AMD, eterno aspirante a hacer sombra a Intel, ha vuelto a cambiar de CEO. Después de tres años al frente, Rory Read deja paso a Lisa Su, hasta ahora chief operating officer de la compañía. En su momento, el fichaje de Read, que procedía de Lenovo – y antes, de IBM – se interpretó por la conveniencia de insuflar marketing en una empresa dominada por ingenieros. Por su reemplazo se puede colegir que el péndulo vuelve a oscilar: Lisa Su es muy respetada en la industria de los semiconductores, y de ella se espera que persevere en la estrategia de reducir la dependencia con respecto a los procesadores para PC. Pero Read ha precisado que la sucesión estaba prevista desde que él contrató a Su.
Read consiguió varios hitos: reducir las deudas de AMD y diversificar su negocio. Uno de sus éxitos fue convencer a Microsoft y a Sony para que utilizaran chips de AMD en sus últimas videoconsolas. Como balance, puede afirmarse que el extrovertido e isotónico Read consiguió estabilizar AMD, pero el crecimiento de la compañía se le ha quedado lento.
Según las crónicas, Lisa Su se ha hecho con el control de la compañía. Procede de Freescale y también ella pasó por las filas de IBM. En sus primeras declaraciones, adelantó que no habrá cambios sobre las directrices de su antecesor, que en buena medida han sido las suyas desde 2012. «Creo que la diversificación de nuestro negocio es fundamental», dijo, pero subrayó que la arquitectura x86 sigue siendo fundamental para la compañía. Hay que entender la frase con el sentido de que no conviene exagerar las expectativas acerca del acuerdo para desarrollar una familia de procesadores para servidores basada en la arquitectura ARM.
En sus buenos tiempos, AMD llegó a tener un tercio del mercado de chips x86 destinados a servidores, pero en el segundo trimestre de 2014 se ha tenido que conformar con un 3%. En procesadores para portátiles, otro de sus esfuerzos , la cuota de mercado ha caído de 16,1% al 9,6% en sólo u año.
Por esto mismo, el cambio en la posición de CEO se produce después de que las cuentas de resultados han decepcionado a los analistas. Pese a que AMD había registrado sus primeros beneficios en más de un año, gracias a su papel como proveedor de la PlayStation 4 y la Xbox One.
Read, CEO desde el 2012 también ha hecho declaraciones, insistiendo en que el trabajo para el que lo contrataron – siendo presidente de Lenovo en Estados Unidos – ya está terminado, y ahora toca a Lisa Su liderar la compañía en su tercera transformación. ¿De qué se trata? Del llamado proyecto Skybridge [el nombrecito lleva ambición, desde luego] y la arquitectura K12. Por su parte, Lisa Su delineó sus objetivos para el futuro: «construir grandes productos y forjar las relaciones estratégicas con los líderes del mercado». Comoquiera que la próxima etapa implica hacer inversiones, deberá encontrar un equilibrio entre racionalizar la línea de productos y continuar la diversificación.
Gran parte del desarrollo de productos se centrará en aprovechar la propiedad intelectual de AMD – compartida con Intel – sobre la arquitectura x86. La delicadeza del momento consiste en compatibilizar ese objetivo con la inversión que la compañía está haciendo tras firmar el acuerdo con ARM. La nueva CEO se declara convencida de que ambas arquitecturas van a coexistir en el mercado y podrán convivir en el catálogo de AMD.
En concreto, AMD fue de los primeros fabricantes en prometer chips para servidores de 64 bits basados en ARM. Sin embargo, la competencia no es poca, y las primeras unidades no se despacharán hasta comienzos del año próximo.
No descuidar x86 se traduce como la oportunidad de crear una marca diferencial en torno a las unidades de procesamiento acelerado, APU, dirigidas al segmento empresarial. AMD tiene confianza en que el mercado de PC, lejos de estar muerto, será una importante vía de ingresos. Recientemente, ha lanzado sus primeros chips de la serie Pro A. Un modelo de cinco núcleos (dos de CPU y tres gráficos) y otro de diez núcleos (cuatro CPU y seis GPU). La parte APU de todos ellos incluye prestaciones gráficas integradas – Radeon R4 o R6 – con una gama de funciones de gestión y seguridad pensadas en función de las necesidades de las empresas.
AMD está trabajando junto con los fabricantes de equipos para conseguir que sus chips sean los que se ensamblen en los PC para empresas, en un momento en que algunos fabricantes se retiran del ´commoditizado` mercado de consumo. De momento, AMD está teniendo cierto éxito: HP cuenta con cuatro ordenadores portátiles EliteBook que funcionan con sus procesadores A6 o A10 de AMD. Lenovo también ofrece PC con AMD en sus líneas ThinkPad X410e y en los portátiles E545 (con un chip A10). Se supone que está en conversaciones con Dell.
Los analistas no están muy convencidos de la versión oficial sobre el cambio de CEO, que asocian con la inminencia del (presunto) anuncio de mediocres resultados del tercer trimestre. Esta sería sólo una contingencia menor, si no fuera por la disponibilidad inminente de los chips de Intel de la familia Broadwell, fabricados con procesos de 14 nm. Cada avance en los procesos de fabricación es costoso, y AMD tiene difícil mantener el pulso. El único fabricante que parece estar a la altura del nivel de inversión requerido para emular el ciclo tick-tock impuesto por Intel es Samsung, que ha destinado 15.000 millones de dólares en una fábrica que espera inaugurar en 2017. No es que Samsung vaya a competir en el mismo terreno que AMD, pero es un buen ejemplo de cómo se juega la partida en el mercado de semiconductores. Para sostener el esfuerzo se exige una musculatura que AMD no tiene.
[informe de Arantxa Herranz]