2/04/2020

Gracias a Kubernetes, VMware rejuvenece

Finalmente, VMware ha dado forma a su esperado Project Pacific. A efectos descriptivos, podría resumirse como una fusión entre vSphere y Kubernetes, cuya relevancia consiste en abrir una nueva era en la historia de la compañía. Sanjay Poonen, su COO, resume la novedad como un salto decisivo en la estrategia formulada años atrás: ofrecer una infraestructura hibrida y multicloud. “El mundo de las T.I. se mueve hacia el modelo SaaS y la ´containerización` de las aplicaciones” y lo que VMware pretende es ponerse a la cabeza del movimiento como hiciera en su día para llegar a liderar la virtualización.  El lanzamiento formal, originalmente previsto en San Francisco, tuvo que hacerse online.

Joe Beda y Craig McLuckie

Desde luego, ha resultado menos lucido que en vivo, pero aun así se trata de la mayor actualización que en más de una década ha experimentado vSphere, buque insignia de VMware. Es una reconstrucción de la plataforma para que sea posible ejecutar en el hipervisor las cargas de trabajo en máquinas virtuales y opcionalmente sobre el contenedor.

Con este anuncio, VMware completa  su periplo desde la condición de proveedor de software de virtualización para centros de datos hasta proponerse como facilitador de la migración a la nube con ambiciones multicloud. No está de más recordar que la ´containerización` es un planteamiento distinto al de virtualización: empaqueta el sistema operativo y las aplicaciones con más eficiencia que una VM porque no necesita duplicar las instancias del sistema operativo.

En su caso, Kubernetes (versión libre de la voz griega kynernan = timonel)  asume la función de orquestación y se ha popularizado como herramienta para escribir aplicaciones destinadas a la nube pública. Muchas empresas con centros de datos on-premise – que muy mayoritariamente son clientes de VMware – han reparado en la oportunidad que se les abriría si usaran contenedores para que sus aplicaciones se desarrollen de una vez y funcionen sin diferencias en ambos entornos.

Esta es una razón por la que se ha extendido entre los analistas la percepción de los contenedores como una amenaza al modelo de negocio de VMware, históricamente centrado en vSphere. Lo que no consiguieron en décadas los hipervisores minoritarios de Microsoft, Red Hat o Citrix, podría suceder el día en que los grandes proveedores de servicios cloud decidieran que los hipervisores son cosa del pasado. De hecho, AWS, Microsoft (Azure) y Google Cloud (GCP) asimilaron tan pronto la onda de Kubernetes que VMware tomó nota del peligro y se lanzó a negociar acuerdos con ellos, a su vez interesados en acercarse al datacenter.

Tras abandonar el sueño de participar directamente en las prestaciones de la nube, Pat Gelsinger, CEO de VMware, entendió que de poco valdría resistirse a una tendencia imparable. Fue entonces cuando diseñó una respuesta que con tiempo debería combinar la asimilación de Kubernetes con la defensa de la base instalada de vSphere para convertirla en híbrida.

En 2018, Gelsinger declaraba al autor de este blog: “nuestra estrategia es muy sencilla: añadir el estándar CNCF [Cloud Native Computing Foundation] a nuestros productos para que a los clientes les sea más fácil ejecutar indistintamente máquinas virtuales y contenedores en un mismo entorno”. Aquel mismo día había anunciado la adquisición de Heptio, empresa fundada por Joe Beda y Craig McLuckie, al precio de 550 millones de dólares. Un año después, recalcaría en VMworld 2019 que “Kubernetes es una de esas tecnologías transformadoras que aparecen una vez cada década o cada dos”

Craig McLuckie y Joe Beda, quienes como empleados de Google dirigieron el desarrollo de Kubernetes, en 2016 fundaron Heptio para prestar servicios de formación y soporte a las empresas interesadas en adoptar la plataforma que ellos habían diseñado. Dos años después, la  oferta de compra convertiría a ambos en directivos estrella de VMware: VP de I+D el  primero, como ingeniero principal el segundo. Con tal estatus, McLuckie fue protagonista de la presentación online de Tanzu, que viene a ser la expresión tangible del Project Pacific

Tanzu es un abanico de productos y servicios, en parte herencia de Pivotal con el que es posible desarrollar aplicaciones cloud nativas ejecutables con Kubernetes. Si el coronavirus lo permite, estará en el mercado a partir del 1 de mayo con dos variantes.  Se anunció también la release 4 de VMware Cloud Foundation, una suite que combina vSphere, vSAN y NSX, y que permite correr VM y contenedor en la escala requerida por cada situación.

Estos anuncios pueden verse como una jugada a dos bandas. Miles de administradores de vSphere en todo el mundo podrán disponer desde mayo de aplicaciones existentes basadas en Kubernetes y, dado que la mayoría de las nuevas aplicaciones cloud nativas se están creando con Kubernetes, se conseguiría que mientras los desarrolladores tendrán expedita esa vía, los equipos de T.I. sigan soportando el catálogo de aplicaciones en uso. .

Merece la pena detenerse en el papel de los desarrolladores de software independientes. Ahora mismo, puede darse el caso que tengan que escribir su código para Windows o Linux, para VM o para los requerimientos de cinco o seis plataformas cloud y sus respectivos marketplaces. Demasiadas abstracciones con un alto coste en horas de programación. No se puede ignorar que, pese a ser preeminente en los centros de datos, VMware ha perdido relevancia entre los creadores de aplicaciones, audiencia que se inclina por desertar de las infraestructuras on-premise para abrazar las tentadoras propuestas de AWS, Azure y GCP

Se abre así la puerta a una intensa modernización de las aplicaciones sin temor a la rémora que pudiera significar la base existente. Según  McLuckie, para los administradores de vSphere será más fácil hacer que evolucionen las aplicaciones heredadas, que además podrán incorporar funciones de IA y machine learning gracias a la aportación de BitFusion, otra de las adquisiciones de Gelsinger en los dos últimos años.

Sanjay Poonen reiteró que el mundo de las aplicaciones ha cambiado y que VMware tiene que cambiar en consonancia. Lo viene haciendo desde que articuló alianzas de geometría variable con AWS, Azure, Google, IBM, Alibaba y Oracle, con el resultado de que ahora mismo tiene un terreno de opciones de nube hibrida, con contenedores y máquinas virtuales.

Por otro lado, es importante mirar el mapa en su totalidad. No olvidar que VMware está controlada por Dell y, por tanto, sus estrategias están alineadas. En esta ocasión, se sumó a la presentación un enviado de Dell, para anunciar que la compañía ha construido una plataforma cloud propia sobre la de VMware que comercializará apoyándose en su hardware hiperconvergente VsRail y en sus servidores Power Edge.

Ahora bien, VMware llega justo a tiempo para afrontar una competencia que no carece de argumentos. Hay actualmente al menos media docena de plataformas Kubernetes. Una de ellas, en principio la más implantada, es OpenShift, de Red Hat, ahora propiedad de IBM. Según el color del cristal con que se mire, es partner o adversario. Evidentemente, hay que contar en el tablero conGoogle y su oferta híbrida Anthos, igual que con la devoción que AWS parece sentir por los contenedores. Por ahí rondan dos startups, Rancher y Hashicorp.  Pero la baza de VMware es sin duda su ubicuidad.

A todo esto, viene a cuento comentar brevemente los resultados del año y las palabras de Gelsinger: “el año fiscal que comenzamos será un período de transición hasta que logremos una plena integración de los servicios de Kubernetes y de Tanzu en nuestro portfolio”.


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