Antonio Neri no iba de farol cuando el pasado junio dijo, en la conferencia Discover de Las Vegas, que “dentro de tres años, en 2022, el portfolio de Hewlett Packard Enterprise estará asociado a alguna fórmula de capacidad bajo demanda y pago por uso” ni cuando, cuatro meses después, presumió ante una reunión con analistas de que toda la oferta disponible bajo GreenLake – el modelo comercial que encarna esa intención – será una línea continua desde el edge hasta el cloud.
No iba de farol, es cierto, pero las circunstancias han hecho ver a Neri la necesidad de acelerar el paso en esa estrategia, entre otras cosas para hacerla visible a los inversores, no muy contentos con los resultados del año fiscal cerrado el 31 de octubre. Estos resultados han puesto de relieve que la demanda de servidores, que en otros tiempos fueran caballo de batalla preferido de HPE, sigue cayendo: en un contexto económico incierto y seducidas por el modelo cloud, las empresas se resisten a renovar su parque de hardware. Para cumplir con el compromiso de un rango de crecimiento del 1% al 3% en los próximos tres años, HPE tiene necesidad de generar más ingresos recurrentes.
Por tanto, este martes Neri anunció en Munich el lanzamiento de GreenLake Central como plataforma dirigida a ayudar a los clientes a gestionar sus activos de TI, crecientemente fragmentados, una maniobra para asentarse en la tendencia generalizada hacia la nube hibrida y el todo-como-servicio. El aspecto más llamativo de esta plataforma es un portal/consola que permite a partners y clientes comparar los costes, el rendimiento, la gobernanza y la seguridad de una carga de trabajo en distintos entornos cloud, públicos y privados o, en su caso, on-premise.
Según la documentación disponible, “por primera vez se podrá comparar manzanas con manzanas y el usuario podrá decidir sus opciones con toda clase de fundamentos”. Inicialmente, la comparación podrá hacerse entre esos parámetros para una carga on-premise con los de la misma carga en AWS o Azure [se prevé la pronta incorporación de Google Cloud Platform]. Este servicio se apoya en el software de la empresa Cloud Cruiser, adquirida por HPE en 2017.
Más allá de la comparación en sí, GreenLake Central ofrece capacidad de gestionar cargas en distintos destinos, pudiendo elegir uno u otro en virtud de los parámetros indicados, además del cumplimiento regulatorio y del nivel de calidad acordado. En teoría, esto “empodera” al cliente por encima del proveedor. Asimismo, la consola incorpora automatización y orquestación para la “autoprovisión” de una máquina virtual o de un servidor web.
GreenLake tiene ya 740 clientes en todo el mundo. Claramente, es el centro de una estrategia as-a-service. Está orientada a abrir otra fuente de ingresos al canal de distribución, justificadamente inquieto por la bajada del negocio convencional. De hecho, según ha declarado Paul Hunter, global channel chief de la compañía, ha sido muy bien recibida, ya que las suscripciones a GreenLake contratadas a través del canal han aumentado un 231% este año y un 326% en el cuarto trimestre. El valor de este pipeline asciende ya a 850 millones de dólares.
No se trata de una ocurrencia de HPE, ni mucho menos. El mercado TI se está reconfigurando y obliga a elegir entre la adaptación y la irrelevancia. Los proveedores de infraestructura como servicio – impropiamente identificados como si fueran los únicos exponentes de la cloud pública – están extendiendo su alcance a los entornos híbridos, tratando de que las empresas integren on-premise la capacidad de mover cargas a la nube.
Microsoft ofrece su Azure Stack, disponible a través de alianzas con la industria (entre otras, con HPE) y más recientemente Azure Arc. Por su lado, Amazon Web Services ha diseñado concienzudamente – y la ha materializado este miércoles – en colaboración con VMware su propuesta Outposts [racks de servidores y cabinas de almacenamiento de AWS residentes on-premise para conectar fácilmente con su servicio cloud] haciendo valer la idea de que el datacenter local puede funcionar como extensión y no una mera sincronización de las dos infraestructuras. En un carril paralelo, Google ha presentado Anthos, que a falta de más concreción suena parecido pero tiene como socios a HPE, Dell y Lenovo, entre otros.
Entre las empresas de infraestructura que no poseen nube propia, VMware aparece en todas las salsas, gracias a sus acuerdos de geometría variable con AWS, Azure, Google, IBM y Oracle, amén de su proyecto Dimension que integra dentro de un datacenter convencional las funciones de VMware Cloud. Mientras todo esto germina, HPE no renuncia a jugar en varios tableros, pero defiende su plataforma como “la única alternativa frente a la proliferación de jardines vallados”.