Oficialmente, Cisco no ha dicho una palabra, pero la noticia tiene toda la pinta de ser fiable. Según The Information – me gusta porque responde a su nombre – la compañía californiana se habría resignado a lo inevitable: vender software de networking que funcione con hardware que no sea de su marca. A ese efecto, sus equipos de ingeniería estarían trabajando en una versión de su sistema operativo supuestamente llamada Lindt [sí, como el chocolate] que podría ejecutarse en switches fabricados con chips de terceros, más baratos.
La fuente de Kevin McLaughlin, firmante de la primicia, parece ser un vicepresidente de ingeniería de Cisco, quien habría apostillado «estamos decididos a transformar nuestra capacidad tecnológica y nuestro modelo de negocio para satisfacer mejor las necesidades de los clientes».
Para cualquiera que venda dispositivos de networking, la disociación entre hardware y software es un riesgo de perder ingresos por la defección de clientes seducidos por la ´comoditización`. La tendencia ha sido inducida por iniciativa de Facebook, Google y Microsoft, que compran ingentes cantidades de hardware fabricado en Asia para las infraestructuras de sus servicios cloud. En cierto modo, la propia Cisco ha dado alas al movimiento forzada a declararse una software company: en 2015, planteó un nuevo modelo de licencia de software de networking en régimen de suscripción, si bien condicionado a que el hardware fuera de Cisco. Ahora parece dispuesta a eliminar esa condición.
Tras conocerse los resultados trimestrales de Cisco, sus acciones subieron a la cotización máxima en 16 años, pese a la caída del 3% en los ingresos y a unos beneficios planos. Aparentemente, los inversores premiaron el esfuerzo de diversificación de la compañía, en un voto de confianza a la estrategia del CEO de la compañía, Chuck Robbins, pese a tener una zona de sombra. Confianza aparte, los números indican que el negocio de switching declinó un 5% y el de routing un 10% y que, sumados, ambos aportaron 4.900 millones de dólares, lo que es todavía un 42% del total.
Es imposible ignorar que tras esta evolución, negativa para el liderazgo de que Cisco ha gozado durante décadas, se encuentra el fenómeno de la nube. Estima IDC que el gasto en infraestructuras cloud aumentará un 25% en 2017 y mantendrá ese ritmo – siete veces superior al resto de la industria TI – durante al menos otros tres años.
A Cisco le crecen los rivales en la carrera hacia el predominio del software sobre el hardware. El que está de moda es Arista Networks, cuyo software permite a los centros de datos equiparse con sistemas de marca blanca «cada uno de su padre y de su madre». El sistema operativo de Arista se llama EOS y ha hecho posible que la compañía ganase en un año casi dos puntos porcentuales de cuota de mercado [aunque demasiado lejos para amenazar el primer puesto de Cisco].
Viene a cuento hablar de Arista por varias razones. La primera es que sus ingresos crecieron un 35% en 2016. Segundo: tiene bien atado una alianza con Hewlett-Packard Enterprise, que potencialmente podría hacer mucho daño a Cisco. Es más, durante meses se mencionó la posibilidad de que HPE presentara una oferta por Arista. Pero esta, con una capitalización en bolsa de 9.500 millones y ese ritmo de crecimiento, es todo un bocado.
Arista tiene como CEO a Jayshree Ullal, una veterana ejecutiva de Cisco que arrastró tras de sí a ingenieros que estaban a sus órdenes. Esta circunstancia ha añadido picante al duelo que las dos empresas libran en los tribunales de California. En diciembre, un jurado reconoció las similitudes entre ciertos componentes de EOS y la propiedad intelectual de Cisco, pero a la vez denegó la indemnización solicitada de 335 millones de dólares [y, por consiguiente, el derecho a cobrar por licenciara]. El asunto no está cerrado, porque Cisco ha recurrido la sentencia señalando su incoherencia.
Recientemente, Arista ha presentado una versión ´containerizada` (sic) de EOS para que este software pueda funcionar en hardware de red de marca blanca. Sumariamente: un contenedor es una técnica de partición de aplicaciones que permite ejecutarlas en servidores con más flexibilidad que la que puede ofrecer una máquina virtual. El anuncio de Arista implica que su propio software se podrá ejecutar en cualquier datacenter diseñado para trabajar con contenedores.
En principio, Arista dice no poner grandes expectativas en esta versión de EOS: sólo unos pocos pero grandes proveedores de servicios cloud podrían interesarse en la novedad. Según un informe reciente de Gartner, «lo que vemos en el mercado nos indica que las propuestas de separación entre software y hardware de switching sólo despiertan interés entre ciertos operadores de infraestructuras cloud«. Estos, normalmente, son clientes de Cisco o se las apañan solos [el caso de Facebook] diseñando su propio hardware y encargando su fabricación.
Se puede presumir que el sistema operativo en ciernes de Cisco [Lindt] seguiría el mismo camino de Arista. Es probable que la compañía tenga ya calculado que el sacrificio de ingresos (y de ganancias) consecuencia de vender menos hardware, valdría la pena si consigue frenar la tentación de clientes – proveedores de servicios y centros de datos corporativos – que necesita retener a toda costa.