A estas alturas, casi toda la oferta en el mercado de las TI está disponible bajo algún modelo de servicio, ya se trate de suscripción, pago por uso o por consumo. Siempre según el paradigma según el cual opex se prefiere a capex. Y si no pasa del casi todo es porque, en lo relativo al networking, es todavía más un concepto que una realidad. En 2022 podría darse el salto, si las empresas asumieran los cambios operativos y organizativos que les traerá la adopción de NaaS (Networking-as-a-Service). Será especialmente bienvenida en un contexto multicloud. Cisco sabe bien de lo que habla, por tratarse de una compañía que durante décadas se ha hecho rica vendiendo equipos y software de red.
Por la cuenta que le tiene, Cisco se toma muy a pecho el hábito de analizar periódicamente las tendencias de los mercados en los que actúa. Entre las que prevé para 2022, el estudio The Rise of Network as a Service (NaaS) llama la atención de entrada sobre la ausencia de una definición más homogénea.
Un 36% de la muestra profesional dice estar siguiendo desde hace tiempo ese modelo, puesto que según ellos una parte de su red ya está siendo administrada por un tercero. No se trata de eso, argumentan los redactores del estudio: sólo se puede hablar de NaaS cuando una organización no necesita poseer, ni construir ni mantener la infraestructura de red y en consecuencia prefiere pagarla en función de su uso, que se hace directamente en la nube.
Bueno será anticipar algunas conclusiones antes de desplegar los resultados parciales. Parece evidente que la adopción del modelo NaaS representa mucho más que una mera externalización de la gestión y de la propia infraestructura de red. Esta es seguramente la razón por la que Cisco insiste en la necesidad de nuevos modelos operativos, nuevas integraciones con procesos y tecnologías, así como de atender a la modificación de roles que marcha en paralelo al cambio financiero que lleva de capex a opex. Como en toda evolución, la resistencia al cambio aparece en las dudas sobre la capacidad de hacer frente a las futuras demandas como dominantes. A las que se suma el temor a perder el control sobre la seguridad y el rendimiento.
En este sentido, más que evangelizar, Cisco catequiza acerca del modelo que viene. Subraya que si por algo se caracteriza NaaS es precisamente por su diseño, pensado para abordar una mayor escalabilidad dimensionada para responder a crecimientos imprevistos de la demanda. En cuanto a las tareas vinculadas a la seguridad y el rendimiento, entre otras que se resumen en la toma de control, no se derivan al proveedor del servicio, sino que se mantienen en el ámbito del equipo interno de operaciones.
Aceptados estos conceptos, la principal motivación para que una empresa apueste por NaaS es la agilidad, hasta el punto de que se la considera como palanca principal a la par que la implantación de las últimas tecnologías de conectividad. Encabeza la lista Wi-Fi 6, acompañada por SD-WAN, SASE y la infaltable 5G. A fin de cuentas, la mitad de los profesionales consultados identifica las enuncian como uno de los grandes retos a los que se enfrentan, mientras otro 30% apunta más al imperativo de adoptar nuevas aplicaciones de negocio. En ambos casos, deja advertido Cisco, un modelo NaaS puede ser de gran ayuda.
Ahondando en los principales factores que mueven a las compañías a dar el salto a NaaS, destacan el desafío de conectarse a nubes múltiples (36%) seguido de la seguridad (34%) aplicable tanto a la red como a los usuarios y las aplicaciones. Ligada a este punto, hay coincidencia en señalar que con NaaS resulta más sencillo identificar y resolver los problemas de seguridad y rendimiento de una red. A la cola de las motivaciones figura la de obtener un mejor control del coste total de propiedad, TCO) con un 19% de las respuestas recogidas.
Una pregunta pertinente es el enfoque opuesto: ¿qué esperan obtener los profesionales del modelo en ciernes? Casi la mitad (46%) pone por delante la capacidad de enfocar las TI hacia la innovación y el valor, pero es importante que un 40% apunte la respuesta a previsibles disrupciones. De igual modo que sucedía con las motivaciones, en el capítulo de los beneficios se impone todo lo que se asocia con el coste: migrar de un modelo capex a otro opex o reducir el TCO no encabezan la lista; ni siquiera el consumo flexible escapa a los puestos de cola.
Desde una óptica más tecnológica, los entrevistados consideran que entre los requisitos que debe reunir una oferta NaaS deben figurar la resiliencia y el cumplimiento normativo en el mismo plano que la inteligencia artificial y el machine learning. Para el final dejan la visibilidad de extremo a extremo. Queda claro que un proveedor de NaaS, el que sea, debería ofrecer una plataforma coherente a través de dominios de red (acceso, WAN, datacenter, cloud). Claramente, a la cabeza de las prioridades se encuentra SASE (Secure Access Service Edge) como indispensable en los entornos multicloud.
De cara a lanzarse a desplegar SASE como un servicio, el 44% de los consultados demanda “una seguridad consistente” y, dada la dependencia de Internet para acceder a aplicaciones en la nube, el 39% preconiza la visibilidad de extremo a extremo de todo el tráfico. Continuando con la corriente que predica – y en Cisco con insistencia – “simplificar la complejidad”, más de un tercio de las respuestas dicen perseguir soluciones SASE que se integren fácilmente con sus actuales herramientas.
Por otro lado, el estudio promovido por Cisco viene oportunamente a desmitificar la creencia de que, cuando una empresa confía en un modelo NaaS, realiza un traspaso absoluto de la operación de su red vaciando así las responsabilidades de su equipo NetOps. No hay tal cosa puesto que, si bien el proveedor asume la responsabilidad por todos los aspectos de la gestión del ciclo de vida de la red – entre los que se encuentran los elementos on-premise, es importante precisar que esto libera recursos y tiempo para enfocarse en aportar valor añadido al negocio.
En esta narrativa, común a toda actividad externalizada o automatizada, el estudio detalla que hay nuevas tareas por desarrollar, como la definición más precisa de los objetivos que se pretenden de la red y un seguimiento de estos o el establecimiento de políticas de acceso de los usuarios que determinan los niveles óptimos de rendimiento de una aplicación. El trasfondo es, lógicamente, cumplir con los SLA y recurrir a las API para gestionar la integración con los sistemas existentes.
En todo caso, es innegable que la cantidad de funciones que absorbe el proveedor de NaaS es decisiva. Entre ellas, un 48% de las respuestas encuentran esencial que se encargue de la gestión del ciclo de vida de la red. En un segundo plano, pero con porcentajes relevantes se encuentran la resiliencia de la red y la monitorización y resolución de problemas. En un rango de menor importancia, los actuales responsables de networking sitúan la retirada de activos o el modelado predictivo.
Con el objetivo de mitigar las previsibles resistencias al cambio y acabar de amortizar la infraestructura existente, los autores del estudio aconsejan que la migración al modelo NaaS se haga por fases, pudiendo acometerla antes con aquellos dominios que permitan percibir lo antes posible sus beneficios. Sin embargo, esto no surge de las respuestas. En cualquier caso, el mejor momento para hacer la transición debería ser coincidente con la actualización de infraestructura de red para introducir 5G, Wi-Fi o SASE, coinciden el 49% de las respuestas entre responsables de TI y el 57% de los que se ocupan de la red.
Así las cosas, a ninguna organización le apetece dar un paso en falso. La elección de compañero de viaje es fundamental, primando más la confianza en la experiencia del partner que la posesión de la mejor infraestructura. Quizá sea por esto, pero prácticamente una tercera parte de los profesionales de TI apuestan más por los integradores de sistemas que por los proveedores de redes.
Esta preferencia por los integradores viene avalada por la creencia de que están mejor capacitados que los proveedores del servicio para traducir las necesidades del negocio en políticas de TI. Es algo muy a tener en cuenta – se afirma – considerando que el 73% de los entrevistados prefiere que sea el proveedor quien traduzca las necesidades empresariales en políticas de red. O bien los responsables de NetOps no tienen demasiada confianza en su propio personal, a saber. Una apreciación que parece inspirar su preferencia por un ecosistema de partners.
Con estos mimbres se teje el estudio: las organizaciones parecen mirar al modelo NaaS “para hacer frente a la complejidad de la red” que, desde luego, no se va a simplificar por mérito de multicloud. El cambio cultural y organizativo que se abre no es la menor de los quebraderos de cabeza.
[informe de David Bollero]