Durante años, se han sucedido pruebas piloto de pago móvil en España, pero a pesar de su aparente éxito, algo ha faltado en la definición de un modelo de negocio que convenciera a todas las partes implicadas: bancos, entidades de tarjetas y operadores parecían estar de acuerdo; el comercio – según las rituales notas de prensa – reaccionaba positivamente, y por su lado los consumidores estaban encantados con las ventajas que se les ofrecían. Pero el servicio no ha acabado de despegar como tal. Por fin, Vodafone ha tomado la iniciativa de explotar la veta de la billetera móvil, también llamada mWallet.
El nombre elegido para el servicio en Europa es SmartPass, y acaba de lanzarse primero en España en asociación con Visa. Gradualmente se extenderá a otros mercados europeos: Alemania en diciembre, Holanda e Italia después, servirán de rodaje para que el lanzamiento en el más difícil, Reino Unido. Las acusaciones recíprocas entre los tres operadores que promovieron de prisa el pago móvil con motivo de los JJOO dejaron muy mal recuerdo.
Hay otras propuestas que se disputan el protagonismo del mWallet, entre las que no falta la de Google. Frente al escepticismo que interesadamente se ha difundido para poner en cuestión la viabilidad de la tecnología NFC, esta es la base del servicio de Vodafone, por considerar que es ´la plataforma estándar e idónea`. Funciona con los últimos smartphones de Samsung, Sony y HTC, en la confianza de que los fabricantes generalizarán la implantación del chip en sus futuros modelos. En lugar de esperar que los fabricantes den ese paso – una de las razones a las que se atribuye el retraso de la adopción sería que hasta ahora los fabricantes se habían comprometido más de palabra que en los hechos – Vodafone ha licenciado una tecnología que consiste en dotar de una etiqueta interactiva a los terminales que carezcan del chip NFC.
La gama de prestaciones de SmartPass es amplia, reflejo de un modelo de negocio que busca incorporar más partners a un servicio que todavía no ha anunciado qué bancos se adhieren. No se trata – insisten en Vodafone – de sustituir a la tarjeta de plástico, puesto que Visa contribuye al esquema con más de 1,2 millones de tarjetas contactless que sólo requieren una adaptación por software.
Llama la atención el por qué Europa, con su enorme parque de smartphones, y su ´bancarización` prácticamente universal, ha tardado tanto en implantar un servicio de mWallet, pese a que a priori sólo tendría ventajas. La explicación parece estar en la dificultad de conjugar las fuerzas e intereses de partes dispares. Por tanto, hay quien lo ve como una contradicción con la extensión que tiene en África – lo lanzó por primera vez Safaricom en Kenya en 2007 – el servicio M-Pesa. Ahora, Vodafone está preparando su lanzamiento en India, y con ese fin ha fichado a quien muchos consideran como ´el padre´ del pago móvil, Michael Joseph, antiguo director ejecutivo de Safaricom.
No hay tal contradicción: el éxito de M-Pesa es inversamente proporcional al número de oficinas bancarias en esos países. En los mercados maduros donde existen – Japón y Corea, por ejemplo – los servicios de pago móvil son más sofisticados pero tardan mucho tiempo en asentarse y en alcanzar una rentabilidad que se resiste. En cambio, los mercados emergentes, en los que prima la transferencia de pequeñas sumas de dinero, tienen una intensidad de uso que se explica porque en la práctica son el sistema bancario más extendido. En India, por ejemplo, hay 700 millones de personas que no tienen cuenta en un banco, pero entre ellos hay 230 millones que sí tienen móvil. Espero volver pronto sobre el tema.