De la telefonía móvil analógica a la digital la evolución fue gradual, pero el gran salto se ha dado con la disponibilidad de banda ancha: sólo con ella el usuario ha tenido una percepción de instantaneidad, y a partir de ese momento se ha producido un giro radical en el terminal móvil, en el momento en el que el usuario le da a un botón y la descarga es inmediata. Es un fenómeno reciente, lo que se conoce como smartphone. Reciente, pero impetuoso: de los más de 300 millones en que se estima el tamaño del mercado mundial de móviles en el último trimestre de 2009, 41 millones son smartphones. Y entonces aparece nuevas categorías, una de ellas los smartbooks, cuyo principal impulsor es la compañía californiana Qualcomm.
¿Cómo se explica la explosiva demanda de teléfonos ´inteligentes´?
Sencillamente, lo que ha ocurrido es que el usuario quiere más y más, que las funcionalidades de que dispone en su casa gracias a la banda ancha ADSL esté disponible también en su terminal móvil, y esto ha obligado a la industria a satisfacerlo, aumentando la capacidad del móvil para manejar información. Este es el momento en el que estamos.
Pero plantea otros requisitos de tecnología y de marketing
Ante todo, que el dispositivo electrónico que procesa los datos que recibe de Internet trabaje mucho más rápido; ya no basta el chip sencillito que permitía hablar, tener una agenda y poco más. Se necesita un procesador adicional que realmente simule el entorno de mi PC en un dispositivo móvil, y esto ha hecho que, en nuestra condición de fabricantes de chips especializados en las comunicaciones móviles, incrementemos la capacidad del chip para responder a esa demanda. ¿Y por qué no se respondía con la tecnología existente? Los ordenadores ya tienen chips potentes, los portátiles ya existían pero, en efecto, los requisitos de un teléfono móvil son diferentes en muchos sentidos.
¿Cuáles?
Hay un par de premisas fundamentales: esto es móvil porque el consumo de batería está ajustado para que yo pueda usarlo un día completo; es móvil porque pesa poco y porque su tamaño me permite llevarlo en el bolsillo. No es la banda ancha lo que lo hace móvil; para trasladar esos requisitos de batería y tamaño hacía falta algo que no teníamos en los móviles, aunque hubiera otras máquinas más potentes. Aquí es donde fabricantes como Qualcomm dimos el salto: a partir de una arquitectura ARM, propia de la telefonía ordinaria, la llevamos a un chip más evolucionado, que nosotros llamamos Snapdragon, y que no deja de ser una tecnología que mantiene los requisitos básicos para que el dispositivo sea móvil y les añade la conectividad, el acceso a Internet que hasta ahora sólo teníamos en un ordenador.
¿Y qué ocurre en el lado de los ordenadores portátiles?
Con la misma necesidad de llevar consigo lo que el usuario tiene en casa, otras empresas de tecnología han desarrollado portátiles más pequeños, pero que no dejan ser ordenadores; es el netbook, en el que tenemos una arquitectura comprimida y unas prestaciones reducidas, pero dentro de un tamaño adecuado para llevarlo conmigo […] pero no puedo olvidar en casa el cargador. Un ordenador tarda más en arrancar, porque está pensado para otro uso, y no tiene las mismas limitaciones de batería, y un netbook pesa menos que el ordenador que tengo en casa, pero no es tan ligero como un smartphone. Este, aunque lo apague, se enciende enseguida y aun apagado sigue recibiendo información, algo que no ocurre en un ordenador. Pero el usuario quiere llevar consigo esa posibilidad de estar siempre conectado, o casi siempre, en cualquier lugar, sobre todo si hay Wifi a mano. Esta es una buena solución, pero, ¿qué es lo que hay en casi todas partes? 3G, que hoy es un servicio casi universal.
¿Cuál ha sido el papel de la industria de semiconductores?
Qualcomm, entre otros fabricantes – pero lógicamente, voy a subrayar nuestro papel – ha contribuido con su tecnología a que fuera posible fabricar los ´pinchos´ 3G, que permiten conectarse a Internet desde prácticamente cualquier sitio. Pero no sólo esto, sino que junto con nuestros partners hemos trabajado para que esa solución de movilidad 3G viniera integrada dentro del portátil, tal como viene WiFi. Con lo que ya existe una demanda en el mercado, y los fabricantes están respondiendo; el propio portátil, más grande o más pequeño, viene con esa capacidad integrada desde fábrica, pero para un uso diferenciado. Nos encontramos pues con dos mundos, uno que ha evolucionado desde la telefonía móvil hasta el smartphone, y otro que viene de la arquitectura X86 y que ahora tiene funcionalidades que no tenía; se ha producido la convergencia….
…y un barullo de categorías, por lo que se ve
…porque hasta ahora no teníamos banda ancha móvil, toda la banda ancha era fija, con la excepción de WiFi. Y no la teníamos porque no existía un procesador que, me atrevo a decir que iguala e incluso aventaja a los más pequeños de los portátiles, o por lo menos se les aproxima. Es un chip propio de un smartphone, que ha mejorado su capacidad de procesar información, que ha dado el salto a los gigaherzios, pero a la vez mantiene las premisas de ese segmento concreto.
Lo que ahora se llama smartbook
La evolución natural de un teléfono, pasando por el smartphone, parece comprensible, y también la de los portátiles. Entonces, ¿por qué convergen ahora? La visión de Qualcomm es que la única restricción para el usuario sea el tamaño, no la movilidad. Con este smartphone de 4 pulgadas [un Toshiba TG01, con procesador Snapdragon de 1 GHz], que puedo llevar en el bolsillo, tengo el problema del teclado, y la pantalla está muy bien pero en alguna circunstancia puedo sentir que el formato me limita. Sin embargo, la tecnología que lleva incorporada, puede aumentar el tamaño, incluso tiene alta resolución y gráficos en 3D superiores a los de los portátiles pequeños. Lo que decimos es que los fabricantes que vengan del mundo de los smartphones agranden la pantalla y ofrezcan un dispositivo de 8 o 10 pulgadas; con teclado físico o con pantalla táctil da igual, pero el hecho de aumentar el tamaño curiosamente nos lleva a la frontera de los netbooks.
10 pulgadas no se pueden llevar en el bolsillo
No, pero la interacción es más cómoda. El smartphone va a seguir existiendo, pero se abre un icho de mercado potencial que está entre los dos mundos;, lo que hacemos es trasladar la experiencia de un smartphone a otro tamaño de pantalla y teclado, o haciendo pantallas con Bluetooth […] lo que importa es que el interfaz físico sea más cómodo para el usuario, es lo que llamamos smartbook. Al mismo tiempo, los fabricantes de portátiles no tienen que trabajar en el tamaño, pero sí en la batería. Para nosotros, el smartbook no deja de ser un dispositivo cuyo formato es propio de un miniportátil, o cualquier otro que el fabricante quiera, pero con las funcionalidades propias de un smartphone.
¿Cómo se van a mover las fuerzas en esta convergencia? ¿Qué va a pasar con el usuario?
Ahora me pongo en el lugar del usuario. Si veo un dispositivo que se parece a un portátil, creo que es un portátil, pero si me dicen que este dispositiva que tiene esa forma es un smartphone, la verdad es que hay un reto, una cierta confusión. Porque en esos dos mundos uno se mueve en la informática, y el otro en la telefonía, y en cualquier gran superficie se venden en secciones separadas. Por eso creo que es importantísima la formación en el canal de venta. Si el vendedor no es consciente de lo que se trae entre manos, el usuario puede confundirse. Bien sabemos que Qualcomm no es una marca conocida, porque no fabrica dispositivos, y nadie sabe si estos llevan un chip nuestro o de otro fabricante, ni le importa; mientras que quien compra un ordenador, lo primero que pregunta es el procesador que lleva. Es una diferencia importante […]
Si esa fuera toda la diferencia…
Es cierto, pero el usuario quiere saber si el procesador es de Intel o de AMD, y también se fija en el llamado factor forma, porque si lo que quiere es conectarse a redes sociales o estar siempre conectado a internet, unos productos son diferentes de otros. En mi opinión, el mercado podrá entenderlo mejor cuando haya formatos más novedosos, tipo tablet, que no dejan de ser un smartphone, tengan o no la función de voz. Puede que la conectividad entre el teclado y la pantalla me permita usarlo ahora sí y ahora no, o puede que los conecte vía Bluetooth para verlo en pantallas más grandes, o proyectarlo sobre una superficie […] son formatos que se alejan del que tienen los portátiles. Esto lo veremos pronto en el mercado.
Tratemos de deconstruir las categorías
Tengo que distinguir entre lo que yo pienso y lo que piensa la compañía, porque Qualcomm desarrolla tecnología, y nos da igual en qué formato se usa, dejamos a los fabricantes que hagan lo que quieran mientras el chip se lo permita.
Luego, Qualcomm no propone un formato…
Desde nuestra posición, dejamos que el fabricante aplique la tecnología en el formato que decida, porque la diferencia estará en la función; puede tener el formato que se quiera, pero las prestaciones son lo que importa, realmente.
…pero tiene preferencias.
Según se ha desarrollado el mercado, segmentamos nuestros chips acomodándolos a la segmentación de teléfonos. Cuando nos metimos en el mundo del smartphone, sólo teníamos un chip, la familia 7000, pero hemos ido ampliando el catálogo. Ahora sólo tenemos uno para el smartbook, pero habrá más, porque cada vez se demandará mejor resolución, por la que la gente estará dispuesta a pagar. Primero entras en un mercado de categorías, y luego cada una se segmenta-.
¿Un smartbook es lo mismo que un MID, en la tipología de Intel?
En principio, un MID es un dispositivo que nace con la funcionalidad de reproducir música o vídeo, o para acceder a Wifi, pero entre sus prioridades no está la movilidad ni la conectividad. Toda segmentación cuando un grupo de dispositivos crecer, tiende a partirse, es lo que ha pasado con los móviles y con los portátiles.
Y ahora llegan los tablets
Hoy por hoy, un tablet es una pantalla plana con inteligencia y con el teclado integrado, digamos que es un portátil con pantalla plana. En la práctica, el tablet se asocia más a la pantalla plana del dispositivo que a lo que lleva dentro. También se asocia el uso en virtud de los lugares en los que se ha difundido hasta ahora, en los hospitales. De hecho, un tablet se usa más para introducir datos que para consultarlos, es un cuaderno, mientras que un ebook viene a ser un tablet con otro uso, leer. Cada dispositivo tiene sus aplicaciones, y al menos dos requisitos comunes, que la vista no se canse, y que la batería dure más, pero cambiarán a medida que aparezcan más en el mercado.
Hay otros requisitos, un interfaz que sea ´amigable´, la conectividad…
En este mundo convergente, todo evoluciona, se consume y se confunde. Hay dos o tres características comunes, es cierto: una es la conectividad, nadie lanza al mercado un portátil sin conectividad. El e-book de hace dos años tiene poco que ver con el actual, que viene con conectividad. Entonces tenemos portátiles, netbooks, e-book, todos con conectividad. La otra característica esencial es la batería; la industria trabaja para reducir su consumo, para optimizar su duración. Uno de los elementos que más consume es la pantalla: si al e-book se le mete color, vídeo, o lo que sea, seguro que el smartphone y el smartbook se beneficiarán de esos avances. De hecho, en Qualcomm, una de nuestras líneas de trabajo son las pantallas Mirasol, cuya primera aplicación sería en e-books, y estamos trabajando para conseguir que las pantallas sean reflectantes, que no emitan luz, para reducir mucho el consumo. Hay otras tecnologías, como la pantalla táctil, que benefician a todas las categorías: los dispositivos van a requerir movilidad, contenidos, carga y descarga, el usuario es cada vez más proactivo en contenidos, como prueba el fenómeno de los blogs. Ahora estamos hablando de soluciones muy horizontales, pero es el mercado el que las verticaliza.