En la sesión de apertura en San Francisco del Intel Development Forum 2010, Paul Otellini adoptó una pose cada vez más notoria en sus apariciones públicas, una actitud más de visionario que de directivo. Es una manifestación del cambio trascendental que ha impreso a Intel: cambiar de agujas sin perder el rumbo. Intel ya no se ve a sí misma como fabricante de chips para que otros construyan máquinas, sino como un suministrador de plataformas sobre las que otros han de desarrollar soluciones de software y servicios. No vaya a pensar el lector que esta es una interpretación sesgada, qué va: está en las palabras del consejero delegado de la compañía. Literalmente.
“En 30 años, el PC ha llegado a ser un elemento indispensable de nuestra vida cotidiana […] este año se venderán un millón de unidades cada día. Va a seguir creciendo, y nosotros seguiremos invirtiendo para que así sea.”. Recordó que Gartner ha pronosticado un 18% de crecimiento este año, que se repetirá en 2011. Pero la visión de Intel va más allá “[…] crear un continuum de experiencias que aporten consistencia e interoperabilidad a través de todos los dispositivos conectados a Internet: en el hogar, el coche, la oficina o en el bolsillo de cada uno. En el centro de ese continuum estará la tecnología de Intel, para que los dispositivos sean más inteligentes, más potentes y más útiles. Estamos cambiando nuestra manera de desarrollar y proveer soluciones que expresen esa visión”.
No será el hardware lo que marque las diferencias, sino lo que Otellini llamó tres pilares: eficiencia energética, conectividad y seguridad. Es un planteamiento de impecable actualidad, y para nada sorprendente: Intel ha dado muestras concretas de esa visión, desde la adquisición de WindRiver [“identificamos la necesidad de que los usuarios cuenten en los dispositivos de consumo de las mismas posibilidades que disfrutan en un PC o en un móvil”] y en la misma línea se inscribe la compra de una parte de los activos de Infineon [aclaró, de paso, que Apple, uno de los grandes clientes de la empresa alemana, está encantada con la transacción]. Acerca de la reciente absorción de McAfee, insistió en que la seguridad es uno de los tres pilares de la estrategia de Intel: “nuestro plan es ofrecer funciones seguras en toda la gama de la arquitectura Intel”.
En estos movimientos, subyace la convicción de que el número de dispositivos conectados a Internet va a pasar de los 5.000 millones actuales a 30.000 millones en 2020, y la aspiración a que la mayoría se basen en las arquitecturas de Intel. “Lo que la gente quiere – dijo Otellini – es moverse sin barreras de uno a otro dispositivo”. Esta es la idea otelliniana del continuum.
Otellini habló poco del anuncio más esperado en este IDF 2010, Sandy Bridge, segunda generación de la familia Intel Core, y primero que combina un procesador gráfico y los núcleos en una misma pieza, que estará disponible a comienzos de 2011. Esa presentación ha quedado a cargo del vicepresidente del Architecture Group, David Dadi Perelmutter. “Sandy Bridge revolucionará una vez más el PC”, presumió Otellini. Lo que está claro es que revolucionará la competición entre Intel y dos rivales de menor peso: AMD y Nvidia, con los que han quedado zanjados antiguos contenciosos.
Una de las áreas de innovación a las que dedicó tiempo fue lo que Intel llama SmartTV, sugiriendo que el proyecto en común con Google, al que Intel contribuye con un chip Atom, verá la luz a mediados de octubre. No nombró a Sony, inicial compañero de este viaje, lo que sugiere que Intel se ofrece a toda la industria de consumo como catalizador para añadir funciones de computación al televisor, y a los desarrolladores les promete canales para lanzar aplicaciones destinadas a este medio emergente.