30/07/2013

30Ago

Circula estos días una polémica, previsible en gente que cree necesario (o conveniente a sus intereses) tomar partido por Apple o por Google en cuanto terreno se enfrentan estas marcas rivales. En su versión actual, la polémica gira en torno a las virtudes, y en su caso carencias, de Chromecast comparadas con las de AirPlay. Los dos son dispositivos para streaming y, por tanto, rivalizan como opciones para quienes sueñan con llevar la televisión en el bolsillo. El primero tiene apariencia externa de dongle, y apenas se han publicado pruebas reales porque Google lo ha presentado hace unos días, por lo que se ha puesto el acento en su precio, 35 dólares en Estados Unidos (suponemos que, según la práctica habitual, será de 35 euros en Europa), que sin duda será un gancho pero no una garantía de uso real. Del otro, lo menos que puede decirse es que está en el mercado desde hace tres años sin haber conseguido el éxito esperado.

Como en este blog no se comparan productos, voy a limitarme a señalar lo que ambas propuestas tienen en común: asegurar a sus respectivas marcas un asiento de primera fila en el llamado futuro de la televisión, ya sea como alternativa o como complemento de la Smart TV que predica la industria especializada. Hablando claro, a esto se reducen las opciones: incorporar la capacidad de interacción en el televisor o bien utilizar un dispositivo externo conectado, se trate de un bluray, un set-top-box, una consola o los que, cada uno por su lado, promueven los protagonistas de esta batalla de una guerra que tendrá otros invitados (Microsoft y Amazon, con seguridad, tal vez Samsung y Sony).

Escribidores alineados con Apple sostienen que Chromecast es poco más que un dispositivo HDMI subordinado a YouTube, mientras que la marca de su preferencia tiene acuerdos con grandes proveedores de contenidos. Tienen parte de razón, si se omite que está en la rampa de lanzamiento, y que para Google es sólo un paso adelante en un camino que Apple abrió hace tres años y por el que, seamos claros, no ha avanzado mucho. Otro bando, los blogueros adictos a Google, replican con no menos razón que Chromecast presenta la flexibilidad de ser compatible con contenidos ´enviados` por cualquier dispositivo Android o iOS; a diferencia de AirPlay, que sólo funciona en el entorno cerrado de Apple.

Personalmente, me interesa mucho más un aspecto de esta polémica: ¿habrá pluralidad de plataformas versátiles y compatibles o prevalecerán los dispositivos dedicados?


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