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  30/01/2017

30Ene

Pudo haber sido la primera salida a bolsa de una startup tecnológica en el 2017, buena ocasión para averiguar si el mito de los ´unicornios´ sigue vigente. Pero, 24 horas antes, se interpuso el acuerdo por el que Cisco acepta pagar 3.700 millones de dólares por AppDynamics, a la que en su última ronda de financiación se atribuía un valor (hipotético) de 1.900 millones.

Suele decirse que las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas. En este caso, el brusco giro sugiere la existencia de más de un candidato, y el CEO de Cisco, Chuck Robbins, no quiso que la presa se le escapara. La precipitación no explica qué méritos tiene AppDynamics para duplicar el precio estimado por sus inversores y justificar un múltiplo de 18 veces la facturación del año pasado. Lo que me lleva al interesante ejercicio de preguntarse por las razones que animan a Cisco, más allá de su habitual bulimia compradora.

La primera reacción de los analistas ha sido de perplejidad. Han visto que New Relic, competidor directo y de tamaño similar al de AppDynamics, llevaba dos años vegetando en la bolsa desde su OPV de diciembre de 2014, hasta que la noticia protagonizado por su rival ha hecho que subiera un 14% en un día. Se me ocurren tres preguntas que intentaré responder: 1) ¿vale AppDynamics el precio pactado?, 2) ¿cómo encaja la compra en la estrategia de Cisco?, y 3) ¿dice algo el episodio acerca del estado del mercado?

Permitanme presumir de que este blog visitó AppDynamics en 2014. Su especialidad es ese nicho de mercado que es conocido por la sigla APM [Application Perfomance Monitoring], que analiza el rendimiento ´de extremo a extremo` de las aplicaciones. Además de New Relic, compite con Dynatrace (segregada de Compuware), aunque hay en el mercado otras herramientas más o menos adyacentes.

Promemoria: AppDynamics fue fundada en 2008 por Jyoti Bansal y desde entonces ha sido respaldado por cuatro fondos de inversión que, en septiembre de 2015, ficharon como CEO a David Wadhwani [ex Adobe] con la encomienda de preparar una salida a bolsa.

En los nueve primeros meses de 2016, AppDynamics ingresó 158 millones de dólares [un 54% de incremento] y perdió 95 millones [3% más], lo que permite suponer que al cierre del año habrá facturado algo más de 200 millones y perdido algo más de 100 millones. En el mejor de los casos, es una de esas innumerables compañías de software que crecen con rapidez porque se dan las condiciones para ello, pero no destacan por su disciplina financiera.

En estas condiciones, no hay duda de que la prima aceptada por Cisco es excesiva. Sus razones tendrá para asumirla y, ante todo, dispone de una liquidez de 71.000 millones de dólares que hace digerible casi cualquier múltiplo. Desde que Chuck Robbins asumió el mando en Cisco, a mediados de 2015, ha hecho una decena de adquisiciones; esta ha sido la más cara, y equivale a casi tanto como lo pagado por las otras nueve.

O sea que AppDynamics aporta a Cisco algo que esta considera valioso. Hasta ahora, Cisco ofrece a sus clientes una monitorización sistemática del estado de sus redes y de los accesos; ahora puede añadir la capacidad de hacer lo mismo con las aplicaciones. Hilton Romanski, chief strategy officer de Cisco lo ha resumido así: «en un mundo multicloud, nuestra capacidad de mantener la calidad de servicio podría no ser visible para los clientes si carecemos de un instrumento para medir el rendimiento de las aplicaciones».

En arquitecturas híbridas, un número cada vez mayor de aplicaciones se ejecuta en distintas plataformas, ya se trate de un datacenter propio o un proveedor de servicio. Con frecuencia, esas aplicaciones están automáticamente en contacto con el destinatario final, sin que los administradores de sistemas lleguen a percibir a tiempo sus fallos de rendimiento para adoptar medidas correctivas. En este contexto, las herramientas de APM, que en entornos estáticos eran más o menos anecdóticas, adquieren importancia vital.

Tan onerosa adquisición pone de manifiesto que la prioridad estratégica de Robbins es dar un giro a la empresa poniendo en primer plano líneas de negocio como seguridad, colaboración e Internet de las Cosas. La experiencia de Cisco con lo que Romanski llama «el mundo multicloud» está en revisión, tras el efímero apostolado de Zorawar Biri Singh.

Se ha anunciado discretamente que a finales del próximo marzo, Cisco dejará de dar soporte a Intercloud Fabric, una ambiciosa iniciativa de 2014 que buscaba ofrecer servicios de infraestructura cloud prestados por partners con centros de datos alrededor del mundo; el fundamento de esta estrategia era OpenStack, para federar nubes de terceros con las que construir servicios híbridos.

Por razones que ahora no vienen al caso, esa estrategia no llegó a coger altura, pero no por ello Cisco renuncia a su catálogo de productos para que sus clientes y partners puedan montar sus nubes privadas; asimismo, mantiene aparentemente con vida la oferta de ´cloud privada gestionada` fruto de la compra de Metacloud a mediados de 2014. La incorporación de AppDynamics confirmaría que, aunque redimensionada, persiste la voluntad de estar activa en los entornos cloud.

Comoquiera que AppDynamics ha abortado a última hora su salida a bolsa, queda la duda de qué hubiera pasado en caso de concretarla. Probablemente habría sido una más entre las startups de nicho que, tras despertar interés durante un tiempo y gozar de altas valoraciones privadas, acaban perdiendo relevancia cuando salen a bolsa. Lo que no quiere decir que fracasen: son operaciones diseñadas de tal manera que los fundadores e inversores, así como algunos empleados de primera hora, protejen su pellizco. Así es como le han cogido el gusto al juego de inflar valoraciones que no siempre son sostenibles.

Esto parece haber llegado a un punto de inflexión. En 2016, sólo 20 startups tecnológicas salieron a bolsa, la cifra más baja desde 2009. No porque dejaran de aflorar en el paisaje, sino porque los gestores de fondos han comprendido que no siempre la bolsa es el mejor desenlace. Hay empresas tradicionales, con buenas alforjas, que están ansiosas por mostrar a sus accionistas que son capaces de rejuvencer; la cura de moda consiste en la ingesta de vísceras de ´unicornio`.


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