30/11/2018

Google Cloud captura un pez gordo de Oracle

Las discrepancias con Larry Ellison han llevado a Thomas Kurian a dejar su alto cargo en Oracle. En enero, tomará el relevo de Diane Greene como CEO de Google Cloud. El movimiento sugiere que se avecina una fase más combativa en la captación de clientela corporativa. No es que Greene no la tuviera como objetivo, sino que antes debía levantar andamios, tarea que le ha llevado tres años desde su fichaje. No es atrevido afirmar que hasta entonces, Google no se tomaba realmente en serio el potencial del negocio cloud. Amazon y Azure llevaban en ese negocio ocho años de ventaja. Con Greene al mando, Google Cloud ha ganado cuota pero sigue rezagada. Achicar la diferencia será misión de Kurian.

Thomas Kurian

Antes de 2016, Google sólo podía presumir de G-Suite, su plataforma ofimática en la nube, pero en el mercado de infraestructura como servicio, sus ´casos de exito` se limitaban a Spotify, Snap y otras startups afines a su perfil digital. Desde entonces, se ha adjudicado contratos con empresas ´convencionales` como Colgate, The New York Times, Schlumberger, Disney o 20th Century Fox. A la lista hay que añadir la conquista de Netflix, fiel cliente de AWS que ha confiado a Google su función de disaster recovery; otro cliente de gran escala es Twitter, que migró 300 petabytes de datos desde la nube de Amazon a la de Google.

Estos progresos han valido para que, por primera vez, Gartner situara a Google entre los líderes de su cuadrante de infraestructura como servicio (IaaS), junto a Amazon y Microsoft. La consultora ha  estimado que este año el mercado total de IaaS facturará 31.000 millones de dólares y en 2019 superará los 39.000 millones. Pero ni por esas llegaría Google a la cuota que cree merecer: según Gartner, en 2017 no pasaba del 3,3%; otros cálculos la elevan al 4%, en todo caso muy lejos del 52% de AWS.

En la conferencia de febrero con analistas, Sundar Pichai, CEO de Google, reveló que el negocio cloud (entendido como la suma de IaaS más G Suite) había alcanzado una velocidad de crucero de 1.000 millones de dólares trimestrales. Pero en  octubre, cuando le pidieron una actualización, se salió por peteneras. Sólo por comparar: AWS declaró ingresos de 6.700 millones en el tercer trimestre por su actividad exclusivamente IaaS.

Una de las críticas socorridas a Google es su supuesta falta de habilidad para construir un ´ecosistema` del que no sea amo y señor. La experiencia de Greene como fundadora y CEO de VMware es más bien la contraria. Y durante sus años al frente de Google Cloud ha tejido acuerdos con empresas cuyo foco es claramente empresarial, como SAP, Cisco y Salesforce. Apuntaló esa estrategia con una serie de adquisiciones, la más importante de las cuales fue Apigee (625 millones de dólares) para la gestión de API.

Quizá una prueba de la transformación de Google Cloud hayan sido los 23.000 asistentes a la conferencia Next de este año diez veces más que en 2016. Otro movimiento clave ha sido la creación de una unidad especializada en machine learning: en la práctica, Greene ha hecho de la inteligencia artificial un rasgo diferencial para huir de las formas más prosaicas de la competición en la nube.

Como es de imaginar, esta trayectoria no ha estado exenta de divergencias. Han sido comentados sus desencuentros con Sundar Pichai, CEO de Google y en teoría su superior. Es imposible confirmarlo, pero Greene ha sido durante años miembro del consejo de Alphabet, mientras que Pichai sólo adquirió esa condición este año. Durante un tiempo se dio aire a la idea de que Greene sería sucedida por Diane Bryant, otro fichaje estrella, pero al parecer las tocayas no llegaron a entenderse, por lo que la presunta sucesora optó por marcharse el pasado julio.

Más sonoro fue otro conflicto en el que Greene mostró su temperamento. Abogaba por renovar el contrato con el Pentágono al que Google aportaba su expertise en inteligencia artificial, pero este vínculo provocó una revuelta de empleados de la compañía. Pichai, escarmentado, optó por contrariar a Greene, quien sostenía que la cancelación sentaría un mal precedente para lograr en el futuro contratos gubernamentales en competencia con AWS.

Thomas Kurian es un personaje completamente distinto: ha seguido una carrera de 23 años dentro de Oracle, escalando hasta alcanzar la posición de presidente de productos, con más de 30.000 personas a cargo. Fue el máximo  responsable del desarrollo de centenares de productos, lo que le permitió conocer de primera mano los requerimientos de las empresas. Oracle es un competidor marginal en IaaS, pero ha tenido éxito en la conversión al modelo SaaS de su oficio original de vendedor de software on-premise. Es ocioso decir que algo del mérito corresponde a Kurian.

Las razones por las que el veterano directivo decidió dejar Oracle han sido objeto de comentario. La versión más verosímil, con origen en las filas de la compañía, apunta que Kurian intentó en vano convencer a Larry Ellison de  congeniar con otros proveedores de cloud pública, en lugar de librar una guerra frontal contra AWS y Microsoft, que da por perdida. Ellison, que ha designado a la filial de Amazon como su mayor enemigo, rechazó la sugerencia como una invitación a capitular.

Una de las consecuencias posibles de la deserción de Kurian puede ser que algunos lugartenientes sigan sus pasos. Entre otros nombres a los que podría tentar el salto figuran Andy Mendelsohn y Steve Miranda, especialistas en bases de datos y aplicaciones cloud. Tiempo al tiempo.

[informe de Mario Kotler, San Francisco]


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