Normalmente, estos comentarios –que en casa llamamos epístolas – tratan algún asunto distinto al del post del día. Procuro, por lo general, darle un enfoque más personal y, si soy capaz, desenfadado. Contra la costumbre, hay un nombre que vincula ambas piezas de hoy: Mike Lynch, el inglés que fundó Autonomy en 2005 y el año pasado la vendió a HP por más de 10.000 millones de dólares.
La noticia es que Lynch se va de HP, en circunstancias no aclaradas. Antes, se ha ido el 20% de los que llegaron con él. Es natural que un empresario se aleje de su criatura tras venderla a otra empresa más grande. Y es tan natural como que Lynch ganó personalmente 800 millones de dólares con la transacción. Parece que se produjo lo que el tópico suele llamar un choque de culturas. Cuando HP compró Autonomy, al mando de la primera estaba Leo Apotheker, convencido de que la compañía debería vertebrarse en torno al software (antes, había comprado Vertica, también especializada en business analytics). El problema es que Meg Whitman, su sucesora, no tiene la misma idea del futuro.
Hay otro elemento con el que se debería contar. Mike Lynch no es un producto estereotipado de una escuela de negocios, sino un matemático doctorado por Cambridge y condecorado por Isabel II. Su tesis doctoral versó sobre Thomas Bayes, un matemático del siglo XVII que durante toda su vida buscó una fórmula que demostrara la existencia de Dios. Un tipo como Lynch (47) no se iba a quedar sentado esperando que Whitman le encontrara mejor destino dentro de la compañía. Los periodistas se preguntan qué planes tiene en mente.