Si se mide por el ritmo de su adopción en las empresas españolas, las comunicaciones unificadas (UC) están viviendo un buen momento. Esta fue una de las conclusiones de un encuentro organizado por IDC en Madrid. Otra, no tan positiva, enumera algunas las barreras que subsisten para que muchas empresas opten por su implantación: los costes, la percepción de complejidad, la supervivencia de infraestructuras existentes. Estos tres inhibidores afloran factores culturales y experiencias fallidas, por lo que la analista Marta Muñoz, responsable de telecomunicaciones del equipo de IDC EMEA, insistió en la necesidad de educar a la fuerza laboral, como requisito para que el mercado despegue.
Puede parecer que despegue es una palabra demasiado fuerte, cuando los datos indican que el valor de mercado de este conjunto de tecnologías pasará en Europa de 6.000 millones de dólares en 2013, hasta duplicar la cifra en 2018. Sabe a poco, cuando el dato se aterriza en el mercado español: 700 millones de dólares en 2018, que implicarían un crecimiento del 18% de la inversión en comunicaciones unificadas y del 23% en movilidad empresarial. Mucho no es, en principio, pero Muñoz precisó que se trata sólo de facturación por servicios, excluyendo conectividad y terminales.
La analista relacionó estos valores con las respuestas obtenidas en una encuesta europea: en Reino Unido, el 60% de las empresas aseguran disponer – total o parcialmente – de alguna solución de UC, mientras en España y Francia la proporción baja al 40% [y aun así, suena exagerada]. De todos modos, el concepto de comunicaciones unificadas – más aún si abarca las soluciones de movilidad empresarial, como es el caso – admite tres grandes motivaciones: 1) productividad, por su rendimiento y el impacto sobre el opex, 2) acompasarlas con la renovación de las infraestructuras amortizadas y 3) su aportación, nada fácil de cuantificar, sobre la colaboración interna. «Por poner un ejemplo – explicó Muñoz – el 50% de los usuarios de videoconferencia consideran que gracias a ella han bajado sus costes, y el 70% apunta que ha aumentado la productividad de su personal».
Con este evento en Madrid, IDC pretendía demostrar que el impacto de estas tecnologías es directo, y en todo caso positivo. A esta visión contribuyó un ponente, Pablo de la Puente Mora-Figueroa, IT Corporate Director de la empresa Gestamp, fabricante de componentes para la industria de automoción. Como cliente invitado, fue el encargado de exponer las ventajas que su organización recoge del uso de las tecnologías de comunicaciones unificadas. Con 6.200 millones de euros de facturación en 2014 y 6.000 trabajadores – lo que entraña necesidades agudas de movilidad – Gestamp es una empresa global, que apoya su crecimiento en herramientas de colaboración para la revisión de procesos y la búsqueda de eficiencia.
De la Puente hizo un repaso cronológico de las apuestas de Gestamp en materia de TI, empezando por la videoconferencia, implantada en 2007, que calificó de paso muy importante dada la necesidad de comunicación en una organización dispersa en 90 países. Un año más tarde – dijo – arrancó el proceso de implantación de herramientas de colaboración. A la fecha, Gestamp suma cada mes 1.900 videoconferencias y 45 sesiones de vídeo entre dispositivos. Un hábito que se ha extendido en la empresa gracias al respaldo del comité de dirección, según quiso remarcar de la Puente.
El ahorro en gastos de viaje – un factor que suele esgrimirse en primer lugar para justificar estas inversiones – se ha calculado en 28 millones de euros en 2014. O, lo que es lo mismo, un 5% de ahorro anual, sin contar con los costes de telefonía y líneas dedicadas, que también han pesado lo suyo.
Más allá de estos beneficios tangibles, el directivo mencionó otros logros, como la satisfacción del ´cliente interno`, el acceso al conocimiento y a las experiencias del trabajo en grupo. A propósito de las métricas, la analista de IDC destacó que a menudo la adopción de las UC se frena por la dificultad de constatar y cuantificar el retorno de la inversión. Junto al ROI, señaló como barreras el cambio cultural en los usos internos que supone la entrada de estas soluciones. De la Puente aportó a la discusión la experiencia de Gestamp en la formación continua de todos los usuarios en los países donde opera.
¿Cómo acertar en el despliegue? El saldo que dejó la conferencia a los asistentes la impresión de que no son procesos fáciles, y que pocas son las empresas capaces de hacerlos por sí mismas. «Hay que apoyarse en partners que compartan los objetivos de la empresa», sentenció Marta Muñoz. En segundo lugar, la clave está en pensar a largo plazo: «puede que hoy no se necesite una determinada aplicación, pero quizás en 24 meses será imprescindible». IDC recomienda que las organizaciones tomen la iniciativa: «es fundamental que los departamentos de TI gestionan estas aplicaciones, para evitar que aparezcan las temidas tecnologías en la sombra. El asunto daría para más.
[informe de Arantxa Herranz]