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  4/04/2013

Castillo de naipes en Alphaville

Dicho sin rodeos: el «rumor de mercado» difundido por el Financial Times en su blog Alphaville, acerca de una operación triangular en la que Verizon Communications y AT&T se repartirían Vodafone, merece poca o ninguna credibilidad. Desde hace años, el respetable diario británico se esfuerza en promover salidas para un enredo corporativo enquistado de antiguo. Consiste en que Vodafone posee el 45% de Verizon Wireless. Tal vez estaría dispuesta a vender, pero el precio – con una prima sobre el valor en bolsa, estaría por encima de los 100.000 millones de dólares – y el consiguiente coste fiscal, han sido suficientes para que la idea no prosperara. Hasta hoy, por lo menos.

Durante un tiempo, el socio americano trató de forzar las cosas en su favor bloqueando el dividendo que correspondería al accionista británico, pero este aguantó el envite. Se dio el caso, en 2007, de que Arun Sarin – entonces CEO de Vodafone – estudió la posibilidad de presentar una oferta por el 55% del operador móvil estadounidense [se conoció como Proyecto Vulture, ¡vaya nombre!] pero sus propios accionistas se rebelaron, y la idea se fue al traste. Por otro lado, Verizon nunca manifestó intención de comprar Vodafone.

A esta construcción virtual – delicada pero no imposible – el texto firmado por Bryce Elder ha añadido en 2013 una viga que, supuestamente, le daría solidez, la incorporación de AT&T. De un tiempo a esta parte, la compañía ha desvelado una desconocida vocación global, ante la imposibilidad de crecer en Estados Unidos. Randall Stephenson, su presidente, sorprendió a muchos en febrero al expresar en Barcelona su eventual interés de invertir en Europa.

Sintéticamente, el supuesto trato podría ser el siguiente: VC compraría a Vodafone el 45% de su filial VW, mientras que AT&T se adjudicaría los activos de Vodafone para quedarse con aquellos que le interesen y revender el resto. Y si por si mismo esto ya suena complicado, el valor total de la transacción se ha estimado en unos 245.000 millones de dólares. La cifra produce escalofrío de sólo pensar en la arquitectura financiera que necesitaría. Por no hablar del embrollo regulatorio.

Desde luego, los colegas de Alphaville saben cosas que otros ignoran, y su agenda de contactos es envidiable, pero esta enésima versión del rumor huele a lo mismo que las anteriores, un globo sonda para medir la voluntad de los accionistas de Vodafone. El grupo, con un valor bursátil de 140.000 millones de dólares – aproximadamente el mismo que el de Verizon Communications – camina por un desfiladero, obligado a una estrategia que implica reducir su elevada exposición en los mercados móviles europeos, donde el crecimiento será plano en el mejor de los casos, para invertir en banda ancha y, dentro de lo posible, abrirse a otras partes del mundo. Es la línea trazada por su actual CEO, Vittorio Colao. Vender ahora su participación en el operador líder de Estados Unidos reforzaría su salud financiera, pero no garantiza acierto estratégico.

Lo que nadie hasta ahora ha sabido explicar es qué pintaría AT&T en la maniobra. Si Stephenson quiere invertir en Europa, tendría formas más sencillas de hacerlo y de paso aprender algo sobre unos mercados cuyo funcionamiento desconoce por completo. Porque, también sin rodeos: AT&T será todo lo gigante que se quiera, pero ha vivido aislado en su cueva, y no tiene idea del mundo exterior.

En las últimas 48 horas se ha asistido a una secuencia previsible del rumor: las acciones de Vodafone subieron en bolsa con el rumor y cayeron tras conocerse el desmentido de Verizon.


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