Dotar de ´inteligencia` a las ciudades es otro de esos empeños sobre los que se predica mucho pero se da (todavía) poco trigo. Y no está mal que así sea. Se parte, por lo general, de la tendencia de urbanización imparable, con su consiguiente presión sobre los servicios de transporte, limpieza y alumbrado, por citar sólo los más básicos. Como referencias recurrentes, suelen citarse unas cuantas urbes chinas de vertiginoso crecimiento, más algunas recientemente construídas ex novo en el lado árabe del Golfo. En China ha acumulado Huawei una experiencia que ahora trata de trasladar a Europa, con los necesarios ajustes de adaptación al medio. Este es el asunto de la entrevista de esta semana.
Huawei ha sido este año patrocinador de una nueva edición en Barcelona del congreso Smart City Expo World. En este contexto, la compañía china presentó el nuevo eje de su estrategia en la materia, que se concreta en una plataforma horizontal que llama IOC (Intelligent Operations Center), una revisión de la concepción vertical que animaba las soluciones que ha propuesto la compañía hasta ahora. El congreso dio la oportunidad de una conversación con Edwin Diender, que acumula las responsabilidades sobre los mercados de servicios públicos, con el rango de vicepresidente de Huawei.
La presentación de esta mañana ha girado demasiado, a mi juicio, en torno a ciudades de nueva planta, lo que me induce a preguntarle en qué se diferencia la estrategia de smart cities de Huawei en Europa.
Hace casi tres años, empezamos por reconocer que las soluciones de smart cities que Huawei estaba proponiendo tenían un fuerte carácter vertical y, por tanto, reforzaban la compartimentación que pretendíamos eliminar. Me explicaré: especialmente en los países desarrollados, la principal dificultad es la existencia de una base instalada para la prestación de servicios. Las ciudades europeas, tienen una historia que define su configuración y que es necesario armonizar con las demandas de los ciudadanos. Es el caso de Barcelona, donde estamos hoy, pero también el de Amsterdam, mi ciudad. En ambos casos, como en otros, las autoridades tienen gran interés en conectar sus distintas piezas de información para crear entornos de vida urbana más fluídos y más eficientes. Han empezado por digitalizar procesos manuales […]
Es condición necesaria, pero no suficiente para que una ciudad merezca ser considerada ´inteligente`. Disculpe la interrupción
Tiene razón. Se han digitalizado ciertos procesos, pero cada uno de ellos sigue siendo un silo separado de otros procesos o de otros departamentos de la administración local. El problema de toda smart city, no sólo en Europa, es cómo conectar los diferentes silos de información existentes, que han sido creados individualmente para atender procesos determinados […] Esta comprensión nos hizo ver la conveniencia de abandonar la estrategia de soluciones y productos verticales pensadas para departamentos también verticales. Decidimos transformar nuestra tecnología para hacerla transversal, para facilitar que la información alojada en un silo pueda combinarse con la que está en otro, este es el cometido del centro de operaciones inteligente (IOC) que hemos presentado hoy aquí.
No es la primera vez que en este congreso se habla de plataformas. Suele aludir a tres atributos de una smart city: calidad de vida, servicios al ciudadano y eficiencia. ¿Cuál es la relación entre los tres, en opinión de Huawei?
El hilo conductor, creo, es la ciudadanía. Si las operaciones de la ciudad son más eficientes, el ciudadano estará más satisfecho y orgulloso de vivir en ella. Pero ha omitido usted un cuarto atributo muy importante, la seguridad. Recordará que mis colegas pusieron el ejemplo del alumbrado. Si en una farola se instala una cámara, esta puede cumplir su función pero, además, la luz se gradúa en función del movimiento, lo que puede ser importante para la seguridad del vecindario a la vez que un factor de eficiencia en el consumo eléctrico.
A menudo la eficiencia se asimila al menor coste. ¿Una smart city es más cara o más barata, desde el punto de vista de su gestión?
No necesariamente es más barata, y no es lo que se busca. Identificar eficiencia con rebaja de costes es propio del lenguaje de la vieja economía. Deberíamos empezar a cambiar de vocabulario: en la nueva economía son más relevantes el valor o el beneficio ciudadano. Pensando sobre todo en las ciudades europeas, esta diferencia nos lleva a que la ´inteligencia` no sea una mera aspiración de modernidad: la meta es que los ciudadanos se sientan más cómodos en su ciudad, incluso aquellos que viven en municipios vecinos y tributan en el de residencia. Cuando hablamos de eficiencia, no estamos hablando de bajar los costes sino de que la ciudad sea más productiva…
¿Productiva? ¿Ha dicho productiva?
Lo he dicho a conciencia: la estadística actual tiende a calcular el PIB de las grandes aglomeraciones, y es lógico porque algunas son tanto o más grandes que muchos países. El cálculo tiene mucho que ver con la calidad de los servicios que se presta a los habitantes… y la calidad se relaciona con el nivel de inteligencia que se despliegue.
[…] En definitiva se trata de proyectos. Y aquí llegamos a la cuestión del reparto entre el sector público y el privado en la prestación de servicios. Ya sabe que es una materia polémica.
[risas] Empecemos por el papel de los proyectos. Por lo general, cada uno corresponde a un dominio tecnológico particular, que tiene un principio y un final, para lo que se necesita un presupuesto […] las empresas de titularidad municipal están muy habituadas a trabajar en este contexto, pero conceptualmente la noción de horizontalidad no encaja bien con los modelos de elaboración presupuestaria. Esto, y la financiación, da lugar a la fórmula de PPP [public-private partnership] cuya ventaja más obvia es que permite pasar de la escala de proyecto a la de iniciativas a más largo plazo; naturalmente, requiere innovación y actuaciones conjuntas.
La premisa es que cada ciudad tiene una personalidad propia, pero me parece evidente que la tecnología va mucho más rápida que los procesos de decisión. ¿Es este un problema con el que se ha encontrado Huawei? ¿Su tecnología puede estar por delante de la voluntad política de implementarla?
[…] Algo tiene que ver con nuestro nuevo enfoque. Creemos que crear soluciones verticales, con frecuencia cerradas o ´propietarias`, no es la mejor manera de tratar los problemas de los que estamos hablando. Montar una capa horizontal y convergente no es sólo una respuesta técnica. Hay una dimensión, digamos, cultural […] No se trata de yuxtaponer tecnologías que cumplan distintas funciones, sino de crear una plataforma cuyas capas representan diferentes sistemas de información, convertir la disparidad en una capacidad unificada.
[…] He mirado el reloj porque todavía no le he preguntado por el IOC que propone Huawei.
Creemos tener una posición única para responder a las necesidades que la aceleración de la tendencia de urbanización está planteando. Huawei dispone de soluciones informáticas, de redes de banda ancha, una capacidad de servicios cloud y esto se combina con un ecosistema de cientos de partners con los que exploramos y diseñamos soluciones para smart cities. Concebimos la ciudad como un sistema nervioso y el IOC como un cerebro. A través de la agregación e intercambio de información entre los órganos municipales, proporciona una perspectiva única, un panel como soporte a la recopilación continua de datos, soporte de la toma de decisiones tanto las rutinarias como las de emergencia.
Tiene que apoyarse en una trama de sensores y en conexiones cloud...
Por supuesto. Se basa en la red IoT de Huawei, lo que implica la opción de interconectar dispositivos con redes LTE allí donde existen o de 2G o 3G de banda estrecha, que empiezan a liberar frecuencias. Huawei también proporciona redes cableadas o inalámbricas con cobertura de banda ancha, que soportan datos, vídeo y servicios de voz en alta velocidad.
Menciona capacidades conocidas de Huawei, pero todavía no del IOC
Ya conoce la definición: es una capa horizontal capaz de comunicar y encontrar la información alojada en distintos sistemas y procesar muy rápidamente su correlación. ´Habla` la mayor parte de los lenguajes usuales de los sistemas de información corrientes y su principal función es facilitar la búsqueda de la información pertinente y compartirla entre las personas pertinente.
¿El centro de control es sencillo de instalar y de operar?
IOC presenta una gran ventaja: no requiere actualizaciones ni migración de software; su valor puede apreciarse desde el primer día. En segundo lugar, tiene capacidades subyacentes de análisis de datos y componentes de machine learning; recoge y procesa datos estructurados o no estructurados y los transforma en información utilizable inmediatamente. Esta información puede verse en un cuadro de mando, una consola única. Lo que permite con gran facilidad es agregar, si fuera necesario – y lo es en muchos casos, como en cuestiones de seguridad – información de otras ciudades. Una función que nos parece fundamental es la capacidad de interconectar personas de los distintos departamentos municipales para optimizar el tiempo de respuesta a determinados problemas e incidencias que raramente son exclusivamente verticales.
¿Quiere decir que el recurso a machine learning permite anticiparse a incidencias estándar en función de la información recopilada?
Ese es uno de los beneficios de un IOC. Es capaz de anticiparse y de recomendar actuaciones. Imagine, por ejemplo, las variables que plantea el riesgo de inundación de vías urbanas en caso de fuertes lluvias […] Vuelvo a una pregunta anterior: no cubrirlas sería más barato, porque tal vez ocurra de tanto en tanto, pero tener esa capacidad aporta un valor muy superior al coste de implementar la solución. En otras palabras, es rentable. Ahora bien, ¿es legítimo hablar de rentabilidad en una ciudad? Desde luego que sí, a condición de adoptar un punto de vista holístico y de no pretender que un municipio es sólo un catálogo de servicios.
¿Puede citar algunas ciudades que ya estén aplicando el planteamiento de Huawei?
Retomaré dos casos de la presentación de esta mañana. En Welfang (China), Huawei ha puesto en servicio una red NB-IOT que, en su estado actual ya permite reducir un 30% el consumo de energía del alumbrado público; además, la monitorización de la calidad del agua potable sobre la base de diversos parámetros. En Shenzhen [donde está la sede central de Huawei] se ha implantado un sistema de transporte inteligente que lleva el sugestivo nombre de Traffic Brain: alivia las congestiones de tráfico rodado a través de estadísticas muy precisas, con modelos de visualización de datos y un control permanente y adaptativo de los semáforos. En Arabia Saudí, la nueva ciudad de Yanbu está implementando diez aplicaciones inteligentes.
Francamente, esperaba que diera algún ejemplo europeo […]
Un laboratorio en vivo es el Amsterdam Arena, el estadio donde juega el Ajax, con un IOC experimental que abarca el área adyacente. También en Rotterdam hay una iniciativa interesante. Los conozco bien porque soy holandés, pero también en Israel tenemos instalaciones piloto. Agregue a la lista Moscú, Helsinki y Duisburgo… O Barcelona y Lisboa, que van muy adelantadas en su conversión en smart cities.