Bloques enteros de la industria han podido mantener su funcionamiento durante la pandemia, algunos con una sobrecarga de esfuerzo para atender el flujo de mercancías esenciales, sin las cuales el desastre económico y social habría sido insoportable. Ejemplos evidentes han sido los sectores farmacéutico y alimentario, pero distan de ser los únicos. Lo mismo puede decirse de sus respectivas cadenas de suministro. Bajo esta proeza subyace el concurso de una serie de tecnologías que responden al nombre colectivo de automatización industrial. Esto, que vale en las duras y en las maduras, ¿qué efecto ha tenido en Rockwell Automation, que suministra esas tecnologías a esas industrias?
La conversación por videoconferencia con Blake Moret, CEO de la compañía [6.330 millones de dólares de ingresos en 2020 y una previsión de crecimiento de entre el 4,5% y el 7,5% en 2021] ha aportado pistas sobre la transformación que viven las industrias cuya actividad se ha visto alterada por el largo período de la COVID-19.
Se ha cumplido un año desde que se extendió la noticia del virus que iba a convertirse en pandemia. Empiezo por preguntarle qué impacto ha tenido este período sobre Rockwell y también sobre sus clientes ¿Persisten factores de incertidumbre?
Antes de la pandemia, ya hablábamos de incertidumbre por razones muy diferentes, una situación geopolítica que perturbaba la economía mundial, en la que se inserta nuestra actividad […] Las condiciones actuales son muy diferentes y, con notables diferencias, todos los países donde estamos presentes tratan de estimular la vuelta a la normalidad de la producción. Yo creo que Rockwell ha respondido muy bien a la sacudida de una crisis que nadie esperaba. Hemos conseguido mantener la continuidad de nuestras operaciones y seguir suministrando productos y tecnología que son vitales para nuestros clientes y para sus infraestructuras de producción. Y tengo que subrayar que lo hicimos con el máximo nivel de protección de la salud de nuestra plantilla.
¿Cómo se hace para garantizar la continuidad en estas condiciones extremas?
Naturalmente, es difícil garantizarla cuando tienes que preservar un entorno de producción, lo que en muchos casos ha supuesto reestructurar espacios y turnos de trabajo; ha sido más sencillo en nuestras oficinas, ya sea con teletrabajo o con presencia rotatoria uno o dos días por semana […] En general, nos hemos atenido a tres grandes principios de actuación. El primero y fundamental es el de resiliencia, palabra que para nosotros tiene un significado muy claro: reducir al mínimo los puntos de ruptura potencial en la cadena de suministro. Si de algún componente sólo tenemos un proveedor, ha habido que buscar alternativas; en ciertas áreas, más críticas que otras, ha sido esencial agudizar la trazabilidad para acercar lo más posible nuestra capacidad a donde la necesitan los clientes. Agilidad y flexibilidad, son dos atributos que se combinan: por darle un ejemplo, nos han permitido modificar la maquinaria de empaquetado de clientes de la industria alimentaria, que han descubierto que si redimensionaban su catálogo de formatos, podrían responder mejor a los cambios experimentados por la demanda y que determinan nuevos puntos de precio que influyen sobre sus márgenes. Y hemos reforzado nuestra oferta de software para que ajuste la producción al contexto cambiante. Por supuesto, la sostenibilidad es otro pilar: las circunstancias nos han llevado a prestar todavía más atención a la economía de recursos.
¿A qué se refiere?
Recuerdo haber regresado del foro de Davos con una auténtica obsesión por la sostenibilidad. La verdad es que en Rockwell siempre hemos seguido una política de reducción del consumo energético, durante años ha sido parte de la ecuación del negocio. Pero en 2020 hemos dado un paso más, al comprometernos públicamente a ser completamente neutrales en emisiones de dióxido de carbono en 2030 a más tardar. No sólo nuestras fábricas, sino toda la logística de la compañía tiene que adaptarse por completo a la contratación de fuentes renovables […] y al uso del software necesario para que esas medidas sean visibles a nuestros clientes, una invitación a remar en la misma dirección.
Una consecuencia de la pandemia y sus efectos económicos reside en el cambio experimentado por lo que llamaría la geografía industrial. Es lógico que en estas circunstancias el peso relativo de ciertos sectores aumente mientras baja el de otros. También es normal que determinadas producciones se ´relocalicen`. ¿Cuál es su apreciación de esto que ocurre a sus clientes?
Interesante cuestión, gracias […] Ante todo, le diré que nuestra cartera de pedidos pocas veces ha sido tan robusta […] Dicho esto, nos encontramos con problemas en nuestra actividad relacionada con el ciclo de vida, pero no son consecuencia de la pandemia. Una de las lecciones que podemos extraer de este período es la importancia de acertar en el foco, de volver a pensar la jerarquía de las necesidades humanas: alimentos, agua, medicinas y vivienda son cuatro muy básicas que deberían estar garantizadas a la mayoría de la población […] En estos nueve o diez meses, hasta el más distraído ha descubierto que las cosas no funcionan así. Un ejemplo muy evidente nos lo dan las medicinas, que han ganado importancia, por razones de urgencia, en nuestra escala de valores como ciudadanos. Para Rockwell, el efecto ha sido directo e inmediato: nuestra división Life Science adquirió relevancia como segmento de negocio. Para mí, es motivo de orgullo que hayamos logrado suministrar y mantener el funcionamiento de maquinaria en la industria farmacéutica […] Y no sólo es la maquinaria, sino también el software de validación de calidad y trazabilidad de los productos y de sus circuitos de distribución.
No habrá sido muy distinto el caso de la industria alimentaria […]
Desde luego, así es. El sector Alimentación y Bebidas, nuestro principal vertical, ha visto cómo el consumo no se detenía en estos meses sino que en ciertas categorías ha crecido, aunque cambiando ciertas pautas que son importantes para la infraestructura. Ha sido otro reto para Rockwell ayudar a los clientes a resolver la presión de la demanda. Pensamos que esta industria estará sujeta a nuevos retos en los próximos tiempos, y le aseguro que estaremos muy cerca de donde nos necesiten.
¿Algún otro sector que destacar?
Aunque no tiene relación con la pandemia, observamos movimientos intensos en la industria de automoción. Se acelera la adopción de los vehículos eléctricos, un área que seguimos con especial interés. Nuestro negocio con este sector se ha basado siempre en el cambio periódico de modelos, que normalmente implican el rediseño del habitáculo y cambios en la automatización de líneas de producción. Para nosotros, la evolución hacia los EV [vehículos eléctricos] es bastante más que una suma cero, ya que nos permite participar prácticamente en todas las fases de fabricación, incluyendo el tren motriz y el ensamblado de batería.
Disculpe la insistencia: ¿alguno más?
Mantenemos nuestro foco en el sector Oil & Gas: aunque su momento económico no es ahora el mejor: seguimos centrados en la búsqueda de eficiencia y en el aumento del rendimiento de los yacimientos existentes. Al mismo tiempo, contamos con una colección de aplicaciones afines a la denominada ecoindustria y a la sostenibilidad: en el tratamiento de aguas, el tránsito urbano y las energías renovables […]
O sea que el campo de la automatización industrial se extiende en varias direcciones.
Como habrá deducido, hemos incrementado la inversión en software. La gran mayoría de nuestros desembolsos internos se harán en el desarrollo, poniendo énfasis en la explotación de más posibilidades del modelo SaaS. Contamos con un gran número de especialistas y consultores técnicos para auxiliar a la fuerza de ventas en la adopción del modelo as-a-service. Pero el software también es el centro de nuestra política de adquisiciones. Flix [adquirida en noviembre] es una empresa canadiense especializada que se inscribe en el movimiento SaaS con una tecnología para la gestión del mantenimiento basada en inteligencia artificial. Creemos que representa un nuevo comienzo para aplicaciones que teníamos en cartera y que abre otras oportunidades. Como sabrá, también hemos adquirido una empresa española, Oylo, con sede en Barcelona: se especializa en la prestación de servicios de ciberseguridad industrial; no hace falta insistir en la importancia que reviste en los tiempos que corren.
A propósito, ¿está funcionando en la práctica la convergencia entre TI y OT, que tanto mencionan los analistas?
No sólo está funcionando; es un eje central de la actividad de Rockwell: llevar la oferta a un nivel superior y, partiendo de la excelencia de nuestras tecnologías operacionales [OT], combinarlas con las de IT. Creemos ser una compañía muy cualificada, quizá la que más, para llevar esa convergencia adelante en los sectores con los que trabajamos.
Lo que invita a preguntarle por el movimiento de las TI hacia el edge
Precisamente, uno de nuestros lanzamientos recientes ha sido FactoryTalk Edge Gateway; forma parte de una familia de soluciones pero su sentido específico es simplificar y acelerar la convergencia IT/OT. Las empresas industriales de la actualidad llevan con gran esfuerzo la agregación de datos operativos que proceden de fuentes heterogéneas, para cruzarlos con los contextos correspondientes: condiciones de proceso, marcas de tiempo, estado de la máquina y de otros elementos de producción […] con el fin de añadirlos a la capa de IT. No siempre es posible ni tampoco sencillo: la heterogeneidad puede impedir que se descubra a tiempo información valiosa desde el punto de vista corporativo. Nuestro Edge Gateway va más allá de otras soluciones convencionales: no sólo enriquece los datos de OT con el contexto más cercano a los dispositivos – esto es, el edge – sino que los entrega con un modelo común y flexible a las aplicaciones propiamente de IT. Naturalmente, esto es una ventaja competitiva para los clientes.