Después de sopesar “todas las circunstancias”, Meg Whitman ha decidido que HP no segregará su división de sistemas personales (PSG), que aporta un tercio de los ingresos de la compañía y, aunque es la menos rentable, es rentable y líder de su mercado. Sin ella, la compañía tendría serios problemas de generación de cash flow, que tanto necesita para consumar la integración de las adquisiciones recientes, algunas muy costosas. Esta motivación racional, por tanto no sentimental, explica el cambio de actitud de Whitman, quien como consejera había votado a favor de la propuesta de su antecesor. Ahora la prioridad es poner sosiego, y acabar con catorce meses de turbulencias.
“Nuestros análisis nos han llevado a la conclusión de que mantener PSG dentro de HP es lo mejor para los clientes y los partners, lo mejor para los accionistas, y también lo mejor para los empleados”, dijo Whitman en una conference call convocada por sorpresa. “El coste y el riesgo de una separación serían superiores a cualquier valor que pudiera crearse con ella”, frase a la que puso números la directora financiera, Cathie Lesjak: escindir la división hubiera implicado un coste directo estimado en 1.500 millones de dólares y disminuir el beneficio operativo en no menos de 1.000 millones anuales. HP disfruta de ventajas en su cadena de suministro y en sus costes, porque es uno de los primeros compradores mundiales de componentes, y esta escala influye positivamente en los márgenes de otras líneas de producto, que no sólo están entrelazadas con las del negocio de consumo.
Las empresas compran PC de HP empaquetados con su software y servicios; se correría el riesgo de minar ese vínculo, cuando lo que hace falta es reforzarlo. Por otra parte, Lesjak recordó la contribución al valor de la marca. Otro factor es el canal, que ha recibido la decisión con alivio: muchos declaraban abiertamente que no estaban dispuestos a soportar una incertidumbre de meses. Por esta suma de factores, Whitman decidió anunciar la marcha atrás cuanto antes, en lugar de esperar al 21 de noviembre, día en el que presentará los resultados del ejercicio y tendrá que responder preguntas de los analistas acerca de su estrategia.
Aun así, el debate no está cerrado del todo. Hay quien piensa que el abandono de los negocios de bajo margen tendría sentido, pero fue mal comunicado, por lo que tal vez podría volver a plantearse dentro de dos o tres años. Puede colegirse que en septiembre de 2010, cuando el consejo – en el que aún no había entrado Meg Whitman – contrató a Leo Apotheker, lo hizo pensando que era la persona adecuada para seguir los pasos de IBM, que a en su momento sacrificó la división de PC y otros negocios no rentables, para volver a crecer mediante adquisiciones enfocadas al software y los servicios. Si esa era la intención, se ejecutó de la peor manera posible: en IBM, Paul Otellini no se precipitó; buscó un comprador, cerró la transacción e informó del hecho consumado. Al parecer, la línea preferida por los consejeros de HP hubiera sido la de preparar un spin-off, con lo que esperaban calmar a los irritados inversores, pero al ver las consecuencias se asustaron.
A todo esto, la división PSG no es un mal negocio. En los tres primeros trimestres del ejercicio, sus ingresos sumaron 29.456 millones de dólares, un 29,5% del total de la compañía, y su beneficio operativo fue de 1.772 millones (el 16,7%). Sin duda, el de PC es un mercado problemático, y se hace difícil pensar que al final del año fiscal 2011 (es decir, hoy) haya superado las cifras de 2010. Aunque ejerce de líder mundial, con holgada ventaja sobre sus perseguidores, tiene un agujero en China, el mercado que más crece, donde no figura entre los cinco primeros de la tabla, encabezada por Lenovo, segundo en el ranking mundial.
El otro problema acuciante es su ausencia en las tabletas. Whitman negó expresamente que la decisión sobre PSG determine el futuro de webOS. En las horas siguientes, se extendió un rumor según el cual estaría cerrada la venta de este sistema operativo a Amazon, que no esconde su incomodidad con Android, pero Todd Bradley, vicepresidente de HP a cargo de PSG, ha desmentido que esté tomada una decisión.
Lo que no parece tener vuelta atrás es la cancelación del hardware basado en webOS: la apuesta de HP se ha volcado a favor de esperar Windows 8. Véase lo dicho por Bradley: “nos encontramos en las primeras fases de un nuevo segmento de mercado, y no creo que esperar un par de meses signifique llegar tarde”. Este razonamiento vale para una futura tableta, pero antes HP presentará su primer ultrabook, un lanzamiento que ya no estará contaminado por la incertidumbre.