Cada día es más evidente el dominio chino sobre el mercado mundial de smartphones. Ante todo, por el tamaño de su mercado, que representa el 31% del total mundial. O sea: uno de cada tres se venden en China. Esta connotación geográfica (previsible) tiene una traducción económica notoria: las marcas chinas representan, probablemente, casi el 60% de las unidades despachadas globalmente. La proporción es más alta aún si uno se pregunta dónde se han fabricado la mayoría de los 362,9 millones de unidades despachadas en el trimestre.
Según los informes de IDC, el crecimiento del mercado mundial ha sido anémico, de apenas el 1,0%, pero el mercado chino creció un 5,8% . Por su parte, Strategy Analytics eleva el porcentaje al 15% [de 105 a 121 millones, según sus cálculos] mientras el global habría crecido un 6%. Las discrepancias entre las fuentes son habituales, así que lo mejor es fijarse en las tendencias. Y, como es sabido, este blog tiene por costumbre seguir la línea de IDC, aunque sólo fuera por mantener la coherencia de las series históricas.
En ese contexto, las posiciones de Apple y Samsung son delicadas. La primera, porque en el ranking mundial tiene el 12,5% del total, pero en China sólo el 7,1% y sus despachos en el trimestre han sufrido una caída del 34%. No obstante, Tim Cook ha arriesgado su buen juicio predictivo al afirmar que en el cuarto trimestre China hará una gran aportación a las ventas de sus nuevos iPhones. En el tercer trimestre, Apple ha retrocedido un 5,3% en China, por eso sorprende la confianza de su CEO.
Por su parte, Samsung ni siquiera figura ya entre las cinco primeras marcas del mercado chino, pese a lo cual conserva el liderazgo del mercado mundial [72,5 millones de unidades, 20% del total]. No ha pasado tiempo suficiente para saber si el fiasco del Galaxy Note 7 tendrá impacto duradero sobre las ventas de Samsung en el mercado chino, aunque es obvio que las locales se han lanzado al asalto de inmediato. La marca coreana, entretanto, ha descendido otro 13,5% en el mercado mundial, pero conserva una cómoda ventaja sobre Apple; la medida del peligro que corre la dan los tres mercados más poblados: China, Estados Unidos e India (donde ha cedido posiciones a las marcas locales y a las chinas).
Bien. Estábamos en que las marcas chinas arrasan, pero hay que matizar. Según Strategy Analytics, Huawei sigue siendo líder de ese mercado [18 millones de unidades, 15% de cuota] pero pierde terreno ante sus rivales Oppo y Vivo. Neil Mawston, director de esta consultora, vaticina que Oppo pasará al primer puesto en uno o dos trimestres. Mientras, Xiaohan Tay, analista de IDC, da por hecho el sorpasso: en su ranking, la primera posición la ocupa Oppo (17,5%) seguida por vivo y Huawei. Dos circunstancias llaman la atención: 1) la decadencia de Xiaomi, que ha pasado de ser aclamada por los medios a una brusca caída a la cuarta posición y 2) Lenovo, también china, no aparece entre las cinco primeras marcas de su país.
El analista Tay ofrece un esquema de las tres fases sucesivas de desarrollo del mercado chino. «La primera (antes de 2014) estaba muy determinada por los operadores: Samsung y Lenovo lideraban el mercado gracias a las subvenciones de aquellos. En la segunda fase (2014-2015), el boom chino del comercio electrónico benefició a Xiaomi, que rompió el mercado con sus campañas relámpago de venta online, provocando la emulación de las otras marcas locales [lectura implícita: descolocando a Apple, que se habría confiado a sus tiendas en las grandes ciudades]. En 2016, la tercera fase, la venta online se ha estabilizado, pero Oppo y Vivo han acertado con la apertura de tiendas en ciudades de tercer y cuarto rango». La apuesta de Huawei consiste en privilegiar sus modelos P8 y P9 poniendo de relieve sus cualidades para competir con los modelos premium de Samsung y Apple; Linda Sui, analista de Strategy Analytics, cree que es una apuesta ganadora.
En la retahila de marcas chinas que aún no hemos visto en Occidente – pero ya asoman como patrocinadoras de figuras del deporte – hay dos (Oppo y Vivo) a las que les basta con lo que venden en su país para entrar en la tabla mundial. Xiaomi podría volver a un primer plano. Otra, como LeEco, podría colarse en el quinteto de cabeza desalojando a Apple después de haber derrumbado la posición que Samsung supo tener en la gama media.
En su seguimiento periódico del mercado mundial de smartphones, IDC pasa de puntillas sobre el hecho de que Apple, con dos modelos nuevos en el mercado, bajara sus despachos un 5,3% [de 48 a 45,5 millones de unidades], circunstancia que Strategy Analytics atribuye a la «fatiga» de los consumidores fieles a la marca. Anthoy Scarsella, otro analista de IDC, hace mención explícita del caso Galaxy Note 7 al sugerir que ninguna marca está realmente a salvo de un desastre motivado por la carrera de innovaciones con riesgo de sus procesos de fabricación. «No sólo Samsung, sino todos los vendedores – escribe Scarsella – tendrán que invertir tiempo y dinero a evitar experiencias que [buscando diferenciarse de la competencia] ponen a prueba la calidad de sus productos».
Sigue en el aire la sospecha de que no todo el problema del Galaxy Note radicaba en la batería: si así fuera, habría bastado con sustituirla o, como intentó Samsung en primera instancia, hacer cambios en la carga, un esfuerzo que resultó baldío obligando a la retirada del mercado. Mawston, de Strategy Analytics, opina que la marca coreana puede rehacerse del contratiempo gracias a la buena imagen de sus Galaxy S7 y S7 Edge, en los que va a acentuar sus esfuerzos de marketing en el cuarto trimestre.