8/10/2013

8Oct

Parece que no iba descaminada mi hipótesis acerca de BlackBerry y la oferta de compra presentada por un fondo de inversión canadiense. Ya se puede afirmar que la oferta era una tapadera para dar tiempo a Thorsten Heins, a la sazón CEO de la compañía, a moverse en busca de otras «opciones estratégicas». Lo increíble es que Heins haya llegado a este punto negando una y otra vez la realidad. Según la agencia Reuters, Heins ha pedido a potenciales compradores que presenten sus «expresiones de interés preliminar», y la lista suena más plausible: SAP, Cisco y Google, además de competidores como Samsung y LG.

Tiene lógica industrial, algo que la oferta de Fairfax no tenía. Sin un candidato industrial, la compañía estaría abocada a ser atrapada por alguno de esos fondos buitres que se especializan en el desguace de compañías fallidas. Cerberus, uno de esos fondos, ya ha pedido ser tenido en cuenta para presentar otra oferta.

Pero BlackBerry no es una compañía fallida: está minusvalorada como consecuencia de errores de estrategia que se han agravado incluso después de presentar unos resultados trimestrales desastrosos que Heins intentó disimular. Hasta el extremo de que un accionista lo ha demandado por «engaño deliberado, al presentar unas perspectivas irreales» . No fue hasta la semana pasada que BlackBerry admitió la «incertidumbre en torno a nuestra revisión estratégica inconclusa» pudo haber afectado la demanda de sus productos en el trimestre cerrado en agosto.

Y tanto que la ha afectado, que un informe de Gartner recomienda a las empresas clientes de BlackBerry la búsqueda de alternativas, postura que la compañía ha rechazado como «especulativa». Por otro lado, IDC estima que la cuota global de BlackBerry entre las empresas ha caído del 31% en 2010 al 8% a mediados de 2013. Se mire como se mire, el mejor activo que BlackBerry puede poner en cualquier negociación es su plataforma Enterprise Server, de cuya última versión habría – según Heins – unos 25.000 ya instalados en espera de ser homologados por clientes.

A priori, BES 10 encajaría bastante bien con la estrategia de SAP, que en 2010 compró Sybase, y con la de Cisco, cuyo apetito es conocido. Cualquiera de las dos, añadiría a su oferta una propuesta fiable de gestión de dispositivos multiplataforma. En cambio, es dudosa la coherencia que pudiera haber entre BlackBerry y Google, que ya tiene sus problemas como consecuencia de la compra de Motorola. Para Samsung, adquirir activos de BlackBerry sería un atajo en el tránsito del consumo a las empresas; para LG sería una manera de evitar que su compatriota se le escape.

¿El precio? Depende de lo que se compre. Si se confía en los analistas, el valor del sistema de mensajería, al que BlackBerry debe su reputación, oscilaría entre 3.000 y 4.500 millones de dólares (estadounidenses, no canadienses) y su colección de patentes otros 2.000 a 3.000 millones. Se añade que la empresa tiene unos activos líquidos de 2.600 millones, pero esta cifra se reduciría mucho en los próximos meses. La propia compañía ha estimado que la ola de despidos prometida le costará un mínimo de 400 millones. Heins tiene muy poco margen para negociar, porque el año fiscal corre hacia gruesas pérdidas. Y, en este contexto, el personal más valioso ha empezado a marcharse; sintomáticamente Google ha abierto un centro de desarrollo en Ontario, a pocos kilómetros de la sede de BlackBerry en una ciudad que, mira por dónde, se llama Waterloo.


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