Ya he escrito aquí que el Mobile World Congress 2012 sería más un registro de tendencias que una feria de gadgets (que también, claro). Lamento repetirme, pero el anuncio, ayer en Barcelona, de un acuerdo entre Telefónica Digital y la Fundación Mozilla puede entenderse como reflejo de una tendencia subyacente. El acuerdo –que para tener perspectivas reales necesitaría otros operadores a bordo – contempla la creación de una nueva arquitectura de dispositivos móviles residente en la Web, que “habilitaría aplicaciones HTML5 con acceso absoluto a interfaces de programación de aplicaciones básicas de teléfono”.
Puesto en lenguaje llano, la frase implicaría rebajar una de las barreras de entrada que limitan la extensión hacia abajo de los smartphones. Sólo con dispositivos inteligentes pero baratos se puede atraer a esa mayoría de la población mundial que no tiene un smartphone ni cree necesitarlo. En la noticia creo entrever otra intención, concurrente con la anterior: impulsar resueltamente un tercer ´ecosistema´.
El duopolio que ejercen Apple y Google despierta más recelos que entusiasmo. Es normal la incomodidad de los operadores con Apple, atados como están por contratos que marcan un alto nivel de subvenciones. Pero varios fabricantes de primera línea que adhieren a Android no se recatan en reconocer su fastidio con el creciente control de Google. Para los operadores, el problema es diferente: quién factura las aplicaciones que descargan y usan sus clientes, y que contribuyen a saturar sus redes. La verdad es que distintas variantes de Linux no han cuajado en el mercado, y poca gente se dice convencida de que Windows Phone pueda consolidarse como alternativa (Nokia no se bastaría por sí sola) y así romper el duopolio.