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  6/04/2016

6Abr

La venta de su división de servicios informáticos por 3.055 millones de dólares, aliviará la carga de la deuda que Dell tendrá que asumir para pagar la factura de 67.000 millones que – junto con sus socios de Silver Lale – le costará la compra de EMC. Marius Haas, hombre de confianza de Michael Dell, dijo el otro día que todo sigue su curso en los plazos previstos, ya con el visto bueno de las autoridades antitrust de Estados Unidos y Europa. Aún le queda un paso delicado, la aprobación de los accionistas de EMC. En verdad, este es el menor de los aspectos del asunto que quería comentar hoy: el ímpetu con el que sigue creciendo el grupo japonés NTT Data, que a cambio de esos 3.055 millones de dólares gana posiciones en el mercado estadounidense.

Conviene saber que el precio es muy inferior a los 3.900 millones que Dell pagó en 2009 por Perot Systems, lo que significa que la ha revendido con una minusvalía, y no hay que indagar mucho para saber por qué. Salvo excepciones, la compra de empresas de servicios por otras procedentes del hardware no ha dado buenos frutos: le pasó a HP con EDS, a Xerox con ACS y – aunque median otras circunstancias – también Dell ha salido mal parada.

La verdad es que los servicios nunca han sido un negocio central para Dell, que ni siquiera pudo hacer olvidar la marca Perot, siete años después de haberla transformado en Dell Services. Por otra parte, las actividades de outsourcing y BPO, sus especialidades, tienden a una sistemática caída de sus márgenes. Sin embargo, con el cierre de la transacción, Dell logra algo que tendrá valor cuando toque absorber la plantilla de EMC: ha endosado unos cuantos miles de empleados al comprador japonés.

Antes de negociar con NTT Data, estuvo a punto de vender al grupo francés Atos, que se retiró por discrepancias de valoración. En algún momento estuvieron interesados los grupos Tata Consultancy y Cognizant, que también se echaron atrás. Cambio y sigo.

NTT Data, segregada en 1988 del operador japonés NTT Communications, factura unos 14.000 millones de dólares y tiene 76.000 empleados dedicados a servicios TI en más de 40 países. Su mercado nativo se achica y, tenazmente, ha perseguido la expansión exterior con una seguidilla de adquisiciones. De prácticamente cero hace una década, sus ingresos fuera de Japón representan hoy el 28% del total, y confía tocar el 50% en 2020. Su CEO, Toshio Iwamoto, decía recientemente a Nikkei Review que «dada la rápida expansión global de nuestros clientes, es completamente natural que les sigamos por el mundo».

En Estados Unidos ha hecho cuatro adquisiciones desde 2006; en Europa, además de quedarse con la subsidiaria informática de BMW, ha comprado entre otras, la compañía española Everis en 2013. ¿A qué se debe su interés en hacerse con la antigua Perot Systems? Es bastante sencillo: los contratos con el estado federal por unos 500 millones de dólares anuales. También cuentan el sector hospitalario y las aseguradoras sanitarias, ahora en reestructuración para adaptarse al Obamacare.

Les retengo un momento más. Con esta venta, Dell recauda sólo una tercera parte de los 10.000 millones que prometió desinvertir para que fuera viable la emisión de deuda con la que comprar EMC. Una cantidad adicional, no muy alta, recogerá sacando a bolsa SecureWorks, que compró en 2011 para fusionarla con Dell Services. Hay que ver las fatigas que se toma el empresario tejano tejiendo, destejiendo y volviendo a tejer.


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