Es desconcertante: nadie parece tener claro qué es realmente el object storage, ni siquiera entre las empresas que comercializan esta tecnología. Más correcto sería decir que cada una tiene claro lo que vende y contra quién compite, pero en el mercado sobrevuela cierta confusión. Eso sí, se han acuñado términos que están en el glosario de toda persona relacionada con este campo: contenedores, estructura de jerarquía e identificador son palabras que no faltan en ninguna presentación. Al menos, aclaran lo esencial de una tecnología que, sin ser nueva, está floreciendo con energía renovada, y es impulsada por interesantes startups con la aquiescencia perezosa de los grandes del sector.
A diferencia de la tecnología flash, el almacenamiento de objetos no provoca polémicas, pero existe discretamente y convoca inversiones. Se diferencia del almacenamiento basado en archivos principalmente en su falta de organización jerárquica. La información se guarda en unidades de almacenamiento separadas, desde donde se gestiona y manipula. Estos ‘objetos’ coexisten al mismo nivel, en un espacio común, sin que un objeto pueda almacenarse dentro de otro. Cada contenedor tiene metadatos asociados entre los que destaca un identificador único, que permite recuperar la información con facilidad.
Hasta aquí llega el consenso. Insuficiente. Jerôme Lecat, CEO de Scality, especializada en soluciones de este tipo, dice ser consciente de los equívocos. «Hace poco tuve que moderar una sesión y una de las cuestiones del temario era ‘¿qué es object storage?’. Había cuatro analistas y una sala llena de otros analistas y vendedores. ¿Saben qué? No llegaron a un acuerdo”, comenta Lecat en una visita a sus oficinas del distrito financiero de San Francisco. Según este empresario francés afincado en California, el primer debate inacabado es semántico: ¿se trata de una tecnología o de un mercado? Lecat apuesta por la primera opción, pero ni siquiera en algo tan elemental están alineadas todas las opiniones.
En todo caso, uno de los puntos fuertes del object storage es la escalabilidad. Al carecer de orden jerárquico, se puede escalar cuanto se quiera añadiendo módulos de memoria. La tecnología también permite mantener la independencia del hardware, algo necesario cuando se alcanza una determinada escala. A ello se suma una mayor eficiencia en el almacenamiento y ventajas a la hora de preservar información.
Sin embargo, para que se convierta en una tendencia global, la industria tiene que llegar a un punto de encuentro: “Creo que tenemos que distinguir entre cuál es la tecnología en sí y cómo se despliega en el mundo. Hoy en día hay una falta de estandarización y no se puede esperar que el object storage se convierta en una tendencia generalizada sin estandarización”. Para llegar a ese punto, la tecnología tiene que contar con el apoyo de las grandes compañías, y esto es precisamente algo de lo que adolece por el momento.
NetApp, por ejemplo, dispone de una solución pero muestra muy poca actividad en este campo, IBM no tiene ninguna oferta de object storage y Dell ha cancelado recientemente el producto con que contaba después de tres años en el mercado. Las grandes, incluida HP, que sí ofrece en estos momentos una propuesta, no ocultan su apatía, convencidas de que la tecnología ha llegado diez años tarde. En el pasado ya se hizo un intento por llevarla al mercado y no dio resultado. ¿Por qué iba a ser distinto ahora?
Tal vez por la necesidad cada vez más apremiante de agregar información a las bases de datos. Los analistas de Enterprise Strategy Group (ESG) han previsto que para 2015 el 80% del mercado NAS necesitará algún tipo de tecnología que permita añadir módulos de memoria sin trastornar la estructura de almacenamiento. El object storage no es el único método para escalar de esta manera, pero se postula como uno de ellos.
Los proveedores de almacenamiento tradicional tendrían márgenes de beneficio más estrechos con object storage, lo que explicaría en parte su falta de apoyo. Otra desventaja que se le achacan es que no es una tecnología buena para las situaciones de cambio frecuente de la información, ya que cuando se modifica un fichero hay que esperar a que se actualicen todas las réplicas para que una petición devuelva la última versión. Por eso se dice que este tipo de almacenamiento encaja bien para backup, archivos de audio y vídeo o imágenes de máquinas virtuales.
Además, el almacenamiento de objetos ofrece funciones básicas al administrador, como son las de recuperar, copiar y borrar archivos. Para incrementar la funcionalidad, hay que ir un poco más allá. En el caso de Scality, la compañía se ha asegurado de que su tecnología permita hacer trabajos MapReduce, sin necesidad de Hadoop. Su software Ring reemplaza al NameNode de la plataforma big data (que de hecho era su punto débil hasta la versión 2.0) con su propia arquitectura de metadatos y permite introducir así la información en bloque, no en archivos.
Ring, producto estrella de Scality, pasa por ser una solución de almacenamiento definido por software para cantidades de información de 50 TB o más. Se trata de una tecnología que escala y equilibra las cargas entre los servidores de un cluster, realizando también funciones como la protección frente a fallos de hardware, para optimizar costes. Se complementa con varias APIs para facilitar la integración en aplicaciones y entornos diversos.
Entre los clientes de Scality hay proveedores de cloud, organizaciones que destacan por tareas tareas de alto rendimiento en computación o gobiernos. Pero las empresas pequeñas como esta compiten con las grandes en desigualdad. El precio de Scality, por ejemplo, puede llegar a ser más barato que el de Amazon; sin embargo, “nadie fue despedido por contratar Amazon”, ironiza Lecat retomando una frase que históricamente se ha dicho de IBM. Como siempre, el apoyo de las compañías conocidas es necesario para algo más que la estandarización: si ellas no entran en el mercado, es difícil que las startups generen confianza. Para sortear este problema, la empresa fundada por Lecat da a probar primero la tecnología y después los clientes deciden si compran o no.
Algo tiene que tener el object storage, en cualquier caso, porque Scality ha completado una ronda de financiación de 22 millones de dólares, liderada por Menlo Ventures, un inversor de los que abren las puertas del Silicon Valley. Y no es la única que está progresando: otra startup, Exablox, recaudó idéntica cantidad el año pasado, mientras Caringo se convertía en la opción recomendada por Dell tras la cancelación de su propio producto.
En Estados Unidos ya conocen el problema de manejar 5 petabytes de información, y las empresas están más sensibilizadas respecto a tecnologías rompedoras como object storage. Al mismo tiempo , las compañías están acostumbradas a aumentar cada año su presupuesto de almacenamiento, a medida que aumentan sus necesidades: es un gasto que tienen previsto en sus cuentas. Para muchas, de momento, esta actitud representa menos quebraderos de cabeza que adoptar una nueva tecnología. Lecat predica paciencia.
[informe de Pablo G-Bejerano]