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  2/07/2012

2Jul

Un economista español que profesa en la London School of Economics, solía escribir unos artíiculos cuyo eje era la necesidad de lo que él (y otros de su oficio) llaman “reformas estructurales” para la economía española. Ahora que ya tenemos una reforma laboral a la medida de ese respetable punto de vista, observamos que España está a la cola de la UE en muchas cosas, pero está en cabeza por su desempleo, por el número de despidos de los últimos meses y por las bajadas salariales (una cosa trae la otra). Nuestro economista polígrafo ha cambiado de tema: ayer mismo publicaba un texto sobre otra falacia, la llamada “marca España”, según él en declive.

Es opinión extendida entre los economistas que la reforma laboral equivale a una forma de devaluación interna. Me explico: un país de la eurozona no puede alterar unilateralmente el valor de su moneda, pero sí puede elevar su competitividad rebajando los precios relativos de los bienes y servicios que produce internamente. En teorìa, así ganaría mercados para sus exportaciones, al menos hasta que otro competidor le siga en el juego. Obviamente, entre los precios relativos que se pueden rebajar, está el de la fuerza laboral. Cualquier medida que pretendiera tocar los precios de una mercancía o un servicio, sería una violación de las reglas del mercado; en cambio, mediante una reforma legal se puede restringir esas otras anomalías del mercado que son la negociación colectiva y la protección del empleo.

Que nadie tema: no estoy haciendo un alegato off-topic; sólo pretendo combinar dos noticias que me han remitido los lectores. Una: según un estudio de Altran, el sector de servicios de tecnología ha perdido el año pasado 76.000 empleos. Dos: según me cuenta Daniel R, una organización llamada ValueShore presentó en Londres otro informe, según el cual las consultoras españolas de TI están en mejores condiciones para vender outsourcing a sus clientes de Reino Unido. Me detendré en esta última argumentación: 1) España está cerca; 2) tiene personal cualificado; 3) sus costes son nuevamente competitivos, y 4) los vínculos con América Latina permiten “desplazar las tareas rutinarias y repetitivas, permitiendo que desde España se ofrezcan servicios robustos y flexibles de outsourcing, optimizados según las necesidades de los clientes”. ¿O sea que volvemos al denostado body shoping? ¿No habíamos quedado en que esta era una característico de la “marca India”?


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