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  27/02/2012

De pronto, a todos les gusta Wi-Fi

Sin desmerecer la importancia de los teléfonos móviles que se mostrarán a partir de hoy en el Mobile World Congress, el tema central será otro que ya se esbozaba en la anterior edición. Prácticamente toda la industria se ha embarcado en una carrera hacia la plena integración de Wi-Fi con 3G y 4G, para unificar el soporte y gestión de las tres tecnologías inalámbricas. Por supuesto, Wi-Fi es algo corriente en los smartphones actuales, pero su protagonismo crecerá, por la necesidad de los operadores de desviar hacia esa modalidad una parte del tráfico de sus redes celulares sobrecargadas. Si las premisas se cumplen, todas las partes tendrán algo que ganar, empezando por los usuarios.

La ubicuidad de puntos de acceso Wi-Fi va en aumento, pero también en desorden, y con frecuencia se expresan temores sobre la inseguridad intrínseca de redes no protegidas. Además, son tristemente célebres los abusivos precios que cobran los hoteles – cuanto más estrellas, menos facilidades – por conexiones casi siempre malas. En este cuadro, los usuarios tienden a buscar puntos públicos gratuitos como alternativa a las redes celulares, y esto no agrada del todo a los operadores, que ven en ello dos fenómenos contradictorios: por un lado, les gustaría reforzarlas, para aligerar la carga de sus propias redes y, por otro, piensan que se relaja su control sobre la base de clientes. Lo más probable es que durante los próximos dos años se aceleren sus iniciativas para poner coherencia en estos movimientos.

“Cuando algo ocurre una vez, puede verse como una anomalía; cuando ocurre con regularidad, sin duda es una tendencia”, comenta en su blog el analista Daryl Schoolar, de la consultora Ovum, a propósito de la cantidad de iniciativas que revitalizan el interés en Wi-Fi de los operadores (y, por tanto, de la industria en su conjunto). Por ejemplo, están en marcha los test de una nueva clase de hotspot, que conectarán automáticamente con las tarjetas SIM y, potencialmente, aliviarán la congestión de las redes, a la vez que ayudarán a los usuarios a mantener su consumo dentro de los límites de las tarifas contratadas. Es lo que promete la Wireless Broadband Alliance  (WBA), a la que pertenecen numerosos operadores [notabene: está Orange, pero no Vodafone ni Telefónica], prácticamente todos los fabricantes de equipos de red y pocos fabricantes de móviles. El primer despliegue está previsto en los próximos doce meses.

Según la literatura de la WBA, el usuario no estará sometido a la fastidiosa búsqueda de uno de estos hotspot de nueva generación – dependiendo de la densidad de su trama – porque la conexión será automática, sin necesidad de nombre y contraseña. Para los operadores, la ventaja reside en que, a través de sus propias redes o las de sus partners, podrán quitarse una parte del tráfico que, de seguir como hasta ahora, amenaza con el colapso de sus infraestructuras. El invento tendría niveles de seguridad similares a los de una red celular, incluyendo el cifrado de la conexión radio y la autenticación de la SIM.

En el MWC de 2011, recuerda Schoolar, los proveedores de infraestructura hablaron mucho de los beneficios de usar Wi-Fi para incrementar la capacidad de las redes celulares; llegada la edición 2012, el tema está en el escaparate, y esto sólo puede responder al interés de los operadores.

Alcatel-Lucent, con larga tradición en estaciones inalámbricas, nunca había prestado atención a Wi-Fi, que parecía considerar una tecnología menor. Pero, un año después de sorprender con su nueva arquitectura lightRadio, el gigante francoamericano le ha incorporado Wi-Fi, una integración que permite a los usuarios (de los operadores que hayan implementado sus antenas) moverse sin solución de continuidad entre dos redes y autenticar tanto su SIM como la emergente especificación HotSpot 2.

Por su lado, la empresa canadiense BelAir ha sido la avanzadilla de una técnica para gestionar la descarga de datos móviles a gran escala, y presume de trabajar en la integración de LTE y Wi-Fi. Esto ha despertado la atención de Ericsson, que este mes llegó a un acuerdo para adquirir BelAir. Para el fabricante sueco, la compra tiene un efecto inmediato en Estados Unidos: asumir los contratos de BelAir con AT&T y varias redes de cable. Pero apunta más allá: integrar esa tecnología en su arquitectura de estaciones base, que hasta ahora han sido su bread and butter. Es previsible que esto precipite movimientos de otros fabricantes por controlar compañías innovadoras en estas tecnologías. Un ejemplo es la compañía israelí Alvarion, conocida como paladín de la tecnología Wimax, que acaba de comprar los activos de su compatriota Wavion, para entrar en el negocio de las redes Wi-Fi metropolitanas.

Nokia Network Siemens, que carga con una historia de problemas financieros, anunciará en Barcelona su más ambiciosa iniciativa: un sistema híbrido de red que combina LTE, HSPA y Wi-Fi, tres tecnologías que se comportan como si fueran una célula única. Su nombre es Flexizone.

Cisco no podía quedarse al margen de la corriente, John Chambers hará mañana en Barcelona el anuncio de una tecnología de hotspot avalada por la WBA. Un Wi-Fi más integrado y potente está en la lista de deberes de Qualcomm, que en su stand presentará una nueva línea de chips que, entre otras virtudes, cumple con el nuevo estándar 802.11ac, que será ratificado por el IEEE en los próximos meses. Según la firma californiana, los primeros routers certificados para la nueva norma podrían estar listos antes de finales de año.


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