HP como fundamento para la compra de Hyper X, reputada por sus accesorios para gaming [controladores, ratones, micrófonos y auriculares], por la que pagó 425 millones a su anterior propietaria, Kingston.
Es posible reconocer hitos que llevan a las noticias de los últimos días. En marzo de 2019, Plantronics – cuya marca era conocida desde los años 60 por sus periféricos para audio – adquirió Polycom, especializada a su vez en el mercado profesional de videoconferencia. Esta operación tenía entonces una lógica que sigue valiendo para juzgar la actual. Según Dave Shull, fichado en 2020 como CEO de Poly, “sólo el 10% de 90 millones de salas de reunión existentes están equipadas con soluciones de videoconferencia”.
Poly tiene acuerdos firmados con Microsoft (Teams) y Zoom, que forman parte de la herencia buscada por HP. El precio pactado de 40 dólares por acción representa una prima del 53% sobre la cotización inmediatamente anterior. Es objetivamente mucho por una empresa que en su último ejercicio facturó 1.740 millones de dólares. En el último trimestre, facturó 410 millones, un 15,5% menos que un año antes. En buena medida, este descenso se explica por los problemas de suministro sufridos durante 2021.
Como suele ocurrir, las dos partes han justificado su acuerdo echando mano de sus proyecciones del mercado de periféricos: alcanzaría en 2024 un TAM (total addressable market) de 100.000 millones de dólares, con un crecimiento del 9% anual. Promemoria, conviene reseñar que Logitech, aparente líder de este mercado, facturó 5.800 millones el año pasado y su capitalización bursátil (12.000 millones) multiplica por siete la de Poly.
Otra proyección que debería ser más elocuente es la que valora el mercado de soluciones para workforce, también en han estimado el mercado potencial en 120.000 millones, con un crecimiento esperado del 8% cada año hasta 2024.
No cabe dudar de que la oferta de ambas compañías es complementaria y este es el principal interés de HP en la adquisición. Al comunicar la noticia a los accionistas de HP, Lores destacó que espera unos 500 millones de dólares de ventas adicionales a más tardar en 2025. A la vez, ha subrayado que entre los activos que recibirá de Poly se encuentran 1.100 patentes que pasarán a engrosar la cartera de HP. Además, Poly aportará a HP un canal especializado en audio/vídeo del que la segunda carece.
Los accionistas de HP no han encajado muy bien el anuncio: la cotización ha descendido un 5,9%, pero aún sigue en máximos históricos y aún después de ese descenso es un 10,2% superior a la de hace doce meses. La razón es que HP ha anunciado sólidos resultados al cierre del primer trimestre de su año fiscal – en enero – con beneficio de 1,10 por acción. Inmediatamente, Lores ha ratificado el compromiso de recompra de acciones por al menos 4.000 millones este año, sin afectar – hasta esa fecha – las previsiones de crecimiento.
Indirectamente y aunque no viniera a cuento, la compra de Poly ha resucitado los rumores acerca de una eventual oferta de HP para adquirir Xerox. De producirse, sería una noticia sensacional, una reversión de la oferta que Xerox presentó sobre HP y que, rechazada, acabó por abandonar en abril de 2020. En cualquier caso, requeriría el consentimiento del accionista más poderoso de ambas, el inversor Carl Icahn. Según los últimos datos conocidos, controlaría el 20% de Xerox y el 4% de HP.
El principal estímulo para los rumores es el contraste entre la bonanza que vive HP y la delicada situación económica de Xerox: vale en bolsa 3.100 millones [la mitad que cuando pretendió comprar HP] en parte gracias a respiración asistida: cerró 2021 con un flujo de caja libre de 561 millones, tras distribuir 181 millones en dividendos y recomprar acciones por 888 millones, todo ello para sostener la cotización. Faltaría conocer dos respuestas: ¿Xerox encaja ahora en la estrategia de HP? Y ¿qué opina a todo esto el accionista Icahn?