El mercado total potencial de aplicaciones civiles de los drones ha sido estimado en unos 127.000 millones de dólares, cifra que incluye el valor de los servicios que tienen un elevado potencial de ser reemplazados en el futuro próximo por esta tecnología inspirada originalmente en el ámbito militar. Sobre esta premisa, Pricewaterhouse and Coopers (PwC) ha creado una unidad que, bajo el nombre Drone Powered Solutions tiene su sede principal en Varsovia. ¿Por qué Polonia? Porque es el país europeo en el que la regulación va más adelantada, lo que ha hecho germinar un embrionario tejido empresarial que puede ser motivo de emulación para países que aún están en espera de una directiva europea.
Como secuela de una presentación en Barcelona, este blog publicó una glosa del estudio que justifica la creación de esa unidad de negocio y, días después, entrevistó en Madrid al socio director de Estrategia Digital de la filial de esta consultora en España, Carlos Severino. También estuvo presente en el encuentro Mario García Canfrán, quien en ese momento se desempeñaba como director de consultoría, y contribuyó con algunas de las respuestas que se transcriben a continuación.
¿Qué sectores van más adelantados en la adopción de los drones?
Sin lugar a dudas, los pioneros están en las infraestructuras, en las que el control y seguimiento de las obras es fundamental. Ciertas compañías ya están usando tímidamente esta tecnología. Algunas, las menos, exploran por sí mismas las aplicaciones, otras buscan universidades que les ayuden en su desarrollo, y ahora mismo estamos involucrados en iniciativas con ellas en varias partes del mundo. Detrás, pero muy cerca, vienen las eléctricas, con un uso dominante, el control y mantenimiento de tendidos: lo que antes se hacía visualmente, ahora se puede hacer con un nivel alto de detalle gracias a un dron.
La ausencia de un cuerpo regulatorio claro y homogéneo, ¿está siendo un freno?
Sí y no. Es normal que la tecnología vaya por delante de la regulación, y que unos países estén más avanzados que otros en la definición de un entorno legal y normativo de enorme complejidad. Por supuesto que hay muchísimos problemas con los vuelos sobre núcleos urbanos, y este es uno de los aspectos que tienen más complicado llegar a tener una regulación aceptable para todas las partes. Pero sin llegar a ese punto, lo cierto es que se está avanzando allí donde se puede avanzar. Además de los casos que he citado, en el sector agrícola se están usando drones con cámaras térmicas para el control de cultivos. Y no quiero olvidarme del sector asegurador: el análisis de los datos generados por un dron acerca de un daño objetivo, puede evitar contenciosos que, de otro modo, podrían durar mucho tiempo y dinero en peritajes.
Puede sorprender, al menos a mí me sorprende, la implicación de PwC.
No debería sorprenderle; el análisis de datos vive una auténtica explosión en las empresas, y los drones ¿qué producen si no Imágenes, es decir datos, analizables? Se trata de que tengan el máximo de profesionalidad, que respondan a estándares, que sean fiables no sólo técnicamente sino también desde el punto de vista legal, lo que nosotros llamamos data assurance. La imagen que obtiene un dron es digital y, por lo tanto, no deja de ser un modelo matemático. Aquí tocamos una palabra clave, que es ´inspección`. Nuestros clientes son compañías que tienen que cumplir requisitos de inspección, y la variable más importante no es tanto la reducción de costes directos comparados con los de una inspección in situ; los costes indirectos que se ahorran son lo relevante, por ejemplo por la eliminación de litigios. En definitiva, de lo que se trata es de la trazabilidad de la información, no sólo de que la imagen obtenida sea nítida. El papel diferencial de PwC es asegurar la validez de la información.
Todo nuevo sector genera una cadena de valor nueva, distinta. ¿Cuál es en este caso y en qué eslabón se coloca PwC?
No creo que haya una cadena de valor específica, salvo obviamente en el proceso industrial de los drones, que pueden verse como contenedores de un cierto número de tecnologías
[…] empezando por la aeronáutica, pero luego está el tratamiento de imágenes, los sensores, la creación de documentos de valor…
Exactamente, pero no se trata solamente de ver el pasado sino de predecir situaciones futuras. Por ejemplo, las cosechas: ¿hay que invertir más o menos en fertilizantes?
Cada respuesta me lleva otra vez a la regulación. Para que evolucione el sector, tiene que haber claridad en las fases […]
Por mi parte, separaría tres o cuatro fases. Una, claramente, es planificar, definir para qué quieres los drones, que vas a medir, entener el objetivo del cliente y determinar si la tecnología le vale para ese objetivo. Luego, entran en juego cuestiones como saber si hay un business case detrás y claro está, la regulación tiene mucho que decir sobre su factibilidad; para nosotros, es una fase de consultoría, en la que caben cuestiones legales y fiscales para las que una compañía como PwC tiene recursos y servicios que ofrecer. La tercera en esta secuencia sería la compra y operación del dron; en esta fase PwC no está ni tiene vocación de estar. Entendemos que en el mundo en el que estamos, hay que trabajar con partners, tanto más cuanto que se trata de una tecnología que está evolucionando rápidamente. Hay un montón de gente que está en una u otra faceta de este mercado, y normalmente son empresas muy pequeñas, por lo que el papel federador de PwC puede ser importante.
Así se va configurando el mercado, pero en qué interviene PwC y en qué no?
No tendría mucho sentido que compráramos unos cuantos drones en Polonia, porque quizás el cliente al que van a destinarse está en Sudáfrica, y entonces lo más importante pasa a ser el tener resuelto el problema con partners locales. Esta sería una parte que podría llamarse de integración. La otra es: una vez que se ha hecho el vuelo, tratar las imágenes, ponerles inteligencia y ahí es donde PwC tiene unas competencias para analizarlas e interpretarlas como servicio al cliente. En algunos casos es posible que se nos pidan recomendaciones sobre cómo actuar. En este momento, los drones se están usando más para observación que para actuación, y llegará el momento en que estos aparatos, además de observar, se les confíen misiones de acción
[…] nos acercamos a un terreno peliculero.
Sí, tal vez. Hay repercusión mediática. Ideas como la de repartir cosas que llegan por el aire pueden sonar como fantasía […]. Personalmente, creo más en las aplicaciones de campo que en las urbanas, pero si al mismo tiempo ves cómo se están desarrollando proyectos de transporte autónomo por carretera, te preguntas ¿qué pasará el día en que se junten las dos tecnologías, se combinen la información enviada por sensores y todo eso se analice? Unas cosas están más cerca y otras más lejos, pero no hay que perder la noción de trayectoria […]
Estamos dando por supuesto que el protagonista serán las empresas privadas, pero tal vez el impulso tenga que venir del sector público […]
Por supuesto. En primer lugar porque tiene la responsabilidad de la regulación. Muchas de las cuestiones relativas a inspección y de la verificación de compliance son competencias públicas. En este sentido, los drones pueden aportar eficiencia. En España, concretamente, podría ser una oportunidad de impulsar una tecnología cuyas aplicaciones redundan en la eficiencia del sector público en algunas de sus funciones.
A priori, PwC debería estar bien situada para evaluar el grado de madurez de unos países u otros. ¿Hay alguno que destaque? En todo caso, ¿cuál es la situación en España?
Como se explica en nuestro exhaustivo estudio Clarity from above, hay que considerar dos grandes bloques: tecnología y regulación. En el primero, es evidente que hay una transferencia de tecnologías que vienen del ámbito militar, y esto ya determina niveles de madurez de los países. Los grandes actores son compañías de la industria aeroespacial: en Europa una que está muy involucrada es Airbus: se trata de bajar tecnologías de los grandes aviones a aeronaves pequeñas no tripuladas […] Por otro lado, hay un segmento de consumo que va subiendo en la escala de aplicaciones y en el que la barrera de entrada es muy baja, así que cualquiera que tenga un modelo de negocio sostenible podría competir: la cuestión es cómo pasar de las aplicaciones lúdicas a las comerciales y ser un competidor fiable.
Ha vuelto a aparecer la regulación, ahora como factor de madurez
Polonia ha sido uno de los primeros países en tomar una postura liberalizadora, pero no es una potencia mundial, así que… Estados Unidos inició el año pasado un proceso de liberalización que, según tengo entendido, ha avanzado poco. Obviamente, todo lo que tiene que ver con la navegación aérea es materia muy sensible… Si me pregunta qué países están dando pasos hacia una regulación operativa, destacaría el caso de Chile […] En Europa se está a la espera de una norma que debería proponer la agencia de navegación aérea, que se espera salga en 2018. En España, hay un decreto ley esperando en un cajón, pero por lo que se ha publicado ya está conceptualmente retrasado con respecto al borrador de directiva europea.
¿Cómo trabajar sobre seguro en esas circunstancias?
Trabajando lo más estrechamente posible con las autoridades. En España, sobre la base de consultas. En teoría, ahora se puede operar drones en modo experimental y, obviamente, no en entornos urbanos. Lo bueno es que hay un canal de comunicación, pero creo que ir más lejos no podrá ser hasta no disponer del marco europeo.
¿Hay una especie de choque cultural entre el entusiasmo inducido por la tecnología y el «conservadurismo» de las autoridades, lógicamente interesadas en preservar unos valores que a los techies les importan poco?
Hay que mirar las cosas con perspectiva. Cuando haya 10 ó 20 consultas, cuando a nivel sectorial se empiece a ver qué el impulso va en serio y que es un generador de industria… y si esto se entiende así desde el sector público, este mercado podría ser una palanca de crecimiento. En el fondo, la cuestión es que la tecnología evoluciona tan rápido que sólo aprender a seguirla es complicado. Muchas veces, aprendemos de los partners y de los compañeros de otros países […] pero el sector público no tiene las mismas posibilidades y por eso le cuesta adaptarse.
[…] sin frenar
En un mundo ideal, el regulador debería tener cualidades de visionario, pero no es posible esperar eso de quien bastante tiene con supervisar la marcha, bastante errática, de la realidad. Lo que intentamos transmitir a nuestros clientes es que la regulación es un proceso de transformación, que durante ese proceso se pueden hacer muchas cosas. La regulación te deja trabajar en propiedades privadas, en lugares inhóspitos – y por tanto hay aplicación en la agricultura – y también te da vía libre para trabajar en mantenimiento de infraestructuras; se han hecho pilotos en un puerto y demuestras al regulador que los drones funcionan y son útiles sin crear ningún problema, al menos en estos entornos. Se puede ir haciendo cosas, sería mi conclusión.