Me siento como un estudiante perezoso al que setiembre ha pillado con asignaturas pendientes. El mundo, la economía y esta industria, no han parado de generar noticias de alto interés y alto voltaje durante agosto, así que tendré que ir a la repesca para comentarlas en los intersticios que dejen las nuevas noticias, que por lo que se ve serán muchas. Para colmo, la semana pasada una incidencia técnica perturbó la continuidad de aparición del blog, encontrándome de viaje. Otra asignatura pendiente.
Del encuentro del sector de las telecomunicaciones de Santander quedaría mucho por escribir. Hace una semana escribí aquí que el ambiente era distendido, pero fue una verdad a medias: no escaseó la polémica. Es por lo menos curioso que el debate de sobremesa entre mis compañeros de la prensa se centrara en la inusual cuestión de si César Alierta hizo bien o hizo mal en denigrar públicamente a Viviane Reding, presunta culpable de la impotencia de la regulación europea. Personalmente, creo el presidente de Telefónica faltó a la elegancia debida, y que erró el tiro: a) la comisaria luxemburguesa no repetirá en la nueva comisión (presidida por su compatriota Juncker), y el roaming ya es un viejo caso cerrado, ¿para qué darle más vueltas?, b) en cambio, el discutible acuerdo al que llegó en abril de este año Google con el español Joaquín Almunia no ha sido refrendado por la comisión saliente, muchos piensan que será revocado por la entrante.
Un fuego que no llegó a encenderse fue la primera aparición en este foro del presidente de la CNMC. José María Marín Quemada supo pasar de puntillas por Santander, sin soltar prenda acerca de los grandes asuntos que le competen e inquietan al sector: sólo adelantó que la compra de Canal+ por Telefónica es asunto que deberá dirimirse en España por no tener implicaciones comunitarias, tesis que no comparten en Vodafone.
Al respecto, António Coimbra, CEO de la filial española de este operador insistió el martes a todas horas en que el regulador debería obligar a Telefónica a ofrecer a sus rivales, obviamente en condiciones de mercado, los contenidos con los que alimenta su expansiva plataforma audiovisual. A lo que Luis Miguel Gilpérez replicaría ácidamente que no ve razones para tener que actuar como central de contenidos para sus competidores: «quien quiera contenidos, que puje por ellos, vino a decir». He ahí otro dossier sobre el que la CNMC no tendrá fácil templar gaitas, tal como están los ánimos.
Sol radiante en el Cantábrico, salvo una borrasquilla protagonizada por Yoigo y Movistar, que se enfrentan a un asunto delicado para todo el sector: ¿deben los operadores con licencia abrir la puerta para que los virtuales – que tanto terreno les han arrebatado en los dos últimos años – tengan acceso a explotar unas redes 4G construídas por los primeros? Los tres grandes están remisos, y es poco decir, pero Yoigo (y PepePhone) han abierto la espita para que acabe interviniendo la CNMC.
Guardo una última reflexión para los amigos de Ametic. Creo que han acertado al dar cancha para una mayor participación de la industria en estas jornadas, pero también que el intento se ha quedado corto, por dos razones, a saber: 1) la atención de los medios (y la de no pocos asistentes del sector) ignora las presentaciones de cualquiera que no represente a los operadores, que al fin de cuentas son los que producen titulares y 2) a ello contribuye el hecho de que algunos ponentes, aparentemente confundidos acerca del carácter del encuentro, acudieron con refritos de presentaciones estándar, alejadas del temario del evento.
Dicho esto, tengo que añadir que me marché de madrugada de Santander a Berlín, para asistir un año más al IFA. Tengo, pues, más asuntos para estar en deuda con los lectores.