La primera entrevista concedida por Stéphane Richard, tras asumir la presidencia de France Télécom, no se publicó en un diario francés sino en el Financial Times. Es, más que un símbolo, la revelación de que el mensaje que quería transmitir tenía como destinatarios a “los mercados” y en segunda instancia a “les citoyens”. Y es llamativo, porque buena parte de la entrevista gira en torno a los suicidios en serie de empleados de la compañía, un asunto que, por decirlo suavemente, no está entre las primeras preocupaciones de la City. La entrevista ha sido el primer acto público con el que Richard se ha desmarcado de su antecesor, Didier Lombard.
Se conocía desde hace un año la intención de reemplazar a Lombard por alguien próximo a NicolasSarkozy , pero el movimiento de fichas hubo de acelerarse por la inusual cifra de suicidios (37 desde 2008) que la opinión pública francesa atribuyó a las condiciones de trabajo y la incertidumbre creadas por la política productivista de Lombard. Lo que no estaba previsto era que Stéphane Richard, de ideología liberal, acabaría encontrándose con la papeleta de protagonizar un giro social. La guía del nuevo presidente sería el informe encargado a una consultora, que alguien hizo llegar a prensa, en el que se postulan 107 recomendaciones para dar la vuelta a la situación. Entre ellas, poner fin al estilo de confrontación entre los directivos, cortar las alas a la poderosa dirección de recursos humanos, y aprobar una moratoria sobre cualquier medida que implica reestructuraciones de personal, así como crear un equipo de mediadores encargados de evitar “factores de riesgo psicológico”.
Así dicho, el informe parecería de sentido común, pero su ámbito de aplicación son los 102.000 empleados de France Télécom, cifra que por sí misma da idea del problema. El nuevo presidente se reunió con varios centenares de directivos de la empresa para leerles la cartilla y anunciarles un plan para restaurar la moral dentro de la compañía. Entre otras medidas, un 30% de la paga variable de unos 1.100 ejecutivos se calculará en función de sus éxitos en la política social. Uno de los criterios, ya lo decía el documento filtrado a la prensa, será la reducción del absentismo entre los empleados que dependen de cada jefe susceptible de recibir un bonus.
Otra medida, que ya se aplica desde noviembre, es el acuerdo con los sindicatos para que los empleados de más de 50 años de edad puedan trabajar a tiempo parcial si así lo desean. Richard tiene su propia explicación por lo acontecido: la plantilla ha envejecido, y son precisamente los mayores los que aún conservan el estatus de funcionarios. Este año, France Télécom reclutará 3.500 jóvenes, y esta política se mantendrá en los siguientes; en 2020, más de la mitad de los empleados actuales se habrá retirado.
Ante las preguntas del Financial Times, Richard anunció que el crecimiento no volverá a las cuentas antes del 2011, por lo que este año no será diferente del anterior : plano y con beneficios en declive. Dijo también que no habrá aventuras como la fallida oferta de compra sobre TeliaSonera de 2008, operación ideada por Lombard que no sedujo a los inversores ni, por lo visto, al gobierno francés. Ahí empezaron los problemas en la cúpula de la compañía, y los suicidios vendrían a ser el catalizador de una crisis profunda. Claro que Richard sabe bien que una compañía como France Télécom no puede quedarse quieta esperando que pase la crisis. Según dijo en la entrevista, en el plazo de cinco años se propone duplicar los ingresos generados por sus negocios en Oriente Medio y África, que el año pasado fueron 3.500 millones de euros. Al respecto, expresó su interés en considerar la compra de “activos pequeños”.
Es casi de libro: como otros operadores europeos, France Télécom asiste a una saturación de sus mercados naturales, mientras que en esas regiones la penetración es baja y la demanda crece exponencialmente. Sin embargo, en el despliegue de esas intenciones encontrará rivales muy activos, como los operadores de India y el Golfo, y potencialmente los chinos. ¿Y qué hacer en Europa? Richard no descarta llevar adelante “combinaciones puntuales”, frase que sin duda alude al acuerdo entre Orange y T-Mobile para fusionar sus operaciones en Reino Unido, pero es a priori poco extrapolable