Nadie concede diplomas de ciudad inteligente ni una lo es más que otras. Pero Bilbao, como Barcelona, forma parte de la Global Smart Cities Alliance, nacida en 2019 con el patrocinio del G20. Lo subraya Oihane Aguirregoitía, concejala del ayuntamiento y presidenta de la empresa pública Bilbao TIK, al describir la marcha de un proyecto municipal que remonta sus orígenes a la consolidación de una primera red de fibra que unía los edificios municipales. Aquella infraestructura, una vez renovada, ha sido el sustrato de una red WiFI ampliada al espacio público, a la que esperan nuevas etapas hasta 2025. Como suministradora ha sido adjudicataria Aruba, filial de Hewlett Packard Enterprise.
No se trata sólo de expandir lo existente, que no es poco – explica Aguirregoitía a través de Zoom – sino de potenciar el aprovechamiento de los datos que se generan, debidamente ´anonimizados` «para identificar nichos de mejora en los servicios públicos”. Aruba, además de proveer la infraestructura, se ocupa de este aspecto crucial: sentar las bases para un indispensable análisis de datos, así como de preparar la actualización de la red a la tecnología 5G.
La iniciativa, recuerda Aguirregoitía, es heredera de la agenda digital de la década anterior, que pretendía reforzar las interacciones entre ciudadanos (y visitantes), así como impulsar el tejido económico. “Bilbao TIK busca un uso [de la información] sensato, sostenible y respetuoso con las personas; por lo tanto, la gestión de los datos es esencial para que ningún elemento del proyecto sea un silo en sí mismo”. Al mismo tiempo, se busca que haya empresas locales que generen actividad económica gracias a Bilbao TIK. “Intentamos hacer una planificación específica que nos permita mantener esas dos visiones: una estratégica de medio y largo plazo y otra para resolver el día a día”.
La pandemia ha obligado a corregir el rumbo, acentuando el componente de teletrabajo. El desideratum de la administración electrónica ha pasado a ser insoslayable: 1.500 funcionarios municipales han pasado a prestar servicio desde sus casas. Con una nota positiva: “por primera vez, nadie se quejó de los cambios, al considerarlos una necesidad”. En definitiva, la experiencia ha servido para resaltar la labor de los equipos técnicos del ayuntamiento
La ambición del proyecto es ampliar la trama de conectividad para reducir la brecha digital entre zonas de la ciudad. Se basa en la recogida de datos que permiten conocer estadísticamente las interacciones entre personas y entre estas y los servicios municipales sobre una misma red. Se completa con sensores, semáforos, cámaras y marquesinas que conforman un ecosistema digital.
El papel de Aruba como proveedor incluye el suministro del hardware, los puntos de acceso y la plataforma de software que posiciona y gestiona los datos. El tratamiento de estos se lleva a cabo con medios propios del ayuntamiento, evitando que los metadatos de las conexiones salgan del ámbito de seguridad. Recalca Aguirregoitía que la licitación dejaba claro que el adjudicatario debería hacerse cargo de la integración y convivencia con otros sistemas existentes.
Desde el primer momento, la ambición de Bilbao TIK ha sido reducir la brecha digital en determinadas zonas de la ciudad, partiendo de conocer cómo funciona la interacción entre las personas.
El siguiente reto es construir la red, con tecnología 4G evolucionada (LTE) o con 5G, para el despliegue de Internet de las Cosas. El piloto está previsto en el área de Zorrotzaurre, emblema de la regeneración urbana de Bilbao. Depués, mucho dependerá de la asignación de frecuencias que haga el gobierno central a las CCAA, que a su vez las distribuirán entre los municipios. Un objetivo ulterior de la infraestructura es alimentar con los datasets obtenidos el servicio online de información a ciudadanos y visitantes, así como el portal de información geográfica GeoBilbao.
Otro ejemplo es la colaboración con un proyecto amparado por Red.es que busca mejorar la experiencia del turista en base al perfilado de sus gustos y experiencias, información obtenida del análisis de datos. Lo que plantea la delicada cuestión de qué permisos se le solicita para que, como usuario, esté garantizada su privacidad.
Ante las dudas que suelen suscitar las redes públicas de WiFi – deseadas por su gratuita, pero inquietantes para la intimidad – el proyecto es estricto en la garantía de ´anonimización` de los datos. El respaldo de fondos europeos está asegurado hasta 2025, pero Aguirregoitía advierte que no todo el presupuesto depende de Europa: “esos fondos son un acelerador, pero si no pudiéramos soportar una inversión propia sostenible en el tiempo, no serían eficaces”. En este momento – precisa – “no tenemos duda de que pueden actuar como aceleradores de la digitalización de los servicios municipales mediante la ampliación de la red para incorporar más sensores, pero este no debería ser el condicionante único”
El ayuntamiento trabaja internamente en un ´data manifesto` que recoja las bases del tratamiento de los datos recogidos. El documento se pondrá luego a consulta en un doble plano, la opinión ciudadana y su encaje en las estructuras municipales. En relación con la administración electrónica, Bilbao piensa en una plataforma ad hoc y ya se encuentra en marcha la definición de los procesos que deberían integrarse en ella.
Mención expresa merece la ciberseguridad. Es un ámbito a reforzar, sin perder de vista que Bilbao TIK añadirá elementos de riesgo al desplegar sensores y dispositivos urbanos conectados. El equipo responsable de TI se suma a la corriente que propone “la seguridad desde el diseño”.
[informe Pablo G. Bejerano]