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  6/06/2012

El almacenamiento también puede ser cool

Es comprensible que un consumidor, el usuario de cualquier gadget o de algún servicio online, ignore qué tecnologías subyacen en ellos. Carecen de glamur, es cierto, pero casi todo en la vida cotidiana, desde un e-mail a una transacción en un cajero, desde una multa de tráfico a la consulta de una historia clínica, etc, requiere un eficiente soporte de almacenamiento de datos. Viendo las cosas en perspectiva, los cuatro pilares de inversión en tecnologías de la información de los próximos años (movilidad, cloud computing, redes sociales y big data) tienen como hilo conductor ese requisito, el almacenamiento. A su vez, tiene efectos expansivos sobre una industria que no da signos de flaqueza.

Tampoco flaquea la batalla entre tecnologías maduras y tecnologías innovadoras, entre empresas consolidadas y competidores nacientes. Los sistemas de almacenamiento en disco siguen dominando el mercado, con más de un 75% de la capacidad instalada, pero en los últimos años han aparecido alternativas, como la tecnología flash o la basada en objetos. La primera difiere en el soporte utilizado, la segunda postula una organización distinta de los datos almacenados. Una de las fuerzas motrices de la explosión de datos y, por tanto, del mercado, es la proliferación de dispositivos en la periferia de las redes: sensores, smartphones, tabletas, cámaras de vigilancia, sistemas de diagnóstico, etc. Está en juego un enorme volumen de datos del que se puede extraer mucho valor.

Históricamente, la primera motivación ha sido la necesidad de archivar información que debía conservarse para cumplir las normativas que obligan a retenerla durante cierto tiempo. Aparecería otra necesidad: no sólo retenerla sino ser capaces de recuperar su contenido con celeridad, para que resulte útil. De esto se ha pasado a la conciencia de que la información acumulada puede explotarse para optimizar las relaciones con clientes y proveedores, prácticamente en tiempo real. Y como una parte creciente de esa información no se genera en formatos binarios convencionales, sino como datos no estructurados (el vídeo, por ejemplo), el concepto bautizado como big data crea mercado para esas otras tecnologías que ningún usuario ve ni verá, y de las que pocos sospechan incluso su existencia. Aun así, en este mercado hay decenas de personajes singulares, que raramente asoman a la crónica de los medios.

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“El sector del almacenamiento nunca ha estado tan vivo y dinámico”, declara el emprendedor francés Jerôme Lecat, radicado en California y fundador de la empresa Scality. Según él, los capitales están invirtiendo en empresas de este sector porque saben que recibirán ofertas de compra. “Sé que un buen día me llamarán, y que no podré negarme – sonríe Lecat, que creó Scality tras vender Bizanga, su empresa anterior – me gustaría que no fuera demasiado pronto”.

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Muchos fundadores han dirigido empresas absorbidas por EMC, NetApp o HP, de las que se marcharon para volver a empezar, más ricos y con otras ideas en la cabeza. Uno de ellos es Thomas Isakovitch, que en 2006 creó Nimbus Data, pionera de los sistemas basados en memoria flash. El coste de esta tecnología es alto para competir con NetApp – a la que Isakovich nombra cada dos por tres – pero, dice, “al concentrarnos exclusivamente en flash, podremos seguir bajando los precios”.

Ron Bianchini, fundador de Avere Systems, es conocido en Silicon Valley por haber vendido a buen precio su sociedad anterior, y ahora sigue empeñado en competir con la compradora, precisamente NetApp. A la pregunta de por qué reincide, responde que el crecimiento de las capacidades de almacenamiento ha sido más rápido que el de los rendimientos, y esto induce a las empresas a comprar más máquinas de las que realmente necesitan. Como es de imaginar, Bianchini cree que esto se resuelve con los productos de su compañía: “las ratios de uso pueden mejorarse desplazando inteligentemente los datos a través de diferentes niveles en función de las necesidades”. Vale por la explicación, pero Bianchini pone cara de poker cuando se le pregunta si en sus planes está vender la empresa o sacarla a bolsa.

Quien tiene este dilema muy claro es Don Basile, tras una historia peculiar. Años atrás, siendo consejero delegado de Fusion.io (otro precoz especialista) la condujo hasta Wall Street hasta obtener un valor de 4.000 millones de dólares. Tras una disputa con los nuevos consejeros, se marchó a dirigir Violin Memory – financieramente bien dotada por Toshiba, SAP y otros inversores – a la que prepara para repetir la jugada bursátil el año que viene: “ahora quizá podríamos firmar por 2.000 millones, pero en 2013 el precio será más alto”, presumía el mes pasado ante este cronista. El contrato con SAP para suministrar a la compañía alemana un appliance para HANA, parece dar la razón a Basile.

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En la primavera pasada, Kieran Harty, que fuera responsable de I+D en VMware, presentó el primer producto de Tintrí, la empresa que creó para explotar una nueva veta de negocio, el almacenamiento adaptado para arquitecturas virtualizadas. El perfil actual de la joven compañía se ajusta como un guante a la tecnología de Vmware, pero Harty dice estar trabajando sobre las máquinas virtuales de Citrix y Microsoft. Si lo consigue, a buen seguro será un bocado apetecible, y a buen precio.

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Los equipos humanos de las empresas nombradas están trufados de tránsfugas de la industria. El veterano John Spiers rehusó seguir trabajando para HP cuando esta compró LeftHand, la empresa que él mismo fundara; en 2009 creó NexGen, con el concurso de ex compañeros e ingenieros que reclutó de Oracle, IBM y Vmware. Su propósito es resolver los problemas de performance en el almacenamiento compartido, “así evitamos que las empresas compren más de lo que no necesitan” (sic).

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Jeddiah Yueh, pionero de las primeras olas del mercado de virtualización, fundó Avamar y la vendió – sólo se arrepiente del precio – a EMC, tiene ahora otra criatura: se llama Delphix y Yueh explica que “uno de los problemas corrientes es la proliferación de datos replicados, procesos que engendran costes colaterales”. La propuesta de Delphix pretende reducir las necesidades de almacenamiento, reemplazando por una solución software la compra de hardware normalmente más caro.

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La sede de PureStorage en MountainView es otro refugio de talentos. El CEO, Scott Dietzen, fue CTO de BEA System, y no pasó mucho tiempo en la compañía tras su adquisición por Oracle. Su actual compañía tiene una meta clara: el ´todo flash` es económicamente eficiente, y Dietzen lo explica con elocuencia: “si con flash el almacenamiento es más rápido, ocupa menos espacio tiene menos latencia y es energéticamente más eficiente, ¿por qué comprar discos convencionales?”

Los vendedores tradicionales de almacenamiento se toman el desafío con calma. Hace un par de semanas, EMC, compró la pequeña empresa israelí XtremIO, que acaba de anunciar su primer producto en tecnología flash, todavía no disponible, para complementar sus propios desarrollos internos. Mientras tanto, NetApp, con una importante desvalorización en bolsa, busca la manera de reaccionar a la múltiple ofensiva. Un sector curioso, ¿verdad?


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