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  9/07/2013

9Jul

Mientras sigue la espera de una reorganización en la alta dirección de Microsoft, uno de los supuestos candidatos a sentarse a la diestra de Steve Ballmer, ha decidido saltar en paracaídas. Un paracaídas de oro, porque Don Mattrick le han prometido 50 millones de dólares en salario, bonus y opciones, si consigue enderezar los negocios de Zynga, la compañía de juegos que durante un tiempo fue admirada y luego vista con recelo por los inversores. Don Mattrick, hasta ahora máximo responsable de la división Entretenimiento de Microsoft – y en tal condición, responsable de Xbox One – ha sido escogido como CEO de Zynga, cuyo fundador, MarkPincus, pasa a ser chairman.

Si alguien conoce a fondo el sector de los videojuegos, es Mattrick, que de sus 49 años ha pasado 22 en esa industria. A algunos, la noticia podría parecerles poco relevante, si no fuera por un ingrediente sabroso: hace dos años, cuando Zynga estaba en la cresta de la ola, Mattrick negoció con Pincus, en nombre de Microsoft, una posible compra, que no se concretó. Desde sus inicios, Zynga ha girado en la órbita de Facebook, casi su única fuente de ingresos gracias al éxito de sus juegos entre los usuarios de la red social. Pero cuando estos – y Facebook, por consiguiente – giraron hacia las plataformas móviles, Pincus no acertó a seguir la corriente, y su empresa empezó a zozobrar en bolsa. La semana pasada, la noticia de la contratación de Mattrick provocó un subidón que todavía dura.

La pregunta es por qué. Unos inversores confían en la experiencia de Mattrick (como directivo de Electronic Arts, fue artífice del éxito de la serie Los Sims para devolver a Zynga el brillo perdido. Otros hilan más fino, y suponen que su salida de Microsoft – presuntamente porque Ballmer no lo premiará en la reorganización en marcha – sería una especie de comedia, el anticipo de un nuevo intento de compra, que reforzaría la cartera de contenidos de la división que ha dirigido hasta ahora.

Esta versión tiene toda la pinta de ser falsa. Primero: se puede ver un parangón con Steve Sinofsky, que días después de presentar Windows, su obra de años, dejó la compañía. Segundo: una suposición parecida se propagó cuando Stephen Elop – curiosamente, canadiense como Mattrick – dejó su puesto directivo en Microsoft para pasar a dirigir Nokia: que sería un «tapado» para preparare el terreno a una absorción; se sigue diciendo, pero nada indica que sea verdad.

Ya que la menciono, la reorganización de Microsoft puede darse por cerrada, y debería anunciarse los próximos días, en consonancia con los resultados del año fiscal 2013. La cotización está en sus máximos de los últimos cinco años, el modelo de negocio ha cambiado profundamente, y Ballmer se siente reforzado para iniciar una nueva fase de su misión como CEO, tras prescindir de cuatro de los cinco históricos que le acompañaron durante años sin que ninguno tuviera, a sus ojos, talla de sucesor.


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